martes, 27 de septiembre de 2011

BENEDICTO XVI : DE MADRID A BERLÍN



"Dejo España contento y agradecido a todos" ha dicho Benedicto XVI al despedirse en el aeropuerto de Barajas antes de regresar a Roma. En los días siguientes y en varias  intervenciones suyas no ha ahorrado adjetivos entusiastas para esa gran fiesta de la fe en Madrid, que califica de "días extraordinarios", "formidable experiencia de fraternidad", o "una auténtica cascada de luz". Y es que "entusiasmo" ha sido su palabra más repetida al referirse a estas jornadas memorables. Pero siendo mucho, ¿ese entusiasmo del Papa es todo lo que deja la JMJ?

Balance de esta Jornada Mundial
Continúa la vibración de fe producida por esa Jornada Mundial de la Juventud 2011 celebrada en Madrid, y conocemos algunos datos significativos sobre su eficacia. El 81 por ciento de los peregrinos reconoce haber reforzado su relación con Dios y el 77 dice conocer mejor la Iglesia. El 55 por ciento manifiesta que ahora ha clarificado su vocación y el 60 de los jóvenes extranjeros ha mejorado su imagen de España. Califican la atención recibida por la JMJ y el conjunto de los madrileños como muy buena, con un 8,9 sobre 10. Como es sabido, han  participado un millón y medio largo de personas; se inscribieron 500 mil jóvenes, trabajaron 30 mil voluntarios y más de 5 mil sacerdotes. Abonaron entre 50 y 100 euros cada uno, también para ayudar a jóvenes de otros países.

Madrid ha registrado una ocupación hotelera del 90 por ciento, superando el 60 por ciento de otros años por estas fechas. Se administraron 3 millones de comidas o cenas en restaurantes y cafeterías contratadas, dejando un beneficio para el sector de 22 millones de euros. Los excedentes materiales después de la JMJ son repartidos entre países menos desarrollados o en instituciones benéficas. ¿Quién da más con menos costo? Esto no es la ruleta movida por el azar, sino la fe de millones de personas que creen en Jesucristo,  procuran amar al prójimo, y se esfuerzan por llenar el mundo de esperanza.


Sorprendente tormenta
La tormenta puso a prueba la alegría de los participantes en la Vigilia de Cuatro Vientos. Se cumplió con naturalidad aquel dicho de "a mal tiempo buena cara". Fue un buen rato de molestias para todos, empezando por un anciano joven de 84 años, como para significar que hay cruces pequeñas como esa y otras más grandes como la que ha presidido la Vigilia. Pues es bien significativo que los jóvenes de todo el mundo se van turnando desde hace veinticinco años, Jornada tras Jornada, para llevarla sobre sus hombros y levantarla en pie. Y conecta con la gallardía de los legionarios en el paseo de Recoletos al llevar a su Cristo de la Buena Muerte, algo que ha impresionado a los más fríos, despertando la sospecha de que va ser verdad que Jesucristo ha muerto por nosotros, de que la fe no es un consuelo para la tercera edad, y de que Dios nos ama.

Las condiciones que se dieron en la Vigilia no disminuyeron el entusiasmo sacrificado de los participantes pero dan motivo para pensar, pues ese sábado fue el día más caluroso de todo el verano, y Cuatro Vientos el punto más caliente de la Comunidad de Madrid; en ese aeródromo se registraron las rachas de viento más fuertes conocidas en muchas años. Y no se explica por qué sólo volaron varias carpas para la adoración eucarística mientras quedaban intactas las destinadas a restauración o discapacitados.

Experiencia de la Iglesia universal
La multitud de jóvenes que se han movido en esta Jornada es verdaderamente mundial pues representan a cien países de los cinco continentes y a todas las razas humanas. Ante esta evidencia ya no hace falta demostrar que la Iglesia es católica o universal. Aunque sea fuerte la presión del secularismo, resulta que se puede creer en Jesucristo, en la Eucaristía y en Dios desde culturas tan distintas como las que conforman el occidente del neopaganismo, el oriente no cristiano, y el animismo africano. Estos días pasados Madrid se ha convertido en una Babel de lenguas que se comunican con facilidad porque hay un sustrato de participación en la misma fiesta de la fe. Los saludos, las ayudas y el compañerismo han formado un entramado social en el que cabe todo lo noble, y hasta es posible comprenderse y quererse.

Al regresar a sus países, estos jóvenes de la JMJ no se encontrarán tan aislados y participarán en sus comunidades para encontrar lo que buscan y vibrar con los grandes ideales de la fe comprometida. Gracias a las nuevas tecnologías siguen en contacto transmitiendo vivencias y participando en los grandes proyectos para la nueva evangelización del tercer milenio. Tiene razón el Papa cuando en su homilía de la Misa nos dice que "No se puede seguir a Jesús en solitario".

Nuevo viaje a Alemania
Ante la proximidad de su viaje a Alemania, el Papa grabó recientemente en Castel Gandolfo una intervención dirigida a sus compatriotas, donde ha manifestado su alegría por estar en Berlín, donde tendrá varios encuentros y la Misa que celebrará en el estadio olímpico. También visitará Erfurt, Eichsfeld, Friburgo donde celebrará una vigilia con los jóvenes y la Misa para clausurar el viaje.

Benedicto XVI recuerda que "Todo esto no es turismo religioso, y todavía menos un show. De lo que se trata, lo dice el lema de estos días: Donde está Dios, ahí hay futuro. Debería tratarse del hecho de que Dios vuelva a nuestro horizonte, este Dios tan a menudo totalmente ausente, a quien sin embargo necesitamos tanto". Sin duda, será un éxito de la gracia como lo ha sido la JMJ celebrada en Madrid.


Jesús Ortiz López
Doctor en Derecho Canónico