miércoles, 26 de diciembre de 2012

Animales y ángeles en el belén


«No hay mal que por bien no venga» reza el dicho popular, recogiendo una sabiduría de siglos.
            Se puede aplicar el mal al belén que se ha montado suponiendo que el Papa Benedicto XVI ha rechazado que el buey y la mula estén junto al pesebre en la cueva de Belén de Judá. En cambio, el bien que ha venido es la necesidad de leer el evangelio de Lucas con ojos atentos que sacuden el polvo de la rutina por oír muchas veces el relato evangélico del nacimiento de Jesús. Porque muchos apenas han leído los cuatro relatos evangélicos que refieren con verdad las palabras y hechos de Jesucristo, «para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre», según consta en el relato de Juan.

Meditar el Evangelio
            Es el mismo apóstol que ha sido testigo directo de la vida de Jesucristo, al menos durante los tres años decisivos como Mesías esperado y Redentor de todos los hombres. Y escribe: «Hay, además, otras muchas cosas que hizo Jesús y que, si se escribieran una por una, pienso que ni aun el mundo podría contener los libros que se tendrían que escribir», concluyendo de este modo su relato inspirado.

            Las reflexiones de J.Ratzinger, ahora Benedicto XVI, escritas en el libro La infancia de Jesús”, invitan pues a profundizar en el relato del nacimiento de Jesús. Dice que el evangelio no habla de animales junto al pesebre, aunque «la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna». Siguiendo a otros estudiosos, J.Ratzinger, relaciona un texto de Isaías 1,3 «el buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende», y otro del profeta Habacub 3,2 «en medio de dos seres vivientes… serás conocido», con un tercero de Éxodo 25,18-20 diciendo que  el Arca de la Alianza estaba acompañada por «dos querubines que indican y esconden a la vez la misteriosa presencia de Dios». Por ello es fácil ver en el pesebre acompañado de dos vivientes -serían la mula y el buey- la nueva Arca de la Alianza, que contiene al Dios-con-nosotros, ese Niño divino oculto en su humanidad y arropado por los brazos de la Virgen María más que por los pañales.

            Es decir, parece que el relato lucano manifiesta y oculta a la vez que en la gruta de Belén nace en verdad Dios. Constituye una llamada para que los hombres, sobre todo los cristianos, profundicen en la fe recibida sin caer en la superficialidad pasmada.

Un belén napolitano
            En la sede actual de Ayuntamiento de Madrid se expone estas semanas de Navidad un valioso belén napolitano con más de seiscientas figuras, que arropa al Niño mostrando también la vida cotidiana de una población del reino de Nápoles en el siglo XVIII: el mercado, los oficios, los juegos, las casas populares, los palacetes, las clases sociales, etc. Todos desfilan para agasajar al Niño Jesús en brazos de la Virgen al abrigo de unas ruinas acogedoras.

            Los animales son parte del paisaje del belén napolitano, como no podía ser de otro modo. Y el espectador contempla encantado las muchas ovejas y carneros cerca y lejos de las ruinas; pichones que se le ofrecen al Niño, junto a gallinas y pavos; hay cerditos y lechones; becerros y toritos; búfalos y borricos; perros galgos y podencos; conejitos y tortugas. Y no podía faltar la presencia de camellos con vistosos regalos, caballos de fina estampa, y también borricos serviciales o algún pacífico buey.

            Observamos una particularidad intencionada de los artistas escultores: todos esos animales tienen “cara de buenas personas”, miran con ojos alegres, y esbozan una sonrisa casi humana de complacencia porque  «un niño nos ha nacido un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre: Maravilla de Consejero, Dios fuerte, Padre de eternidad, Príncipe de la paz» (Isaías 9,5). Por tanto, la mula y el buey, acompañados por docenas de animales quieren acompañar al Niño, dando lo mejor de sí mismos y esforzándose por acercarse a la Sagrada Familia estando “limpios de polvo y paja”. Es una idea también válida para los hombres.

            En este belén napolitano sorprende además que haya más ángeles que animales, docenas de elegantes enviados de Dios que vienen de lejos y revolotean junto al portal mientras cantan «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad». Al final, la piedad popular y la fe bien formada acaban felices junto al Niño Dios nacido en Belén.

Jesús Ortiz López 

http://www.almudi.org/Noticias/tabid/474/ID/1634/Animales-y-angeles-en-el-belen.aspx

martes, 18 de diciembre de 2012

Avancemos con la nueva Ley de Educación



El ministro Wert está en el ojo del huracán de quienes pretenden frenar la futura ley de educación, que intenta salir del pozo en que ha caído España en cuanto a calidad de la enseñanza y fracaso escolar.

Adoctrinamiento de socialistas y nacionalistas

Es sabido que el Gobierno popular ha aprobado el anteproyecto de la ley de calidad de la enseñanza (LOMCE) que llegará el Congreso en enero de 2013. Casi no quedan letras nuevas disponibles para designar el acrónimo, dado que hemos padecido ya siete leyes en poco más de treinta años: LGE, LOECE, LODE, LOGSE, LOPEG, LOCE y LOE.

Durante los largos años de gobiernos socialistas España ha llegado a la cola en el panorama educativo internacional debido a la fuerte carga ideológica introducida por los postulados de la autodenominada “izquierda social”. No faltan ahora quienes acusan al Ministro de Educación de hacer lo mismo, aunque una primera mirada a los objetivos puede deshacer la acusación. Con datos: España se sitúa en el puesto 28 (puntúa -0,08) y 14 por la cola. Ocupa el puesto 34 en matemáticas, 36 en ciencias, y 33 en lectura.

Los nacionalistas catalanes se suman ahora al socialismo ideológico endureciendo su acoso al ministro José Ignacio Wert con lindezas como hacer “terrorismo social”, y tildándole de talibán y franquista. Vale quizá aquel “piensa el ladrón que todos son de su condición”.  Les parece que la futura ley discrimina el catalán y ataca la inmersión . Habría que recordar a esos nacionalistas que cumple la constitución y la jurisprudencia, y demás la coordinación de lenguas oficiales es un punto pequeño en el conjunto de la nueva ley, sólo vital para quienes se han acostumbrado a mirarse el ombligo. “En el mundo hay mucha más realidad de lo que sueña su pequeña fantasía” le decía Hamlet a su amigo Horacio.

Hasta ahora se han retocado algunos puntos del anteproyectos, entre otros los referentes a la autonomía de los centros para impulsar asignaturas como Latín, Química o Música, y también sobre las evaluaciones al final de la ESO. Avanza algo para cumplir los acuerdos y la jurisprudencia sobre la clase de religión equiparable a las demás disciplinas fundamentales, al menos en la ESO aunque no en Bachillerato. Será clase de Religión o de Valores Culturales y Sociales, según la elección de los padres, desapareciendo la alternativa de recreo o estudio. Elemental derecho de los alumnos y de los padres a no verse injustamente discriminados por elegir clase de Religión.

¿Educación integral?

Sin embargo, se observa que el anteproyecto tiene una concepción economicista de la educación, para crear puestos de trabajo al vincular de entrada la educación con la competitividad y el nivel de prosperidad del país. ¿Pero hay algo más importante que el desarrollo de las personas en sus virtudes, valores, y conocimientos? Tendremos que superar el minimalismo de que los árboles no nos dejen ver el bosque.

En efecto, este anteproyecto no sintoniza mucho con el artículo 27 de la Constitución, cuanto establece que: “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”. La Carta Magna tiene una visión más amplia de la persona que la del pragmatismo economicista. Apañados estamos si con la nueva ley formamos sólo buenos trabajadores para levantar el país ¿Y quién les levanta a ellos como personas, con virtudes y valores, en el contexto de una antropología trascendente? Porque a la vista están los resultados de las ideologías reductivas del hombre en Europa y en el mundo entero. Tal como está el anteproyecto no tiene una concepción integral de la educación ni de la persona, sino que acepta la Religión y la Ética como equilibrio para no ir contra la Constitución , material o formalmente como hacían las leyes socialistas.

Aquí le duele más al laicismo bien conocido que siempre ha rechazado la concepción integral de la persona, la religión como concepción de la vida de la mayoría de las familias españolas, y la ética de los valores morales que caracterizan el comportamiento humano. Al desaparecer la Educación para la Ciudadanía, ampliamente rechazada por la sociedad, por los padres y por los alumnos,  los socialistas y los nacionalistas que desean troquelar la conciencia de los alumnos a su gusto ponen el grito en el cielo. Es un decir, claro.    

Calidad sin uniformizar

Como decimos, la futura ley pretende, en primer lugar, frenar la sangría de abandono escolar temprano y, en segundo lugar, aumentar la proporción de alumnos excelentes. En palabras más sencillas, la LOMCE apuesta por la calidad entendida en sentido cualitativo, pues ninguna persona sensata creerá que el nivel educativo depende básicamente del número de ordenadores más o menos estropeados que haya en un aula.
Apostar por la calidad educativa debe ser algo más que palabras, pues vimos que el socialismo anterior luchaba contra la calidad y la excelencia, que identificaba con elitismo, algo propio de una ideología rasante, que piensa en igualar cortando cuantos sobresalgan por arriba. Y se podría aplicar aquello de “mal de muchos consuelo de tontos”.

Los sucesivos informes OCDE y PRISA muestran nuestro descenso unitario en la escala de los países cercanos, doce puntos por debajo de la media de la OCDE, y con el 35% de alumnos que se quedan atrapados en la ESO, si es que llegan a obtener ese título, y sitúa a España en el puesto 31 de 36 países analizados. Son datos del informe anual de Education at a Glance, de la OCDE. Gracias pues a la ideología socializante reductiva que hemos padecido en tiempos de bonanza económica.

No discriminar a la escuela concertada

El Ministerio de Educación apuesta por la libertad educativa: de los padres para elegir colegio de acuerdo con sus principios y valores, tal como establece la Constitución; la de los agentes educativos para crear centros y dirigirlos sin someterse a imposiciones del gobierno autonómico de turno; y también reconoce esta futura ley la enseñanza diferenciada como un modo más de educar, que no discrimina a nadie.

Sin embargo, muchos expertos, asociaciones familiares y patronales de centros observan que avanza poco en la liberad de elección del centro educativo, en la mejora de la concertada -que algunos llama “acosada”-, ni en reconocimiento del profesorado, en particular del de religión. Es decir, parece que las buenas ideas se estrellan con la realidad práctica de la economía en tiempos de crisis. Pero la Constitución es bien clara,  con palabras que sabemos de memoria pero no las vivimos: “La Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones” (Art. 27, 5). Y también: “Los poderes públicos ayudarán a los centros docentes que reúnan los requisitos que la ley establezca” (Art. 27,9).

Dialogar y trabajar

Confío que la formación liberal del ministro Wert, así como su experiencia profesional al margen de la política, le hayan vacunado contra la enfermedad ideológica que persigue la libertad de los padres y la educación diferenciada, mientras ha dejado la impronta de su Educación para la Ciudadanía, como modo de inyectar en la mente de los alumnos los postulados de la ideología de género, del revisionismo histórico, y de la transformación de los valores humanos.
Soñamos ingenuamente que llegue un día en que llevar a los hijos a un colegio concertado no cueste sustancialmente más que a uno de la red nacional. Y en cambio no soñamos con que los enemigos de la concertada y de la libertad entiendan alguna vez que los padres de la primera pagan dos veces la educación de sus hijos, sosteniendo la pública y la de iniciativa social de verdad. Lo dejaremos entonces para la otra vida.

Es deseable que la futura ley logre un amplio consenso social que garantice su permanencia durante muchos años, porque es un asunto de Estado y no de partidos. Todo sea para avanzar hacia delante en vez de hacerlo hacia atrás como viene siendo costumbre.

Jesús Ortiz López . Doctor en Ciencias de la Educación.

http://www.analisisdigital.org/2012/12/18/ley-de-educacion-para-avanzar/

sábado, 1 de diciembre de 2012

II. Panorama del Mapa de la Vida Eterna

Jesús Ortiz, autor de 'Mapa de la vida eterna': "Hay miedo a la muerte en proporción directa a la falta de fe o de buena formación cristiana"

 
El sacerdote Jesús Ortiz ha concedido una entrevista exclusiva a Religión Confidencial sobre 'Mapa de la vida Eterna' su nueva obra en la que hace referencias a temas humanos y divinos. Asegura que existe mucho desencanto y fracaso familiar y es consciente del desafecto de la sociedad hacia la Iglesia y del alejamiento de Dios.

¿Qué ha querido transmitir con su libro "Mapa de la Vida Eterna"?
-Sin duda, la esperanza como actitud de fondo porque Dios está a favor del hombre. Aunque abunden hoy espectáculos y fiestas, se observa mucho desencanto y fracaso familiar. Parece como si buena parte de la sociedad se refugiara en el bullicio para no pensar en el mañana. El Papa Benedicto XVI alude en su Carta para el Año de la Fe a que el abandono de Dios por parte del hombre trae consecuencias negativas. Es el verdadero origen de la falta de esperanza.
¿Qué respuestas se va encontrar el lector que le acerquen a la fe o al menos a la trascendencia?
-Quien escucha y sigue a Benedicto XVI, y antes a Juan Pablo II, se puede dar cuenta de que siempre hablan en positivo. Porque la Iglesia defiende al hombre incluso de sí mismo, frente a la pérdida de su dignidad como persona e hijo de Dios. En esa línea este libro "Mapa de la Vida Eterna" habla precisamente de la dignidad humana de hombres y mujeres llamados todos a participar en la vida divina, en el Cielo, y también de las batallas para vencer al mal con el bien.
¿Cómo puede entender el individuo racional si hay vida o no después de la muerte?
-En la presentación del libro se dice que no estamos hechos para la muerte sino para la vida. Desde la época de las cavernas los hombres han dado culto a los muertos suponiendo que viven de alguna manera misteriosa más allá de la muerte. Las pinturas, las pirámides y los enterramientos en todas las culturas nos testimonian que es muy razonable, podríamos decir casi como un instinto, admitir la pervivencia personal en la otra vida. Una película entre otras lo plantea con buena mano y se titula "Ahora o nunca".
En su libro lanza una pregunta: ¿Ha modificado la Iglesia su enseñanza sobre el cielo y el infierno?
- Me parece que es un modo de llamar la atención sobre las enseñanzas de la Iglesia contenidas en el Catecismo actual. Tanto de Benedicto XVI como Juan Pablo II han subrayado que el Cielo es real y el infierno desgraciadamente también. Lo que matizan es que la fe personal madura no se enreda en imaginar esa realidad como un lugar al modo de la tierra. El Cielo es vivir en Dios y  con Dios, es amar y sentirse amados ya sin riesgos. El infierno es vivir en el fracaso personal definitivo. Los  ángeles existen también realmente pero la fe no se queda en imaginarlos como cabecitas con alas tocando instrumentos. Son representaciones sencillas del arte cristiano que invitan a profundizar en la pura espiritualidad de estos seres celestiales que tanto nos ayudan.
¿Otra de las preguntas que realizan en su obra es ¿pueden los hombres encontrar su paraíso al margen de Dios, y cuál es el mejor camino para conseguirlo?
- Benedicto XVI ha escrito en la encíclica sobre la esperanza que los hombres no pueden vivir sólo de las pequeñas esperanzas terrenas pues necesitan la esperanza, con mayúscula, segura que sólo viene de Dios. La historia está plagada de intentos humanos de hacer paraísos mundanos al margen de Dios. La torre de Babel, el nazismo, el comunismo -también en sus versiones actuales- son ideologías engañosas que captan a millones de hombres y mujeres pervirtiendo sus ideales de justicia. Pero todos esos paraísos han acabado por anegar el mundo con riadas de sangre. En cambio, el paraíso -el Cielo- es felicitad total y simultánea como don de Dios a quienes luchan por hacer el bien en esta tierra.
¿Aterrizando en la realidad actual, ¿por qué piensa que los fieles están alejados de la institución de la Iglesia, y otro sector de la sociedad se encuentra cada vez más secularizado?
- No entro directamente en este problema aunque cuento con esa realidad sociológica. Pero la historia de la salvación no es sociología sino teología, es decir, conocimiento razonable de Dios y de sus planes de salvación. En otras palabras, la Nueva Evangelización sabe que hay desafecto hacia la Iglesia y alejamiento de Dios, pero no se deja llevar por esos "signos de los tiempos"sino por la gracia del Espíritu Santo. De hecho esta Año de la Fe es un impulso extraordinario para comunicar la alegría de la fe en el Dios vivo. Uno puede fijase en muchos jóvenes que viven sin esperanza y sin Dios, pero también puede alegrarse de los millones de jóvenes que se reúnen junto al Papa en la JMJ de Colonia, Madrid o Rio de Janeiro. Tampoco podemos olvidar las oleadas de fe emocionada que impresionó al mundo en la muerte de Juan Pablo II. La Iglesia sigue teniendo un enorme poder de convocatoria incomparable con otras instituciones.
¿Por qué nuestros abuelos se pasaron toda la vida preparándose para la muerte, e incluso la cultura popular acuñó el dicho "que Dios nos pille confesados", y hoy la máxima aspiración es morir rápido y sin enterarnos?
-La muerte es un dato que invita a marchar con las maletas bien hechas. Como decía antes la enseñanza más actual de la Iglesia evita hablar de un lugar de felicidad o de tormento, de arpas o de fuego, aunque sí invita a examinar nuestras obras para sean plenas a los ojos de Dios. Y como cometemos pecados y errores conviene reconocerlos y rectificar mediante el sacramento de la Penitencia. En los últimos años hay un avance notable en la práctica habitual de la Confesión sacramental que reconcilia con Dios y con los demás. Cosa distinta es que nadie quiere sufrir inútilmente y esto depende en parte de la medicina y sus cuidados paliativos, y más aún de la vida interior de la fe de los enfermos. Es admirable la labor de tantas instituciones de la Iglesia que atienden a enfermos con amor maternal, como las religiosas misioneras de la Beata Teresa de Calcuta.
¿La concepción de la muerte y la pérdida de fe en la vida eterna están transformando nuestras vidas, nuestras sociedades occidentales?
- Hay miedo a la muerte en proporción directa a la falta de fe o de buena formación cristiana; en cambio la fe en la vida eterna, encara con paz la enfermedad y la muerte. Por eso los sacerdotes atienden con solicitud a las familias en las exequias por un difunto, viendo una buena oportunidad de evangelizar, es decir, de comunicar esperanza cierta y paz ante el desgarro de la muerte. Unas exequias bien celebradas, rezando con paz, están en las antípodas de esos actos sociales tan formales y oscuros más propios de películas de mafiosos.
¿Cómo se les explica la muerte a los niños?
- Los niños son un regalo de Dios a cada familia y al mundo. Por eso es antihumana la mentalidad contraceptiva y no digamos el aborto. Pues bien, los niños son como esponjas que retienen todo lo bueno que ven en sus padres y en los mayores. Cuando rezan con ellos por los enfermos y los parientes que mueren lo hacen con mucha autenticidad y sin miedo. Son ocasiones de hablarles del Cielo, de  Dios Padre, de la Virgen y de los ángeles. Los niños admiten con naturalidad que los abuelos, padres o hermanos fallecidos  nos esperan junto a Dios. Y desde la tierra les ayudamos en el momento de la muerte para que lleguen pronto al Cielo con el alma limpia. La película "El árbol de la vida", es difícil aunque plantea con hondura y gran belleza la muerte y la vida eterna.
¿Por qué una cultura que evita la muerte y la idea de eternidad, están obsesionadas en producir material audiovisual relacionado con zombies, vampiros y fantasmas?
- La superficialidad es una tentación permanente del ser humano que hace broma de los temas más importantes. No olvidemos que la "broma"  era un molusco que se adhiere al casco de las carabelas y retrasaba la navegación, pudiendo arruinar la nave. Los jóvenes y mayores también, buscan emociones fuertes con zombies y vampiros, a modo de pasatiempo, quizá para experimentar emociones. No veo nada malo en ello siempre que la persona tenga una formación cristiana. Porque el más allá no es algo indefinido para un católico sino es el Juicio de Dios, la resurrección de la carne, el infierno y sobre todo el Cielo. Jóvenes y mayores preferimos a los ángeles antes que huir de los zombies.



http://www.religionconfidencial.com/catolicos/079425/jesus-ortiz-autor-de-mapa-de-la-vida-eterna-hay-miedo-a-la-muerte-en-proporcion-directa-a-la-falta-de-fe-o-de-buena-formacion-cristiana

I. Panorama del Mapa de la Vida Eterna



Análisis Digital Entrevista Mapa

- Su libro “Mapas de la vida eterna” trata de responder a las preguntas que todo ser humano se hace alguna vez en su vida como, por ejemplo, qué hay más allá de la muerte. Curiosamente, dentro de ese clima de apostasía que se extiende por la sociedad, se está dando el caso de muchos cristianos que no creen en la eternidad, en la otra vida. ¿Cómo explica un teólogo como usted la eternidad?
* En un encuentro de Benedicto XVI con los jóvenes en Roma una chica le mostró su perplejidad ante la vida eterna que no podía imaginar. El Papa le respondió con sinceridad y cariño que él tampoco la podía imaginar porque es tan grande, tan de Dios lo que ha preparado para los que le aman, que en esta tierra fracasan nuestras ideas. Sin embargo -añadía- la fe en Cristo resucitado es un hecho real acerca de su triunfo sobre la muerte. Suelo explicar en clases y disertaciones que la eternidad no es un tiempo infinito sino lo contrario al tiempo: es la vida de Dios en relación continua de conocimiento y amor.
            El escritor agnóstico Borges, siempre inquieto con la trascendencia, decía que no quería el Cielo porque ya en la tierra estaba cansado de ser Borges y sería una tortura seguir siempre así. Caía en el error de imaginar el Cielo como un tiempo indefinido, y no creía que Jesucristo fuera el Hijo de Dios, Salvador de todos los hombres.
            En este Mapa de la Vida Eterna menciono un documento de los obispos españoles que aborda el tema de la reencarnación para rechazarla por ser un mal sucedáneo del Purgatorio. Dicen que las modernas teorías reencarnacionistas no dejan lugar para la gracia de Dios, la única que puede redimir al pecador y purificar al justo, porque son incompatibles de raíz con la fe en que el mundo y el hombre son creación de Dios en Cristo; “por eso ni una ni mil reencarnaciones bastaría de por sí para conducirle a su plenitud“.

- Mucho se ha hablado últimamente –y a ello contribuyen bastantes predicadores- de que no existe ni el infierno ni el purgatorio, lo cual ha devaluado el esfuerzo que exige tener fe… ¿Qué pasa con el castigo y el premio que ha sido siempre fundamental en la enseñanza de la doctrina cristiana? ¿Es tan “barato” el cielo como algunos sugieren dada la inmensa misericordia divina?
* El Catecismo enseña explícitamente la existencia del Cielo como vida plena de felicidad en Dios, y el infierno como estado de condenación por resistirse obstinadamente a las gracias de Dios. Mientras en el Cielo todo es amor y felicidad, en el infierno todo es odio e infelicidad: es el fracaso definitivo de la persona y lo ve con una claridad pasmosa.
            Incluso quienes no han conocido a Jesucristo, como Platón, suponen la existencia de una felicidad trascendente y de una condenación; por eso el gran filósofo griego afirma que al final de esta vida no se sentarán en la misma mesa del banquete las víctimas y sus verdugos, como cita Benedicto XVI en su encíclica sobre la esperanza cristiana.
            No hay que olvidar que la misericordia de Dios se identifica con su justicia. Al mundano le interesa esconderse en la misericordia de Dios viniendo a negar su justicia. En cambio, la lucha espiritual por crecer en las virtudes, sobre todo la caridad con Dios y con prójimo, pasa por querer la Voluntad de Dios por encima de las propias conveniencias. El Cielo no es barato ni caro, es el premio a la fidelidad, al amor y la fe que permiten al Espíritu Santo configurarnos con Cristo.

-¿Es compatible la misericordia de Dios con el “aburguesamiento” de la fe?
*  Aunque me parece haber respondido antes puedo añadir que este Año de la Fe es buena ocasión para redescubrir la fe como la respuesta vital de cada cristiano por corresponder con generosidad a los dones de Dios. Al riesgo que Dios ha corrido al hacernos libres, no marionetas, responde el riesgo de la fe formada que se fía de Dios, de Jesucristo y de quienes son sus ministros en la Iglesia.
            Un expediente muy cómodo, y cobarde, es el del agnosticismo que suspende la respuesta a la cuestión sobre Dios y se cruza de brazos en la indefinición. O también de quienes se amparan en las miserias de los eclesiásticos y de otros cristianos para descalificar a la Iglesia como instrumento de salvación.
            Corren el riesgo de pasarse la vida teorizando pero sin comprometerse en la acción caritativa, en contraste con la Iglesia desde su origen. Ahora en la crisis que padecemos por causa de la inmoralidad insolidaria de unos pocos, se descubre más la acción de Caritas y otras labores asistenciales de la Iglesia, es decir, de los creyentes que arriman el hombro para remediar el hambre del mundo.

-En realidad, ¿qué se nos exige a los católicos para alcanzar una felicidad eterna? ¿Es fácil ser santo?
Ser santo no es fácil ni difícil, pues el que más se parece a Cristo ese es más santo, más de Dios, solía decir san Josemaría. Es una cuestión de fidelidad, de compromiso fuerte, apoyado en la gracia del Espíritu Santo más que en las fuerzas humanas. Las acciones caritativas, de enseñanza y de orientación de la Iglesia desde sus comienzos, relatadas en los Hechos de los Apóstoles -libro muy oportuno para releer en este Año de la Fe-, todo eso representa la dimensión social de la fe.    Por eso resulta ridículo el laicismo trasnochado forzando a los creyentes para que no se pronuncien sobre el derecho a la vida en el Congreso, a la libertad religiosa vivida en la calles, a manifestarse por la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos, etc. Precisamente porque creemos en la vida eterna, por eso mismo nos arremangamos y aplicamos a trabajar como el que más en todos los ámbitos de la sociedad para humanizarlos y defender la dignidad de los hombres.

-En definitiva, ¿en qué consiste la esperanza cristiana?
Vuelvo a recordar que este Año de la Fe es una ocasión de oro para mostrar al mundo y a los mismos creyentes, la alegría de la fe, como dice Benedicto XVI. Esto hemos visto siempre en la JMJ en Madrid y antes en Roma, Colonia, o Australia,  y lo veremos en Río de Janeiro. Ninguna institución tiene la misma capacidad de convocatoria con los jóvenes, con las familias y con los educadores, aunque a veces nos fijemos más en los datos negativos.
            Hay que recordar además que la Iglesia no vive de la sociología -no lo hizo Jesús ni los Apóstoles-  sino de la teología, que es el conocimiento del Dios vivo y de su compromiso de salvación con los hombres. Los creyentes no vivimos solo de las pequeñas esperanzas humanas sino de la gran esperanza en Cristo Resucitado, somos más ambiciosos que los mundanos. Solo con conformamos con Dios.  





http://www.analisisdigital.org/2012/11/29/p-jesus-ortiz-el-ano-de-la-fe-es-una-ocasion-de-oro-para-mostrar-al-mundo-y-a-los-mismos-creyentes-la-alegria-de-la-fe/

jueves, 22 de noviembre de 2012

Reforma educativa a la vista



El Gobierno de Rajoy ha aprobado el anteproyecto de la Ley de mejora de la calidad educativa (LOMCE). Es deseable que la futura ley logre un amplio consenso social que garantice su permanencia durante muchos años.  Sus presupuestos antropológicos son manifiestamente mejorables.

¿Qué antropología la inspira?
Pretende, en primer lugar, frenar la sangría de abandono escolar temprano y, en segundo lugar, aumentar la proporción de alumnos excelentes. Sin embargo, se observa que el anteproyecto tiene una concepción economicista de la educación, para crear puestos de trabajo al vincular de entrada la educación con la competitividad y el nivel de prosperidad del país. ¿Pero hay algo más importante que el desarrollo de las personas en sus virtudes, valores, y conocimientos? Tendremos que superar el minimalismo de que los árboles impidan ver el bosque.

En efecto, este anteproyecto no armoniza bien con el artículo 27 de la Constitución, cuanto establece que: “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”. La Carta Magna tiene una visión más amplia de la persona que la del pragmatismo economicista. !Apañados estamos si con la nueva ley formamos sólo buenos trabajadores para levantar el país¡

Rehacer el sistema educativo
Ese anteproyecto tiene buenas ideas sobre el sistema educativo, sobre la calidad educativa, y sobre la libertad real para elegir centro escolar; tres pilares básicos muy deteriorados durante estos años. Vemos cada uno de ellos.

Primero, rehacer el sistema educativo. La nueva ley quiere unificar recuperando la dirección del Ministerio de Educación para superar las diferencias injustas entre los alumnos en las diversas comunidades autonómicas. Con diecisiete minileyes educativas no hay modo de progresar, ni de que nos tomen en serio en los foros internacionales. La Constitución sí avala al Ministerio en este punto: “Los poderes público inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para garantizar el cumplimiento de las leyes” (Art. 27.8).

En segundo lugar, desarrollar una educación de calidad, que pasa por recuperar la autoridad de los profesores, de los directores y de los centros. Se trata de que los alumnos estudien en un contexto que valore el esfuerzo; por ello esta nueva ley establecerá evaluaciones externas y estandarizadas para todo el territorio educativo nacional, a fin de comprobar el nivel académico de los alumnos en la primaria, la ESO y el bachillerato.

El Ministro Wert declara que tales evaluaciones no se conciben como barreras sino como estímulo y superación de un periodo, que evitará el abandono de la cuarta parte amplia de alumnos sin ninguna capacitación objetiva para la vida laboral: los tristemente famosos “ninis”, que ni estudian ni trabajan. Según ese último informe de la OCDE ese grupo de jóvenes entre los 20 y los 24 años representan el 27,4% de esa franja, y somos el segundo país en fracaso, solo por detrás de Israel. Esperamos que el proyecto de Formación Profesional Básica vaya logrando de veras la inserción laboral de unos jóvenes con la capacidad suficiente para ser aceptados por las empresas: que puedan trabajar de una forma digna.

Apostar  por la libertad educativa real
En tercer lugar el anteproyecto apuesta por la libertad educativa: de los padres para elegir colegio de acuerdo con sus principios y valores, tal como establece la Constitución; la de los agentes educativos para crear centros y dirigirlos sin someterse a imposiciones del gobierno autonómico de turno; y también reconoce esta futura ley la enseñanza diferenciada como un modo más de educar, que no discrimina a nadie.

Sin embargo, algunos expertos, asociaciones familiares y patronales de centros observan que no avanza en la liberad de elección del centro educativo, en la mejora de la concertada, ni en reconocimiento del profesorado, en particular del de religión. Es decir, parece que las buenas ideas se estrellan con la realidad práctica de la economía en tiempos de crisis. Pero la Constitución es bien clara,  con palabras que sabemos de memoria pero no las vivimos: “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones” (Art. 27, 5). Y también: “Los poderes públicos ayudarán a los centros docentes que reúnan los requisitos que la ley establezca” (Art. 27,9).

Siendo la clase de religión algo tan sensible, no se entiende bien que este anteproyecto de ley no apueste por los valores que implica esta materia: que se desarrolle en horario escolar normal, no fronterizo; que sea evaluable y cuente para la nota media. Cierto que debe ser una asignatura optativa, pero con una alternativa ética consistente y también  evaluable para la nota media, a fin de no perjudicar a ningún alumno, ni a los sufridos profesores que siguen siendo de segunda categoría en la mayoría de los centros públicos.

Ahora este anteproyecto pasará por el debate parlamentario, y sobre todo por el debate abierto en la opinión pública, y sobre todo por las aportaciones de las asociaciones de padres. Es deseable que la futura ley logre un amplio consenso social que garantice su permanencia durante muchos años, porque es un asunto de Estado y no de partidos.

Jesús Ortiz López . Doctor en Ciencias de la Educación


http://www.analisisdigital.org/2012/11/19/reforma-educativa-a-la-vista/

lunes, 5 de noviembre de 2012

Noviembre: el Cielo de verdad


           
            Ocurrió durante un mes de voluntariado en Nairobi, concretamente en un alojamiento para niños enfermos de las Hermanas de la Caridad. Aquel joven se quedó bloqueado pues nunca había visto nada igual, en cuanto a dolor y pobreza. Una de las religiosas le indicó « ¿Ves a ese niño de allí que llora? Ahora tómalo con cuidado y dale todo el cariño de que seas capaz». La criatura se durmió en sus brazos mientras lo besaba y arrullaba. Poco después acudió asustado a la hermana porque no respiraba, pero le dijo: «Ha muerto en tus brazos; y tú le has adelantado quince minutos el amor que Dios le va a dar por toda la eternidad». El muchacho declaraba después: «Entonces entendí tantas cosas: el amor de mis padres, el amor de Jesús…, y que el Cielo se gana en la tierra, cuando damos amor de verdad».

            En el mes de noviembre la fe católica se abre más a la realidad de la Vida eterna, que es mucho más que “el más allá”: algo bastante indefinido, útil para quienes no conocen a Jesucristo pero insuficiente para los creyentes. Porque la Vida eterna, dice el Compendio del Catecismo, empieza inmediatamente después de la muerte, mediante el encuentro purificador con Jesús, Juez y Hermano. El Cielo consiste en  la felicidad suprema y definitiva de quienes viven en comunión de amor con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo e interceden por nosotros. El Infierno es también una realidad terrible que consiste en el eterna separación del Amor de Dios; es el gran fracaso de la vida de una persona que ha abusado de su libertad y ha cristalizado en odio en vez del Amor. El Purgatorio es el estado de los que necesitan aún una purificación antes de entrar en la eterna bienaventuranza. Y añade el Compendio que los fieles que peregrinan aún en la tierra pueden ayudar a las almas del Purgatorio ofreciendo por ellos oraciones de sufragios, en particular el sacrificio de la Eucaristía,  limosnas, indulgencias y obras de misericordia[1].

            Como se puede ver, la fe en la Vida eterna está en las antípodas del Halloween, como culto ancestral a los muertos, devenido en baile de disfraces con la connivencia de los grandes almacenes. Los padres católicos enseñan a sus hijos a vivir cara a Dios, es decir, disfrutando del mundo sin disfrazarse o disfrazándose cuando les dé la gana, y sabiendo que la muerte no llega como cazador sino como encuentro con Jesucristo, el Amigo amado. Por ello, el católico no ve fantasmas, espectros en las almenas, ni apuesta por el esoterismo o la teosofía, pues tiene bien claro que más allá de muerte está aguardando el Dios Bueno y Justo, que da a cada uno según el peso del amor puesto en sus acciones.

            Ciertamente, desde la época de las cavernas los hombres han dado culto a los muertos: tenemos una fuerte aspiración a vivir más allá de la muerte y nos resistimos a caer en la nada. Los hombres intuyen que después hay una vida misteriosa llena de incógnitas. Sin embargo, decimos que la fe en Jesucristo encamina al Cielo, que es la plenitud de la persona -unidad de alma inmortal y cuerpo resucitado- con Dios. No somos números de la especie humana sino hijos queridísimos del Padre, que nos espera a cada uno cuando traspasemos con Jesucristo el umbral de la muerte.
            Al cumplirse cincuenta años del Vaticano II podemos recordar aquellas palabras de la Gaudium et spes (Con gozo y esperanza),18: «El máximo enigma de la vida humana es la muerte. El hombre sufre con el dolor y con la disolución progresiva del cuerpo. Pero su máximo tormento es el temor por la desaparición perpetua. Juzga con instinto certero cuando se resiste a aceptar la perspectiva de la ruina total y del adiós definitivo. La semilla de eternidad que en sí lleva, por ser irreductible a la sola materia, se levanta contra la muerte. Todos los esfuerzos de la técnica moderna, por muy útiles que sean, no pueden calmar esta ansiedad del hombre».

Jesús Ortiz


           




[1] Cfr. Jesús Ortiz López. Mapa de la Vida Eterna. Pamplona, Eunsa. 2012.

viernes, 26 de octubre de 2012

Sacerdotes del siglo XXI



Han pasado cincuenta años del Vaticano II y la Iglesia progresa en su misión evangelizadora. Ha tenido la valentía de hacer una renovación a fondo de sus estructuras y de su misión en el mundo.

Verdadera renovación
No todas las instituciones han sido capaces de empezar tan temprano,  y ahora podemos ver su desconcierto, desde partidos políticos, hasta la judicatura o la universidad. No hablo de cosmética de reformas accidentales ante la opinión pública sino de ética en cuanto se reavivan los planteamientos básicos, las actitudes esenciales, y la eficacia de sus tareas.

Con el Vaticano II la Iglesia hizo sincero examen de conciencia, abriendo las puertas para renovar la atmósfera. En las cuatro sesiones tenidas en otoño de los años 1962 a 1965, cardenales, obispos, teólogos y representantes de los cinco continentes, debatieron con libertad y sin pelos en la lengua las reformas en la colegialidad, el diálogo con el mundo, la liturgia, la libertad en la Iglesia, o la formación de los sacerdotes, entre otras importantes cuestiones.

Los nuevos curas
Aquí me detengo solamente en la nueva generación de sacerdotes que hoy actúan con un fuerte dinamismo apostólico. Muchos chicos jóvenes colaboran estrechamente con ellos y se admiran de su caridad operativa, de su fe audaz, y de su alegría llena de esperanza. Creen en Dios y creen en los hombres, y están encantados con la época que les ha tocado vivir. Son sacerdotes de Jesucristo que trabajan doce horas al día –y por la noche cuando hace falta-, pero sin descuidar la oración, la liturgia de las horas, la propia confesión sacramental, y buscan dirección espiritual. Todo ello porque están convencidos de que nadie da lo que no tiene, y sobre todo de que ser santos no es un ideal bonito sino la realidad de meterse en el corazón de Jesucristo, y participar de sus sentimientos redentores.

Muchas parroquias nuevas y tantas antiguas, con sacerdotes experimentados, cuentan con esta generación de sacerdotes formados con altura intelectual –algunos hacen una licenciatura o doctorado civil-, con un conocimiento serio de la Escritura, la Dogmática, la Moral y la Catequética. Esos dos o tres sacerdotes de la parroquia sirven de imán para atraer a jóvenes, que dejan prejuicios anticlericales, a chicas que se implican a fondo en ayudar a los necesitados de diversa índole, y atraen también a familias que están encantadas con la liturgia bien celebrada, siguiendo las normas y el ejemplo de la Santa Sede.

Algunos podrían recordar que no todos son  así, que hay escándalos, aunque deberían conocer que no se dan en esta nueva generación evangelizadora, puesto que viven con fidelidad sus compromisos año tras año; que cuidan de los fieles en las parroquias, movimientos, y otras realidades eclesiales. Con la ayuda de Dios no faltarán estos ministros en una Iglesia siempre renovada. Esta es la mejor y casi la única nueva evangelización. 

Jesús Ortiz López
Doctor en Derecho Canónico



http://www.analisisdigital.org/2012/10/25/sacerdotes-del-siglo-xxi/

http://www.parroquiatorrelodones.com/2012/11/04/sacerdotes-del-siglo-xxi/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+Parroquiatorrelodones+%28Parroquia+de+Torrelodones%29

Desde otra perspectiva en

http://blogs.aceprensa.com/elsonar/sacerdotes-y-pastores-con-y-sin-celibato/


jueves, 4 de octubre de 2012

Crisis de responsabilidad



Sufrimos estas crisis porque las bases de este Estado de bienestar son frágiles por su dependencia de una antropología deficiente.

            Aquel buen hombre fue embarcado en el autobús con destino a Madrid para participar en alguna de las diez manifestaciones diarias que recorren la capital. Con el ajetreo sufrió un desmayo y fue atendido solícitamente en urgencias. Se le pasó, pero el bus ya había regresado a su pueblo y Abilio exigía cena y una cama para pasar la noche. En el hospital consiguieron por fin que fuera a una casa de acogida y satisfacer así su demanda. Es un signo de que papá Estado nos atenderá siempre, pase lo que pase.
           
            El suceso merece una reflexión acerca de la responsabilidad personal en este tiempo de crisis económica. Se trata de la Prudencia, que algunos tomarán por una señora de pueblo, pero no, es el nombre de una virtud cardinal bastante olvidada. Dispone la razón para discernir, en cada circunstancia, el verdadero bien y a elegir los medios adecuados para hacerlo. De este modo guía a las demás virtudes, indicándoles su regla y medida, dice el actual Compendio del Catecismo católico. Pues bien, la actual crisis económica tiene raíces morales -falta de virtud- , como  afirma Benedicto XVI y dicen algunos entendidos con sentido común.

El Estado de bienestar
            Hace muchos años que los países europeos han desarrollado el Estado de bienestar, que garantiza unos servicios a los ciudadanos, especialmente en sanidad, educación, vivienda y transportes, o manifestaciones, buscando votos por encima de todo. Un buen logro que ha exigido más impuestos y una ingente maquinaria estatal a todos los niveles, como comprobamos en la España de las autonomías.
            Pero las bases de este Estado de bienestar son frágiles por su dependencia de una antropología deficiente. En lugar de avanzar en responsabilidad personal y en virtudes ha crecido en irresponsabilidad, vicios y corrupción. Muestra de ello son  las leyes permisivas que favorecen el divorcio y el aborto como derechos sociales; o la ideología de género como cáncer silencioso que va destruyendo el matrimonio y de la familia.

Aprender a ser responsables
            Por todo ello parece necesario hacer una cura de responsabilidad para que cada uno administre sabiamente su libertad, arrime el hombro y aprenda a ser un ciudadano ejemplar. Es difícil, pero vale la pena intentarlo por el bienestar de todos: la culpa no es de los otros, sobran los victimismos y los indignados. Y cada uno debe trabajar con honrada responsabilidad sin esperar que papá Estado le resuelva la vida.

Jesús Ortiz López


http://www.analisisdigital.org/2012/10/04/crisis-de-responsabilidad/

martes, 18 de septiembre de 2012

Mao sigue vivo



Veo jóvenes chinos manifestándose contra Japón por haber comprado a sus dueños privados unas islas cercanas al continente. Nada extraña que presionen para conseguir sus intereses, ni que las autoridades aticen el nacionalismo, como medio para que el pueblo olvide otros problemas más graves. Lo que llama poderosamente la atención es que esos jóvenes porten carteles con la imagen deificada de Mao Zedong.
Probablemente no conocen la historia de su pueblo milenario, y menos durante el siglo XX, cuando Mao hizo de China una inmensa cárcel para ochocientos millones de habitantes. Parece una exageración o empresa imposible para las fuerzas humanas, pero el personaje lo consiguió con paciencia oriental. Esos jóvenes, y otros adultos, no habrán leído el relato escalofriante titulado “Cisnes Salvajes” de la autora Jung Chang.

Como es sabido, no se trata de una novela de ficción, ni de una maniobra occidental contra el enemigo comunista, sino de la realidad vivida por tres generaciones de chinos, en las personas de  Xue Zhi-heng, Den-hong, y Jung Chang, abuela, madre e hija, respectivamente. La imaginación no podría inventar una opresión más terrible, métodos más eficaces para atemorizar a la población, y atizar la violencia permanente del “todos contra todos”, dejando cada pueblo, barrio y casa en manos de la Guardia roja durante la Revolución cultural.  Y mientras tanto Mao era venerado como un dios terrenal, o incluso celestial, porque siempre hacía el bien. Digo que esa terrorífica empresa excede a las fuerzas humanas pero no a las diabólicas. La historia debería ser maestra de la vida.

Jesús Ortiz López 


http://www.religionconfidencial.com/tribunas/077695/mao-sigue-vivo

lunes, 17 de septiembre de 2012

Beirut: el silencio de las armas


El Papa Benedicto XVI pide la unión de musulmanes y cristianos para lograr la paz
      Benedicto XVI ha pedido en Beirut el silencio de las armas, y que los hombres entiendan que todos somos hermanos. No hay razones para hablar del choque de civilizaciones, y menos para verlo como un proceso inevitable. A pesar de los continuos atentados de extremistas islámicos contra los cristianos. La última en Níger donde unos fanáticos han saqueado una iglesia y se han burlado de una imagen de la Virgen María. Por lo visto para ellos eso no es blasfemia, pero sí que unos provocadores hagan un video elemental burlándole de Mahoma.
      En el Occidente cristiano hemos aprendido a convivir a pesar de tantas guerras e intereses desestabilizadores. Estamos amparados por las leyes propias de un Estado de derecho, real aunque imperfecto. Toleramos incluso los frecuentes ataques y blasfemias contra los signos cristianos. Y tenemos un sentido real de Dios y de la dignidad de las personas. Pues bien, nada de esto está presente en el panorama islámico. La primavera árabe es un sueño voluntarista de Occidente más que una realidad, en un mundo que no logra superar su edad de hierro.
      Recientemente una señora de Borja ha repintado un mural del Ecce homo en la iglesia del pueblo. Ningún católico, y menos la autoridad eclesiástica, ha tomado su fallito atrevimiento como un ofensa a Jesucristo. En cambio, esos integristas musulmanes van incendiando medio mundo: asesinan a varios diplomáticos norteamericanos, persiguen a una niña pobre y disminuida por quemar inconscientemente un Corán, o causan decenas de heridos y muertos que asisten a la Misa dominical. Esta es la diferencia entre la civilización y la barbarie. Por eso haremos bien meditando las palabras de Benedicto XVI en el Líbano, tierra de convivencia entre varias religiones.
Jesús Ortiz López Doctor en Derecho Canónico



http://www.almudi.org/Noticias/tabid/474/ID/1444/Beirut-el-silencio-de-las-armas.aspx

http://www.almudi.org/Noticias/tabid/474/ID/1445/Benedicto-XVI-en-el-Libano-20-palabras-clave.aspx

lunes, 3 de septiembre de 2012

El experimento de doña Cecilia


El eccehomo de Borja repintado por doña Cecilia Giménez tiene una lectura popular y comprensiva, aunque también tiene otra más culta y profesional.

Cómo estropear un Ecce homo
La buena voluntad de esta vecina del pueblo baturro no ha sido suficiente para acometer con éxito una restauración como Dios manda  y la imagen del  Ecce homo requiere. La buena vecina se ha visto superada por la empresa, sencillamente por exceso de confianza y falta de profesionalidad. Según  parece, ya había cogido los pinceles otras veces para plasmar algún paisaje, pero esta vez el rostro del Cristo doliente se le ha resistido, porque la proporción, las tonalidades, y la precisión de las formas requieren manos expertas. Ahora dos profesionales de la restauración artística (no confundir con la restauración de la nouvel cuisine) están evaluando los daños y dan alguna esperanza de verdadera restauración.

Preguntas sencillas
Este suceso invita a plantear algunas peguntas: ¿nadie advirtió a doña Cecilia que no estaba capacitada para acometer ese voluntarioso trabajo?, ¿quién le autorizó a dar semejante tratamiento a esa pintura mural?, ¿se sienten proporcionalmente responsables los fieles del mantenimiento de los templos que frecuentan?, ¿tiene algo que decir el párroco del lugar? Porque con este affaire tenemos nuestra peculiar serpiente de verano navegando por Internet, para chanza de medio mundo.

Sin embargo, debería servir como catalizador para valorar más el patrimonio histórico, artístico y documental de la Iglesia, para conseguir más patrocinadores, y recabar más ayudas de los fieles. Y, siempre, para que los administradores de la Iglesia sean más responsables, y no dejen los templos y las ceremonias litúrgicas en manos de aficionados, muy voluntariosos pero capaces de destrozar una obra de poco valor -el Ecce homo de Borja- pero también un tesoro de valor incalculable, como el Codex Calixtinus de la Catedral de Santiago de Compostela.

Aprender una lección
Estamos ante una desgraciada experiencia que deja en ridículo -al menos entre la gente culta y los profesionales- a una parroquia, a un pueblo, y a una diócesis española. Esto ha ocurrido con una pequeña obra artística pero también se ha dado con la dotación litúrgica de los tempos, y aun en la celebración de las ceremonias, dejadas a veces a la espontaneidad de unos y a la ignorancia de otros. Doña Cecilia, los experimentos se hacen en casita y con gaseosa.

Jesús Ortiz   
Doctor en Derecho Canónico



Link: http://www.analisisdigital.org/2012/09/03/el-experimento-de-dona-cecilia/ 

domingo, 2 de septiembre de 2012

Cura de responsabilidad



La crisis económica tiene raíces morales, como  afirma Benedicto XVI y dicen algunos entendidos con sentido común.

            Acabadas estas magras vacaciones conviene reflexionar y disponerse para actuar con responsabilidad personal, que es la clave de la Prudencia. Algunos creerán que es el nombre de una señora de pueblo, pero no, es el nombre de una virtud cardinal o sustentante bastante olvidada.
            Hace muchos años que los países europeos han desarrollado el Estado de bienestar, que garantiza unos servicios a los ciudadanos, especialmente en sanidad, educación, vivienda y transportes, buscando votos por encima de todo. Un buen logro que ha exigido más impuestos y una ingente maquinaria estatal a todos los niveles, como comprobamos en la España de las autonomías.
            Pero las bases de este Estado de bienestar son frágiles por su dependencia de una antropología deficiente. En lugar de avanzar en responsabilidad personal, en virtudes y en valores morales, ha crecido en irresponsabilidad, vicios y corrupción. Muestra de ello son  las leyes permisivas que favorecen el divorcio y el aborto como derechos sociales; o la ideología de género como cáncer silencioso que va destruyendo el matrimonio y de la familia; o la corrupción de muchos poderosos en la economía y la política. La montaña de procesos judiciales contra cargos públicos por presuntas corrupciones y prevaricaciones tiene paralizados los juzgados y escandalizados a los ciudadanos. ¿Quiénes son las principales víctimas del Estado de bienestar? Los jóvenes y los pequeños que se alimentan por ósmosis de una falta de responsabilidad y de un exceso de egoísmo, que ven en la calle y a veces en su familia.
            Por todo ello parece necesario hacer una cura de responsabilidad para que cada uno administre sabiamente su libertad, arrime el hombro y aprenda a ser un ciudadano ejemplar. Es difícil, pero vale la pena intentarlo por el bienestar de todos; y actuar según una conciencia recta que sabe distinguir el bien  moral del mal. En suma, la culpa no es de los otros, sobran los victimismos y los indignados. Y cada uno debe trabajar con honrada responsabilidad sin esperar que papá Estado le resuelva la vida. En la calidad de la educación, diferenciada o no, está la clave.

Jesús Ortiz López



http://www.religionconfidencial.com/tribunas/077202/cura-de-responsabilidad

viernes, 13 de julio de 2012

La partícula de Dios



A falta de serpiente de verano esta vez tenemos el bosón de Higgs. No es fácil tener una idea aproximada de este mundo de partículas elementales que componen la materia conocida. Llega un límite en que no se experimenta la diferencia entre materia y energía, que pide avanzar desde el fenómeno al fundamento, desde la física a la metafísica.

            Misterios de la realidad que invitan a seguir investigando pues apuntan directamente a las cuestiones fundamentales: ¿qué es la materia?, ¿qué origen y límite tiene el universo conocido, y otros desconocidos?, ¿qué significado tienen las leyes físicas conocidas hasta ahora? Y enseguida aparece la cuestión el espíritu y la materia, el azar y la libertad, sobre Dios creador y la evolución.

Evolución y creación
            Con motivo del segundo centenario del nacimiento de Darwin, en 2009, el mundo científico y los medios han vuelto a tratar el evolucionismo, dando más actualidad al binomio evolución o creación. El profesor J. Ferrer Arellano ha elaborado una nueva obra de alta divulgación, titulada Evolución y creación (Eunsa). Presenta las objeciones estrictamente científicas -no religiosas ni bíblicas- de muchos especialistas recientes que se resisten tanto a la magia del transformismo darwiniano y del diseño inteligente, como también al fundamentalismo. Porque la realidad es que la ausencia de eslabones entre especie y especie es la regla universal que quiebra el mito evolucionista.

            Después de analizar las teorías evolucionistas el libro aborda el acceso filosófico a Dios como causa primera universal del ser. Me parece la parte más clarificadora y personal del libro, que viene a ser como una síntesis de teodicea relativamente asequible al público, sosteniendo la complementariedad entre la ciencia y la metafísica en el estudio de los orígenes. Por tanto, vale la expresión evolución y creación” como integradora, en vez de la disyuntiva “evolución o creación”.

            Y denominar a los quarks como “la partícula de Dios” es notoriamente ambiguo: puede señalar a Dios en cuanto Creador del universo o puede engañar, si supone que Dios sería una partícula o un conjunto de ellas -“la partícula Dios”-, metiéndose en el  panteísmo, que es un modo simple de renunciar a las preguntas últimas y de olvidar a Dios. 

Pasión por la unidad
            Gracias a Dios, en el fondo del debate sobre el evolucionismo está la pasión por la unidad que alimenta el pensamiento humano. Y en ello reside quizá el atractivo de la hipótesis evolucionista cuando se erige en razón suprema que todo lo explica. Adquiere así la fuerza de la religión, hurtando la metafísica y suplantando a la fe religiosa. Ahora, el bosón de Higgs replantea las mismas preguntas sobre el origen del mundo y el sentido último de nuestra vida como hombres. Todo ayuda a pensar y repensar. 


Jesús Ortiz López
Doctor en Pedagogía

CONFESAR TAMBIÉN EN VERANO


El secreto del buen descanso no consiste tanto en cambiar de paisaje cuando en alcanzar una nueva perspectiva y valoración de la actividad ordinaria. Cambiar de ritmo no quiere decir romper los buenos hábitos de piedad, de servicio y de educación desarrollados durante el resto del año.

            Nada cansa tanto como no hacer nada, y el aburrimiento es causa de frustración existencial. Por eso no conviene dejar las prácticas de piedad, los sacramentos, ni la formación espiritual durante en verano. Ni los jóvenes ni los mayores.

            La participación frecuente en la Misa, además del preceptivo domingo; mantener o aumentar el ritmo de la Confesión; o mediar tranquilamente el Evangelio, son actividades muy saludables para el alma y para el cuerpo.

La fiesta del perdón en la JMJ

            La imagen de Benedicto XVI sentado en un moderno y atractivo confesonario para impartir este sacramento a unos participantes en la JMJ 2011 de Madrid ha fijado la atención de los medios sobre la Confesión, de modo parecido a como hizo Juan Pablo II durante años el día del Viernes Santo en la basílica de San Pedro.

            Cuando utilizamos el confesonario, tanto los sacerdotes como los fieles, hacemos un buen apostolado de este sacramento, como se ha comprobado durante esa JMJ 2011. Con ese ejemplo y el apostolado de amistad muchos pierden el miedo a la Confesión y comienzan a recuperar la práctica sacramental, reviviendo en ellos la fe abandonada.

            San Josemaría Escrivá ha sido un defensor moderno de la Confesión sacramental predicando sin cansancio la misericordia de Dios, la alegría de ser perdonados, y el apostolado audaz de la Confesión: «Dios nos espera, como el padre de la parábola, extendidos los brazos, aunque no lo merezcamos. No importa nuestra deuda. Como en el caso de hijo pródigo, hace falta sólo que abramos el corazón, que tengamos añoranza del hogar de nuestro Padre, que nos maravillemos y nos alegremos ante el don que Dios nos hace de podernos llamar y de ser, a pesar de tanta falta de correspondencia por nuestra parte, verdaderamente hijos suyos » (Es Cristo que pasa, n. 64).

Confesarse es convertirse

            La parábola del hijo pródigo contiene todos los elementos necesarios de la conversión, que se manifiesta como virtud interior de la penitencia y como práctica del sacramento de la Penitencia.

            A veces este buen Padre tiene que esperar muchos años hasta que regrese el hijo, y sufre porque tarde tanto y se complique mucho la vida, cuando todo es sencillo para cuando se enfoca con humildad. Es la experiencia de Diego, pongamos ese nombre, que volvió al confesonario después de cuarenta años de alejamiento por una bobada. Se sintió atraído por los confesonarios blancos, como aves a punto de levantar el vuelo, en el Parque del Retiro, cuando curioseaba viendo las risas de las chicas y chicos que confesaban con los sacerdotes. Su hijo, voluntario, lo encontró y le preguntó si venía a confesar: «--Sabes que no, yo me confieso con Dios». «--Bueno, yo también lo hago -le respondió su hijo- y siempre me dice que pase por el confesonario».

            Poco después un sacerdote quedó libre y supuso que el curioso esperaba su turno, haciéndole gestos para que se acercara. Diego lo hizo aunque le advirtió que sólo curioseaba, pues llevaba muchos años sin confesar. «--No te preocupes, dijo el hombre de blanco, yo te ayudo y verás qué bien sale todo». Confesó el tal Diego por vez primera desde su primera comunión y salió el sapo que tenía dentro: había curioseado en los cajones de ropa de la sirvienta y no lo dijo en su primera confesión; y comulgó abrumado por recibir a Jesucristo en pecado mortal. Allí acabó todo y aquí, en el confesonario blanco, recuperó su fe.


La Confesión paso a paso

            Los actos con los que el penitente debe manifestar su arrepentimiento provienen de la penitencia interior mostrada en los cinco pasos referidos tradicionalmente en los catecismos: examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de enmienda, decir los pecados al confesor, y cumplir la penitencia.

            Quienes viven habitualmente con alegría este sacramento necesitan actualizar con nueva ilusión los actos del penitente para no acostumbrarse a este tesoro de gracias. En primer lugar, el examen de conciencia previo: antes de acudir al sacramento de la Penitencia, es necesario averiguar con sinceridad los pecados ciertos que se han cometido desde la última Confesión bien hecha. Fruto de ese examen de conciencia delicado es el dolor que lleva a la paz, y se caracteriza por ser interno, aunque no se noten manifestaciones sensibles; sobrenatural o movido por razón de amor; y además debe ser referido a los pecados en cuanto ofenden a Dios.

            La confesión o acusación de los pecados debe hacerse con sentido sobrenatural y sencillez, poniendo los medios para que sea clara, concreta y completa. El propósito manifiesta la actitud de querer cambiar con la gracia de Dios:   conviene esforzarse para que sea sobre los pecados confesados; firme, aunque cada uno tenga experiencia de la propia debilidad; y también eficaz, estando dispuestos a poner los remedios para enmendarse, como son la oración, las mortificaciones y la huida de las ocasiones de pecado.

            Vale la pena conocer y seguir el ritual actual que se desarrolla como un diálogo entre el penitente y Jesucristo, a través del ministro. El confesor ayuda con sencillez cuando se lo pedimos. Las oraciones, que expresan la contrición y la acción de gracias, suelen estar a la vista en el confesonario. Seguir con atención y sin otras palabras esas oraciones que acompañan a la absolución será un buen modo de agradecerla, cuando el confesor dice: «La pasión de Nuestro Señor Jesucristo, la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de todos los santos, el bien que hagas y el mal que puedas sufrir, te sirvan como remedio de tus pecados, aumento de gracia y premio de vida eterna. Vete en paz».

Vitaminas para el alma

            Una mujer rusa, Tatiana, refería el alivio recibido al confesar sus pecados después de muchos años, quitándose un peso de encima un gran peso, conociéndose a sí misma, y empezando a mirar de otro modo a la gente. Decía que, durante un tiempo largo debía rezar unas oraciones varias veces al día como penitencia impuesta por el pope. Y reconocía ella que esa penitencia impuesta con  la absolución fue un gran consuelo para su alma durante años, como compensación a Jesucristo por sus pecados. Estaba asombrada de que los pecados desaparecieran realmente, mediante algo tan sencillo como la imposición de manos del sacerdote.

            Son muchos los frutos que obtenemos del sacramento de la Penitencia. Entre ellos recordemos que produce o aumenta la gracia santificante y borra los pecados, pero no borra todos los restos que el pecado deja en el alma: el apegamiento desordenado a las criaturas y al propio yo. Sin embargo, la sanación de la gracia sobre la voluntad hace que ésta sea más firme y decidida en su lucha contra las tentaciones.

            Se recibe también una gracia sacramental, que fortalece al penitente para la lucha interior y le ayuda a evitar los pecados en lo sucesivo, especialmente aquellos de los que se había acusado. En el caso de pecados mortales, el sacramento de la Reconciliación lleva a una verdadera resurrección espiritual, restituye la dignidad de hijos de Dios, y restablece la amistad con Dios rota por el pecado, y también reconcilia con la Iglesia.

Jesús Ortiz



http://www.almudi.org/Noticias/tabid/474/ID/1326/Confesar-tambien-en-verano.aspx