miércoles, 16 de mayo de 2012

Saber comunicar hoy

Saber comunicar hoy


COMUNICAR: SILENCIO Y PALABRA

La  Nueva Evangelización necesita hablar para transmitir la fe cristiana a nuestro tiempo. Pero es sabido que el testimonio de la propia vida es aún más indispensable: nuestra época necesita más de testigos creíbles que de maestros, aunque ambos sean necesarios, decía el Beato Juan Pablo II. Ahora bien, tanto el testimonio como el hablar requieren una atmósfera de silencio y de reflexión, para pensar y repensar el Evangelio que ilumina los problemas del mundo contemporáneo.

Jornada Mundial de la Comunicación
Para esta Jornada Mundial de la Comunicación, Benedicto XVI escribe: «Allí donde los mensajes y la información son abundantes, el silencio se hace esencial para discernir lo que es importante de lo que es inútil y superficial. Una profunda reflexión nos ayuda a descubrir la relación existente entre situaciones que a primera vista parecen desconectadas entre sí, a valorar y analizar los mensajes; esto hace que se puedan compartir opiniones sopesadas y pertinentes, originando un auténtico conocimiento compartido. Por esto, es necesario crear un ambiente propicio, casi una especie de “ecosistema” que sepa equilibrar silencio, palabra, imágenes y sonidos».

Una paradoja útil es que para comunicar hay que callar, y estar así dispuestos a recibir las palabras pertinentes que hablan de Jesucristo, el Logos encarnado, la Palaba de Salvación.

Todos podemos participar
Naturalmente, Benedicto XVI se refiere a la utilidad de internet y de las redes sociales para comunicar el mensaje cristiano, invitando a participar más activamente, porque lo importante es tener algo que decir. Y un católico con buena formación tiene mucho que comunicar sobre la libertad, la vida, el matrimonio, la ejemplaridad cívica, o la fe de la Iglesia.

Acabo de leer un libro titulado “Antropología Diaria“ que a primera vista parece un estudio académico sobre el ser humano, aunque en realidad es un conjunto de cartas y artículos en los medios de comunicación defendiendo valores muy necesarios hoy día. Así lo señalan los principales apartados que giran en torno a:  la libertad y libertades; el matrimonio y la familia; la ejemplaridad cívica; laicidad sin laicismo; pensar con sentido cristiano, etc[i].

El autor considera que «todos queremos influir en la opinión pública y configurar un ambiente más humano. Sin embargo no siempre sabemos escribir una carta al periódico, expresar una opinión por teléfono, e incluso participar en un coloquio en la universidad. Y esto también se puede aprender, cuando  uno está convencido de que las ideas cristianas básicas enriquecen mucho la vida en sociedad».

El contexto vital de esos escritos a la opinión pública tiene en cuenta la secularización y el laicismo durante los últimos años, con intentos de negar a la fe su espacio en la vida social y en las instituciones.

Compartir la fe
La Nueva Evangelización busca en cambio que la fe esté presente en la calle como impulso operativo en millones de católicos consecuentes en sus trabajos -ahí está la clave, lenta pero segura, para superar todas las crisis- con la fe compartida y ofrecida.

En su Mensaje, Benedicto XVI subraya que la verdad de la fe no es una opinión más sino luz para todo hombre: «El hombre no puede quedar satisfecho con un sencillo y tolerante intercambio de opiniones escépticas y de experiencias de vida: todos buscamos la verdad y compartimos este profundo anhelo, sobre todo en nuestro tiempo en el que cuando se intercambian informaciones, las personas se comparten a sí mismas, su visión del mundo, sus esperanzas, sus ideales».

También el Cardenal Rouco acaba de recordar que la Jornada Joven de Nueva Evangelización ha servido para invitar a todos los jóvenes de Madrid a que asuman el recuerdo agradecido de la JMJ de evangelizar de nuevo y ser apóstoles, indicando a los jóvenes que para evangelizar a los otros jóvenes «hay que llevarles el amor de Cristo, saliendo, sintiéndonos misioneros y comunicándolo con palabras y obras. La primera obra del amor es dar a conocer a Cristo».

Después de la Resurrección de Jesucristo no había modo de hacer callar a los testigos de la vida del Señor, ni con amenazas ni con la cárcel, pues ellos no tenían más remedio que comunicar aquello que han  visto y oído, como narra el evangelio de Juan. Una tarea de siempre y más cuando disponemos de tantas plataformas y  medios de comunicación.

Jesús Ortiz
Doctor en Pedagogía


[i] J. ORTIGOSA, ANTROPOLOGIA DIARIA. Eunsa. Pamplona, 2012.



http://www.analisisdigital.org/2012/05/17/comunicar-silencio-y-palabra/

http://www.almudi.org/Noticias/tabid/474/ID/1214/Saber-comunicar-hoy.aspx