En octubre ha tenido lugar en Madrid el congreso Humanity+ Transvisión 2018. La estrella ha sido Sophia, el robot femenino al que se le
ha entregado sorprendentemente la ciudadanía de Arabia Saudí. Han intervenido
los famosos en esta cuestión del transhumanismo: Grey, Pearce, Diamandis,
colegas de Ruzwel, Bostrom, y otros. Vaticinan que el proceso evolutivo dirigido
por la bioingeniería cibernética acabará por construir un ser humano perfecto,
sin enfermedades, sin la muerte como la conocemos actualmente, inmortal y
feliz. Es decir, el Cielo en la tierra alcanzado gracias a los nanorrobots. Porque
no es sólo cuestión de técnica sino de ideología, con una pobre concepción
materialista del ser humano, de su dignidad y de la procreación.
Avanza
el mes de noviembre y el último libro de la Biblia, el Apocalipsis, puede sorprender
con su teología de la historia: una la visión panorámica y penetrante como la
de un águila con un mensaje para alimentar nuestra esperanza. Porque al final
de tantas luchas en la historia, este libro sagrado vislumbra los nuevos cielos
y la nueva tierra, algo misterioso para la imaginación pero alimento cierto
para la fe: «Vi un cielo nuevo y una tierra
nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no
existe. Vi también la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo de
parte de Dios, ataviada como una novia que se engalana para su esposo» (Apocalipsis
21, 1-2).
La
Escritura llama cielos nuevos y tierra
nueva a esta renovación del cosmos que vendrá precedida de la
transformación del mundo actual. Para el hombre, esta consumación será la
realización final de la unidad del género humano querida por Dios al crear al
hombre, y para el mundo será la recapitulación de todas las cosas en
Jesucristo. Y el cosmos participará también de la glorificación de Cristo
resucitado con una profunda transformación que pondrá de manifiesto la providencia
sabia Dios mediante sus leyes físicas y morales.
Por
la fe sabemos que esos nuevos cielos y la nueva tierra vendrán de Dios y no
como resultado del progreso humano, como sueña hoy el transhumanismo. Puestos a
soñar, la convicción cristiana, llega más arriba pues sabe que la creación
entera será perfectamente renovada en Cristo, después de la resurrección y del
Juicio final: los cielos nuevos y la nueva tierra pregonarán la creación tal
como la quiere Dios, aunque en la historia no la reconocemos bien a causa de
los daños del pecado. Esa visión apocalíptica destaca que esos nuevos cielos y
la nueva tierra no serán el término de un proceso evolutivo; porque los hombres
no podemos conquistar el cielo que prometen las ideologías totalitarias, ni
fabricar una inmortalidad cibernética.
Cuentan
con poderosos medios para aturdir al común de la sociedad evitando que piense y
reaccione frente a sus enemigos. No es alarmismo señalar instancias
internacionales como algunas secciones de la ONU, lobbies como el elitista Club
Bilderberg o poderes económicos mundiales, que organizan congresos como el
arriba mencionado, y quieren construir un nuevo orden-desorden social al margen
de la condición humana, del sentido de la vida, y de toda trascendencia.
https://www.religionenlibertad.com/blog/365909495/Transhumanismo-ideologico.html