COMUNICAR: SILENCIO Y
PALABRA
La Nueva
Evangelización necesita hablar para transmitir la fe cristiana a nuestro tiempo.
Pero es sabido que el testimonio de la propia vida es aún más indispensable:
nuestra época necesita más de testigos creíbles que de maestros, aunque ambos
sean necesarios, decía el Beato Juan Pablo II. Ahora bien, tanto el testimonio
como el hablar requieren una atmósfera de silencio y de reflexión, para pensar
y repensar el Evangelio que ilumina los problemas del mundo contemporáneo.
Jornada Mundial de la
Comunicación
Para esta Jornada Mundial de la Comunicación, Benedicto XVI escribe:
«Allí donde los mensajes y la información son abundantes, el silencio se hace
esencial para discernir lo que es importante de lo que es inútil y superficial.
Una profunda reflexión nos ayuda a descubrir la relación existente entre
situaciones que a primera vista parecen desconectadas entre sí, a valorar y
analizar los mensajes; esto hace que se puedan compartir opiniones sopesadas y
pertinentes, originando un auténtico conocimiento compartido. Por esto, es
necesario crear un ambiente propicio, casi una especie de “ecosistema” que sepa
equilibrar silencio, palabra, imágenes y sonidos».
Una paradoja útil es que para comunicar hay que callar, y
estar así dispuestos a recibir las palabras pertinentes que hablan de
Jesucristo, el Logos encarnado, la Palaba de Salvación.
Todos podemos
participar
Naturalmente, Benedicto XVI se refiere a la utilidad de
internet y de las redes sociales para comunicar el mensaje cristiano, invitando
a participar más activamente, porque lo importante es tener algo que decir. Y
un católico con buena formación tiene mucho que comunicar sobre la libertad, la
vida, el matrimonio, la ejemplaridad cívica, o la fe de la Iglesia.
Acabo
de leer un libro titulado “Antropología Diaria“ que a primera vista parece un
estudio académico sobre el ser humano, aunque en realidad es un conjunto de
cartas y artículos en los medios de comunicación defendiendo valores muy
necesarios hoy día. Así lo señalan los principales apartados que giran en torno
a: la libertad y libertades; el
matrimonio y la familia; la ejemplaridad cívica; laicidad sin laicismo; pensar
con sentido cristiano, etc[i].
El
autor considera que «todos queremos influir en la opinión pública y configurar
un ambiente más humano. Sin embargo no siempre sabemos escribir una carta al
periódico, expresar una opinión por teléfono, e incluso participar en un
coloquio en la universidad. Y esto también se puede aprender, cuando uno está convencido de que las ideas
cristianas básicas enriquecen mucho la vida en sociedad».
El
contexto vital de esos escritos a la opinión pública tiene en cuenta la
secularización y el laicismo durante los últimos años, con intentos de negar a
la fe su espacio en la vida social y en las instituciones.
Compartir la fe
La
Nueva Evangelización busca en cambio que la fe esté presente en la calle como
impulso operativo en millones de católicos consecuentes en sus trabajos -ahí
está la clave, lenta pero segura, para superar todas las crisis- con la fe
compartida y ofrecida.
En
su Mensaje, Benedicto XVI subraya que la verdad de la fe no es una opinión más
sino luz para todo hombre: «El hombre no puede quedar satisfecho con un
sencillo y tolerante intercambio de opiniones escépticas y de experiencias de
vida: todos buscamos la verdad y compartimos este profundo anhelo, sobre todo
en nuestro tiempo en el que “cuando se intercambian
informaciones, las personas se comparten a sí mismas, su visión del mundo, sus
esperanzas, sus ideales”».
También
el Cardenal Rouco acaba de recordar que la Jornada Joven de Nueva
Evangelización ha servido para invitar a todos los jóvenes de Madrid a que
asuman el recuerdo agradecido de la JMJ de evangelizar de nuevo y ser apóstoles,
indicando a los jóvenes que para evangelizar a los otros jóvenes «hay que
llevarles el amor de Cristo, saliendo, sintiéndonos misioneros y comunicándolo
con palabras y obras. La primera obra del amor es dar a conocer a Cristo».
Después
de la Resurrección de Jesucristo no había modo de hacer callar a los testigos
de la vida del Señor, ni con amenazas ni con la cárcel, pues ellos no tenían
más remedio que comunicar aquello que han
visto y oído, como narra el evangelio de Juan. Una tarea de siempre y
más cuando disponemos de tantas plataformas y
medios de comunicación.
Jesús Ortiz
Doctor en Pedagogía
http://www.analisisdigital.org/2012/05/17/comunicar-silencio-y-palabra/
http://www.almudi.org/Noticias/tabid/474/ID/1214/Saber-comunicar-hoy.aspx