lunes, 15 de febrero de 2021

Una mala ley de Educación

He pasado por un colegio de religiosas que lucía en su verja cientos de lazos naranja y un cartel grande en la entrada con el texto «Stop a la Ley Celáa». Y como este, otros miles de colegios en toda España. Es el grito de los colegios concertados,  los de educación especial o los privados, ante el rodillo de una ley con peores intenciones de lo que algunos piensan.

La llamada Ley Celáa ha pasado el trámite parlamentario en el Congreso sin consenso, sin consulta, y por un solo voto de mayoría. Su determinación es establecer la escuela pública y laica. Pero esto va contra la legislación y las recomendaciones internacionales que defienden la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos, rechazan el adoctrinamiento, y defienden el pluralismo como un valor social.

1. La Declaración Universal de Derechos Humanos trata el derecho a la educación en los siguientes términos: implantar la enseñanza primaria gratuita, garantizar la obligatoriedad de la enseñanza, determinar su contenido mínimo y respetar la libertad de los padres para elegir una educación que esté de acuerdo con sus propias convicciones, según recoge la profesora Carolina Ugarte en un artículo en el Diario Las Provincias del 14 noviembre 2020.

2. Recuerda que el derecho a la educación tiene una doble dimensión social y de libertad, y por ello indica que son los estados los que deben garantizar su cumplimiento. Así el artículo 13 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales señala: «Los Estados se comprometen a respetar la libertad de los padres de escoger para sus hijos escuelas distintas de las creadas por las autoridades públicas». En definitiva, la educación en libertad y la educación como derecho social es parte del contenido del derecho a la educación.

3. El artículo 27 de la Constitución española señala que todos tienen derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza. Y añade: «Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones». Obviamente ese derecho en sentido estricto es de los alumnos como personas con necesidades intelectuales, morales y religiosas, y que los padres son quienes se encargan primariamente de su educación y formación e instrucción

Impulsar la educación requiere avanzar en el aumento de la autonomía pedagógica, organizativa y de gestión de los centros educativos; una autonomía que se debe mostrar en la toma de decisiones sobre recursos humanos, materiales y financieros, y naturalmente en su proyecto educativo.

El programa PISA en sus sucesivas ediciones, señala la relación que existe entre el incremento de la autonomía de los centros y la mejora de los resultados de los alumnos, algo que nos sitúa lejos de otros países. Además el informe TALIS de la OCDE en su última edición de 2018 señala que el 21% de centros de Educación Primaria en España tiene autonomía para seleccionar y contratar profesorado, aunque está lejos del 90 % de Dinamarca, Bélgica, Inglaterra y Suecia, señala la profesora Carolina Ugarte.

Desde hace tiempo en España carecemos de un pacto nacional en educación estable fruto del debate pedagógico, centrado en el alumno pues el objetivo último es la formación integral de la persona. Pero ese pacto no puede alcanzarse si desde el Gobierno no hay voluntad de lograr de consenso que busque la colaboración eficaz entre los expertos en educación, los responsables de la elaboración de las políticas educativas y por supuesto de las familias. Todo esto está ausente en la ley que se tramita sin consenso y con sospechosa urgencia.

En cambio, llama la atención las declaraciones de la presidenta de la CEAPA, Leticia Cardenal, que defiende una escuela pública, laica y gratuita, y por eso considera que la LOMLOE o ley Celáa es estupenda. Defiende que solo debe haber dos tipos de escuela: pública mayoritaria y privada minoritaria que cuesta más dinero a los padres.

Por eso, según ella, debe desaparecer la concertada a pesar de que la cuarta parte de las familias la prefieren sobre las otras, un pequeño dato que por lo visto puede ignorarse. Entiende que la escuela concertada y diferenciada ¡es cuestión de creencias!, y no le gusta que se mantengan con dinero público.

La señora Cardenal rechaza las escuelas diferenciadas porque le parecen un atraso, cuando los expertos internacionales en educación cuestionan las ventajas académicas y educativas de la indiferenciada. Parece que aún mantiene el tópico de que el dinero público es para la escuela estatal, porque sería la más social e igualitaria. ¿Y si las familias quieren clase de religión? -que no es catequesis confesional-, pues que sea fuera del horario escolar, y que tienen que ceder, añade. En realidad la presidenta no parece que represente a los padres de alumnos ni que sea partidaria del consenso sino del rodillo.

Jesús Ortiz López

 

https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/mala-ley-educacion/20201202231144040532.html

 

El gran engaño de la ley de la eutanasia

 

Un reciente artículo del catedrático Manuel González Barón, catedrático de Oncología y Medicina paliativa expone con argumentos científicos y larga experiencia clínica que la eutanasia no es la solución de nada, en contra de lo que la presión del poder y la ideología reductiva quieren hacernos creer. La solución humana son los cuidados paliativos. Escribe que en el tramo final de la vida y ante el dolor:  «importa más la calidad que la cantidad de vida: una conversación franca y sincera, en la que emergen los posibles recursos del paciente para afrontar el sufrimiento, una despedida con sus seres queridos, tener la ocasión de perdonarse a sí mismo, perdonar y pedir perdón, dar las gracias, mostrar y recibir amor, dejar un legado, recordar momentos felices, poder hacer balance... De esta forma se puede llegar al final de manera natural con serenidad y paz con todos, y con Dios también si se es creyente».

Hay que quietarse la careta y admitir sin ideología que la eutanasia y el suicidio asistido es la gran mentira de la cultura de muerte, y la demolición de la dignidad de las personas. Es la gran manipulación a escala española sobre una sociedad que pierde progresivamente los valores humanos, y se conforma con ir tirando, aceptando que la engañen.

Cuando alguien tiene la tentación de quitarse la vida es porque no encuentra en quién apoyarse, ni percibe lo importante que es para algunas personas cercanas o incluso desconocidas. El suicidio es un grito de socorro para que alguien le atienda, le tome de la mano, y le transmita algo de esperanza, si hace falta con mucha energía, porque está en juego mucho más de lo que cree en ese momento.

La conocida película ¡Qué bello es vivir! ha tratado con delicadeza el grave problema del suicidio. Recordemos que el protagonista George Bailey está con el agua al cuello. Es un buen tipo, ha creado un banco para ayudar a la gente, pero en un momento dado no puede hacer frente a los pagos. El malvado señor Potter se se alegra de su problemas, y el desperado Bailey va a un puente, dispuesto a arrojarse al río. Pero viene a él Clarence, un ángel que tiene con él la oportunidad de ganarse sus alas. Lo hará mostrando a Bailey cómo habría sido la vida de su familia y amigos si él no hubiera existido: no se habría casado con Mary ni habría ayudado a tantas personas.

Como otras obras de arte, este film tiene raíces en un episodio de la vida del director Frank Kapra, allá por el año 1935, cuando se enconraa seriamente enfermo. Por lo visto recibió entonces la visita de alguien que cambió su vida, del que nunca supo su nombre, que le dijo: «Es usted un cobarde. Y lo que es más triste, una ofensa a Dios. ¿Oye a ese hombre?» (se refería a Hitler, que hablaba en la radio) «¿A cuántos habla? ¿15, 20 millones? ¿Y cuánto tiempo? ¿20 minutos? Usted puede hablar a cientos de millones, durante 2 horas. Y en la oscuridad. Sus talentos, señor Capra, no son suyos por derecho propio. Dios se los ha dado. Cuando no los usa, ofende a Dios y a la humanidad. Que tenga un buen día». Capra tomó conciencia de su responsabilidad como director de cine para transmitir esperanza cuando parece que todo se derrumba. Ese curioso discurso le llevó al confesionario y le devolvió las ganas de vivir encontrando el sentido de la vida.

Ley que mata la esperanza

Con la Ley de la eutanasia se mata la esperanza de muchas personas y se les empuja al abismo, engañadas y quizá acomplejadas por ser un peso para la familia y para la sociedad. Hecha la ley, hecha la trampa porque la experiencia de los países donde se ha impuesto se convierte en un tobogán por el que son empujados los ancianos, enfermos incurables, y los niños con alguna deformidad. Así la sociedad no gasta y puede vivir en el consumo y además sólo pasean por las calles gentes guapas con algún niño precioso y algún perro. Todo idílico aunque la conciencia de algunos familiares y otros médicos guarde la mentira de su vida bajo siete sellos.

No hay razón alguna para imponer la eutanasia entre nosotros pues la sociedad tiene aún raíces y costumbres cristianas, muchas más de las que supone el anticristianismo inoculado por algunos políticos, educadores, pensadores, artistas, y escritores. La eutanasia, palabra mentirosa y maldita donde las haya, no es la solución para nadie y envilece a la sociedad que se deshumaniza con ella, engañándose con un barniz de solidaridad y de identificación ecologista con la naturaleza endiosada.

El remedio lo sabemos todos y consiste en favorecer los cuidados paliativos aunque sean más caros que el veneno introducido con una cánula o una jeringuilla. La medicina actual tiene buenos recursos y técnicas para tratar con humanidad a los enfermos al final de su vida. Junto con el personal sanitario están los familiares con humanidad y la atención espiritual, que viene a ser lo más importante para recuperar el sentido de la vida, del sufrimiento, y de la Cruz para los que creen en Jesucristo, que son la mayoría de los españoles. Por todo ello es preciso avanzar mucho más en los cuidados paliativos superando una ley mortífera y la deshumanización que quieren imponer algunos políticos.

Pare terminar es preciso reconocer con pena que esta ley de la eutanasia no responde a ninguna demanda social sino al rodillo del poder, a inconfesables proyectos inhumanos, y sobre todo que ninguna razón les hará cambiar el rumbo destructivo de la vida. Luego, Dios dirá.

Jesús Ortiz López

 

La Madre y las mujeres

Una semana después del nacimiento de Jesús en Belén, la Iglesia ha celebrado la Maternidad divina de María, como el mejor comienzo de un año nuevo cargado de esperanza, que tanta falta nos hace. María es siempre el espejo en el que las mujeres cristianas ven elevada su propia maternidad, en una comunidad de sentimientos que solo ellas experimentan, a la vez que los hombres aprenden a valorar su aportación a la familia y a la sociedad. Es una luz para el feminismo auténtico en su tarea de empoderamiento de las mujeres, como ahora se dice.

Apuntes al Congreso WomenNOW

La escritora y activista Gloria Steinem ha proclamado en el congreso WomenNOW celebrado en Santander que «la violencia más fuerte del mundo no es la que hay entre naciones, sino la que se produce dentro de los hogares patriarcales, contra las mujeres y niños» y que la jerarquía de la familia patriarcal prepara a las mujeres para creer que es algo natural.

Reconocer la misión de las mujeres

Steinem se presenta como una feminista moderada y alejada de la guerra de sexos que propugna un cambio generacional; por eso ella es acogida por instituciones liberales y conservadoras.

En España y Occidente nos tomamos en serio estos avances sociales para valorar más a las mujeres (no existe la mujer, como tampoco el hombre) con su misión necesaria en la familia y la sociedad. Una misión en sentido real como llamada a su libertad para aportar lo que solo ellas pueden hacer; no es por tanto un papel o una función mandada o impuesta desde fuera sino algo íntimo radicado en su condición femenina, por la cual se realizan como personas y crean el entramado más básico de la sociedad, mediante la maternidad, la filiación, y el espíritu de servicio generoso que vitaliza la sociedad; sin ellas la convivencia sería semejante a la puede darse entre robots sin alma.

Sin embargo, todo este conjunto de principios y realidades representa sólo la mitad del ser humano. También los hombres (no el hombre abstracto) son necesarios para crear familia mediante la paternidad vivida también con generosidad y sacrificio, y para que el entramado social se fortalezca frente a los ataques externos e internos llevados a cabo por las ideologías, esas tan denostadas pero nunca erradicadas, como podemos comprobar en la actualidad.

Qué pasa en otras culturas

De modo que la mayor parte de las sociedades occidentales toman buena nota del impulso feminista para que ellas aporten todo su carisma, y más aquellas que tienen raíces y sentido cristiano de las personas y del bien común. No ocurre así otras muchas sociedades y en otras culturas que todavía no han recibido -y menos asimilado- el mensaje del Evangelio de Jesucristo, raíz de la civilización occidental, con todas sus deficiencias pero con unos valores más elevados. Como botón de muestra me referiré a la experiencia de lo sucede en una parte de la cultura islámica dominante en medio mundo y con fuerza expansiva.

Conmovedora historia de dos mujeres afganas y de sus familias que contiene la conocida novela «Mil soles espléndidos» de Khaled Hosseini. Está basada en hechos reales con un sabor agridulce. Muestra la vida más que dura durante las guerras en Afganistán que dejan rastro de destrucción y de barbarie, rusos, talibanes, norteamericanos. Pero sobre todo el sufrimiento de dos mujeres Mariam y Laila que representan a miles de mujeres tratadas casi como animales.

Aunque el mundo musulmán tenga cosas buenas, por ejemplo la fe sencilla y perseverante en Alá, no obsta para que muchos hombres -que son demasiados- abusen de las mujeres como dueños de animales para su satisfacción y desahogar su ira y frustraciones; es el caso de Rashid que se casa con la joven Mariam y años después cuando ella no puede darle hijos se casa con Laila. Es el abuso institucionalizado sobre mujeres prisioneras en casa de su dueño, porque tiene poco de marido: solo las necesitan para reproducirse, cocinar y limpiar.

Los talibanes aparecen como bárbaros asesinos sembradores de muerte y destrucción. No es exageración pues reconozco que hay también muchos buenos musulmanes, pero es una minoría selecta y cultivada, sobre todo quienes conocen la vida y los valores de Occidente. Es el caso del autor, Khaled Hosseini, que vive y triunfa en Estados Unidos, después de vivir años en su Afganistán natal.

El buen progreso

Volviendo al congreso WomenNOW sería bueno que se pudiera celebrar en los países musulmanes para corregir las malas prácticas contra las mujeres, desde el propio hogar. Y no le falta razón a la historiadora Maary Bread al recordar la escena de la Odisea en que Telémaco, el hijo de Penélope y Odiseo, le dice a su madre: «Cállate, madre. La palabra es cosa de hombres. ¡Vuelve a tu habitación! Y ella obedece». En efecto, era un abuso en una estructura social todavía inmadura en la que dominaba la fuerza por encima de la razón y del corazón. Una sociedad, la troyana, que todavía no conoce la amplitud de la razón ni la riqueza de la fe en el Dios real. Llegará siglos más tarde Jesucristo, el deseado de las naciones, para mostrar la verdadera faz de Dios, justo y misericordioso, que ama a todos y les atrae con infinita paciencia.

Esto es lo que los cristianos celebramos en la Navidad cuando se nos hace patente la naturaleza de la familia humana integrada por Jesús Niño, María y José, en la que cada persona vive su misión divina inigualable en medio de grandes dificultades, y es capaz de salvar definitivamente a la humanidad. Todo lo demás es consecuencia, gracia de Dios y libre respuesta de las mujeres y de los hombres, que tantas veces nos equivocamos.

Jesús Ortiz López

https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/madre-mujeres/20210113231412040782.html

El arte de los villancicos

Aun resuena la música de los villancicos que hemos cantado en Navidad. Ese amplio período recién terminado se ha enriquecido con estos cantares-oración que son arte popular de tradición mediterránea especialmente. Tanto las melodías variadas y sencillas, por lo general, como las letras son manifestación de fe más profunda de lo que parece: hay piedad, gracia, y teología.  

Son oración en que interviene el texto, la poesía, la música, el sentimiento y la doctrina más o menos popularizada. Incluso la audacia de muchos villancicos al tratar con desparpajo a la Virgen -se está peinando entre cortina y cortina- como con san José -le ha roído los calzones- muestran la familiaridad con la Sagrada Familia y la buena noticia del nacimiento del Salvador.  

De este modo los católicos entendemos mejor la Humanidad de Jesucristo y nos adentramos en la divinidad de su Persona. Quizá en otros ámbitos cristianos no expresan la fe de esta manera como ocurre en el ámbito luterano o de otras confesiones, incluida la Ortodoxia. Por eso benditos sean los villancicos que además cantamos en familia expresando lo mismo los niños y los abuelos que saben transmitir la fe. 

Me referiré tan solo a la letra tan conocida de algunos villancicos populares pues muestran una fe auténtica que va del corazón a la cabeza y viceversa.  

(…) «Marinero  ¿adónde vas?/ Deja tus redes y reza/Mira la estrella pasar./Marinero. Haz en tu barca un altar/ Marinero, marinero/ Porque llegó Navidad/Caminante, caminante/Deja tu alforja llenar/Caminante, caminante/ Porque llegó Navidad» (…) (JL.Perales Villancico dedicado a Aldeas Infantiles) 

El tamborilero popularizado por Raphael es otra muestra de porqué celebramos la Navidad: «El camino que lleva a Belén/ baja hasta el valle que la nieve cubrió;/ los pastorcillos quieren ver a su Rey,/ le traen regalos en su humilde zurrón,/ al Redentor, al Redentor. / Ha nacido en un portal de Belén, el Niño Dios! (Y la siguiente estrofa) Yo quisiera poner a tus pies/ algún presente que te agrade, Señor,/ mas Tú ya sabes que soy pobre también/ y no poseo más que un viejo tambor./ En tu honor frente al portal tocaré/ con mi tambor!» 

«Campana sobre campana/ Y sobre campana dos, asómate a la ventana,/ porque está naciendo Dios». Este último verso tiene buena teología porque Dios sigue naciendo, en Navidad y para siempre hasta el fin de los tiempos. 

¿Y qué decir del cariño que muestra este otro? «Ay del chiquirritín, chiquirriquitín/  metidito entre pajas,/ Ay del chiquirriquitín, chiquirriquitín/ queridí, queridito del alma» 

En un mundo con tanta violencia la llamada a la paz -que solo Dios puede dar- resuena en muchos villancicos: «Noche de paz, noche de amor:/ llena del cielo un resplandor;/ en la altura resuena un cantar:/ os anuncio una dicha sin par,/ en la tierra ha nacido Dios,/ hoy en Belén de Judá». 

Otro valor de los villancicos populares es el reconocimiento de las diversas riquezas de regiones y países, por ejemplo, «Fum, fum, fum» o Los campanilleros: «En la noche de la Nochebuena,/bajo las estrellas y por la “madrugá”/ los pastores, con sus campanillas,/ adoran al Niño que ha nacido ya./ Y con devoción…/ van tocando zambombas, panderos, cantando las coplas al Niño de Dios». 

La devoción popular, la fe teologal, y la liturgia se aúnan en el universal latino «Adeste fideles/ laeti triunfantes./Venite, venite/ in Betlehem./ Natum videte/Regem angelorum./ Venite adoremus,/ venite adoremus,/ venite adoremus, Dominum». 

Con estos mimbres los creyentes podemos mirar con provecho espiritual los belenes, rezar a Jesús, a María y a José para que nos ayuden y protejan, a la vez que pedimos perdón, paz y alegría.  

Es la invitación del Papa Francisco: «La Sagrada Familia de Nazaret representa "una respuesta coral a la voluntad del Padre”: ellos se ayudan recíprocamente a realizar el proyecto de Dios, rezando, trabajando y comunicándose. "Que ellos sean modelo para nuestras familias, a fin de que padres e hijos se sostengan mutuamente en la adhesión al Evangelio, fundamento de la santidad de la familia”. 

Jesús Ortiz López  

 

https://www.religionenlibertad.com/blog/356064555/El-arte-de-los-villancicos.html?preview=1

 

 

¿Qué está pasando en Australia?

Parece que la Iglesia es víctima de una caza de brujas en Australia. El caso de George Pell es un patinazo clamoroso que desvela las prisas por minar el prestigio de la Iglesia católica, arruinando la reputación del cardenal, que para muchos equivale a una muerte social: ha estado dos años en la cárcel hasta ser absuelto por falta de pruebas, basadas en el testimonio inverosímil de un antiguo monaguillo. Hay que pensarlo despacio para entender el tremendo daño causado. Y ahora salta otro gran patinazo por fake news sobre las finanzas de la Santa Sede, según desvela Aceprensa.

Un error contable

Las cuantiosas transferencias de dinero del Vaticano a Australia que tantas sospechas despertaron han resultado ser un error contable de las autoridades australianas. Tampoco se han encontrado pruebas de que se emplearan fondos de la Santa Sede para perjudicar al cardenal George Pell en su juicio por abusos sexuales, de los que finalmente fue absuelto, y el eco de esta buena noticia es mínimo comparado con el escándalo anterior.

El pasado 22 de diciembre, la agencia australiana contra el blanqueo de dinero, comunicó a la Comisión de Justicia del Senado australiano que había detectado más de 40.000 transferencias al país procedentes del Vaticano durante seis años hasta el 2020. Todas ellas sumaban al cambio 1.465 millones de euros. Como esa suma tan grande resultaba difícil de explicar, los obispos australianos pidieron a la Santa Sede que aclarara los motivos y los destinos de esos movimientos de fondos.

Esa Agencia oficial australiana y su homóloga vaticana, revisaron las operaciones, y hace poco dieron a conocer que en realidad, las transferencias de la Santa Sede a Australia en ese periodo fueron 362, por un valor total de 6 millones de euros, al cambio, que según la Santa Sede se dedicaron «a algunas obligaciones contractuales y a la gestión ordinaria de los recursos propios». El error de la Agencia oficial australiana se debió a que interpretó mal los códigos de las operaciones, de suerte que atribuyó al Vaticano miles de transferencias ordenadas desde Italia. ¡Lástima!

Y de nuevo esa Agencia oficial australiana también cometió el mismo error en sentido inverso (tendrán que buscar nuevos funcionarios más expertos). Al principio dijo que se había transferido de Australia al Vaticano el equivalente de 75 millones de euros cuando en verdad fueron 17 millones.

Números inverosímiles

El asunto comenzó en octubre pasado, cuando la prensa italiana publicó que en 2017 y 2018 la Secretaría de Estado de la Santa Sede había enviado dinero a Australia para «perjudicar» la causa de George Pell ante la Justicia. En aquel entonces, la acusación preparaba el pliego de cargos contra el cardenal, que en diciembre de 2018 fue condenado a prisión, donde estuvo hasta que el Tribunal Supremo vio su recurso y lo absolvió: «Existe una posibilidad significativa de que se haya condenado a una persona inocente, porque las pruebas no eran suficientes».

En su día, tanto la policía de la ciudad de Victoria, donde tuvo lugar el juicio a Pell, como el organismo anticorrupción del estado (AUSTRAC), decidieron no examinar el supuesto empleo de fondos en contra del cardenal, por falta de indicios suficientes. Pero la policía federal australiana abrió una investigación, mientras el Senado, que se interesó por el asunto, pidió la información que finalmente se comprobó errónea. Ya antes de la revisión, los cálculos de ese organismo resultaban inverosímiles, pues suponían que la Santa Sede habría enviado desde 2014 una cuantía equivalente a cuatro veces su presupuesto anual.

De todas formas, siguen investigando las transferencias supuestamente relacionadas con el proceso al cardenal Pell. También se implica ex cardenal Angelo Becciu, que fue destituido por el Papa Francisco por unas inversiones inmobiliarias turbias. Por ahora no se han hallado indicios de que aquel dinero fuera para influir en el juicio a Pell.

Algo huele a podrido en Dinamarca, denunciaba Hamlet, y no le faltaba razón: corrupción, arruinar reputación, ruptura de la unidad… Algo huele mal en Australia, o por mejor decir, en una parte de la sociedad y cierta parte del poder judicial.

Jesús Ortiz López

 

https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/pasando-australia/20210202003428040921.html