viernes, 20 de diciembre de 2019

Vacunarse frente a la mentira


El imperio de la mentira avanza en una sociedad que apenas encuentra recursos para frenarla. Desde instancias ideológicas y partidos políticos, intentan engañarnos con palabras falsas: progresista, demócratas, plurinacionalidad, diálogo, mesa negociadora, derecho a decidir, tolerancia, etc. Y hacen todo lo contrario. Con más calado aún: muerte digna, interrupción voluntaria del embarazo, matrimonio, familias, derechos sociales, etc.

De ese modo las palabras ya no remiten a la realidad sino a un constructo, un anacoluto que diría aquél, como simple expresión de la voluntad y la fuerza: sic volo, sic iubeo, es decir, quiero esto y lo impongo. Y la ciudadanía se lo traga tan pancha, porque ya no creen en la verdad de las personas y de las cosas, es decir, en la realidad real, no la de ficción inoculada por los que mandan para anestesiar a la sociedad en su capacidad de respuesta. Los nuevos derechos, que llaman, son en realidad pan y circo: el poder legislativo desconectado de la ética, el ejecutivo provisional montado en la mentira, el judicial politizado, y el mediático mercenario tratan de recrear ciudadanos dóciles y ejercer el control social. Hacen todo lo contrario de lo que demanda la condición humana hecha para vivir en la verdad.

A diferencia de los animales, que sólo ladran, relinchan, rugen..., la palabra humana tiene su contenido pues alaba o critica, corrige o escandaliza, construye o siembra discordia separando los corazones, y por eso debemos hablar siempre con prudencia. La gran tarea de la educación es formar a los jóvenes en los principios éticos permanentes, en la honradez, en el ejercicio de las virtudes, pues la forja del carácter pasa por decidirse por la verdad y la sinceridad, aprender a ser cortés pero sin adular, sincero sin tosquedad, honrado sin torpeza, fiel a los principios sin ofender a los demás.

Tendríamos que recordar que es mentira todo lo que contradice a la verdad y a la rectitud: se puede mentir con la palabra pero también con el silencio, con la doble intención, con el comportamiento astuto y falaz; y mienten también los que sólo dicen la mitad de lo que piensan, o van siempre con rodeos y medias tintas, los que desconciertan al prójimo porque nunca sabemos el alcance de su amistad.

«La mentira es condenable por su misma naturaleza. Es una profanación de la palabra cuyo objeto es comunicar a otros la verdad conocida. La intención deliberada de inducir al prójimo a error mediante palabras contrarias a la verdad constituye una falta contra la justicia y la caridad (...)» Por ello «Toda falta cometida contra la justicia y la verdad entraña el 'deber de reparación', aunque su autor haya sido perdonado», transmite el Catecismo de la Iglesia Católica (n.2485 y 248). 

Quien lastima la verdad no sabrá respetar sus deberes; quien emprendió un camino mediante afirmaciones dudosas, querrá abrirse paso en la vida de un modo poco honrado: si es un político mentirá de modo compulsivo sin importarle lo que dijo ayer, si es juez se plegará al poder ejecutivo y a una opinión pública manipulada; si es funcionario público se dejará sobornar; si es comerciante manipulará con el fraude; si es empleado se aprovechará o hurtará a la empresa; si es obrero manual engañará en la factura o cubrirá las chapuzas para que su mal hacer tarde en notarse.

«Amicus Plato magis veritas»: Platón es mi amigo pero lo soy más de la verdad. Debería figurar en el frontispicio del Congreso. Si no queremos perjudicar a otros es preciso seguir el principio moral que prohíbe hacer el mal para alcanzar un fin bueno. Y evitaremos mentir para subir un escalón hacia la meta propuesta, la conquista del cielo para algunos, mientras que lo contrario nos incluiría en la caterva de los trepas, que desarrollan toda su astucia para encaramarse sobre los demás y triunfar.


Todos podemos ser veraces en vez de mentirosos y ejercitar la virtud cada día: ser hombres o mujeres de palabra que saben dominar su lengua porque quieren ser leales. No descubrir el secreto que te fue confiado, no divulgar maliciosamente las faltas de los demás, no murmurar ni punzar con ironía a los presentes ni hablar mal de los ausentes; no extasiarte escuchándose a sí mismo y sin dejar pausa para otras intervenciones; no parlotear sin ton ni son, con palabrejas vacías o infames. Por último: perseverar siempre en la verdad aunque alguna vez sea en detrimento propio; no mentir ni siquiera en las cosas pequeñas. Y por todo ello estar vacunados contra los mentirosos y frenar el imperio ominoso de la mentira.


Jesús Ortiz López.


jueves, 21 de noviembre de 2019

Nunca más

En noviembre hacemos memoria de los muertos en la paz de Dios y también de los que ha sufrido muerte violenta, como son tantos mártires españoles. Hace poco se ha publicado el martirologio matritense dirigido por Mons. Martínez Camino, un trabajo de investigación y documentación que contiene más de 400 biografías. Ha trabajado con datos de mártires eclesiásticos dejando para más adelante a los civiles; no de la Guerra civil, como bien dice, sino del siglo XX en España, pues no fueron combatientes en ningún bando.
No son combatientes en guerra
Señala en la introducción que esta obra recoge «la peripecia biográfica y material básica de todos los sacerdotes y seminaristas relacionados con la diócesis de Madrid-Alcalá que fueron víctimas de la persecución del siglo XX por ser tales, con independencia de que sus muertes hayan sido reconocidas como martiriales de modo canónico o puedan llegar a serlo».
Como es sabido, las víctimas en España han sido: 12 obispos, 4.200 sacerdotes y seminaristas y cerca de 3.000 religiosos y religiosas, junto con miles de laicos: son ya cerca de 2.000 los que han sido elevados a los altares. En Madrid el número de sacerdotes y personas consagradas se acercan a los 1.000. Unos 400 han sido beatificados o canonizados, la mayoría religiosos o religiosas.
Esto es historia documentada y no un manual para sembrar sal en las heridas del pasado. Algo contrario por cierto a la Ley de la Memoria histórica, que no parece memoria porque olvida el mal causado por ambas partes en aquella guerra fratricida; y tampoco es histórica porque ignora la realidad compleja de los hechos ocurridos.
Sembradores de maniqueísmo
El maniqueísmo es una patología del corazón que alimenta el odio al contrario y necesita distorsionar la realidad, como intenta esa funesta ley. Porque los dos bandos hicieron víctimas y represalias abominables. Hoy prima destacar las del franquismo y hacer homenajes a los muertos del Frente Popular. Mal signo que falta a la verdad. Ciertamente las cunetas recibieron víctimas republicanas -también del bando nacional-, mientras que las tapias de los cementerios recibieron los cuerpos de muchos más cristianos coherentes hasta la muerte.
Como botón de muestra de las salvajadas vale recordar un testimonio terrible de los milicianos en Alicante en 1936: aquellos del mono se divirtieron con una broma espeluznante con un niño para que contara las orejas cortadas a los «fascistas» que habían torturado antes de asesinarlos. Otro ejemplo es la diócesis de Barbastro, donde fueron asesinados nueve de cada diez sacerdotes, casi la totalidad de los religiosos y numerosos laicos. Entre ellos el gitano cristiano Ceferino González «El Pelé» y el obispo Florentino Asensio, escarnecido y martirizado hasta lo indecible. Con razón se ha escrito que Barbastro ha sido la capital española del martirio.
Entre la abundante bibliografía histórica sobre este período, cabe recordar la obra de Gonzalo Redondo, «Historia de la Iglesia en España 1931-1939. Tomo II. La Guerra Civil (1936-1939), reeditada en 1993; la de Vicente Cárcel Ortí «La Iglesia durante la II República y la guerra civil (1931-1939), también se sigue publicando la clásica obra de Mons. Antonio Montero, titulada «Historia de la persecución religiosa en España 1936-1939», y también, entre otras, la de José Luis Alfaya «Como un río de fuego» sobre la persecución religiosa en Madrid.

Jesús Ortiz López 

http://www.clubdellector.com/entrada-de-blog/nunca-mas

¿Hasta cuándo Celáa?


La ministra de Educación, Isabel Celáa, ha sorprendido desde el primer día y seguirá sorprendiendo hasta el último, quizá ya próximo. Tiene algunas ideas claras y distintas, sobre la educación como competencia esencial del Estado y accidental de las familias. Lo acaba de afirmar en el Congreso de Escuelas Católicas diciendo: «De ninguna manera puede decirse que el derecho de los padres a escoger una enseñanza religiosa o a elegir centro educativo podrían ser parte de la libertad de enseñanza», porque según ella no son emanación estricta de la libertad reconocida en el artículo 27 de la Constitución. Y ella lo ha dicho con una lamentable falta de empatía ante 2000 asistentes, que no parecen partidarios de Gramsi ni de Iglesias. Quizá tengan razón quienes la consideran como una mujer de apariencia frágil pero con corazón de acero.

De nuevo habrá que recordar a la ilustre Ministra que el apartado 3 del Artículo 27 de la Constitución no es poesía ni realidad virtual: «Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones».  Aún más importante, si cabe, es que la «libertad de enseñanza religiosa» es parte de la «libertad religiosa» -uno de los derechos humanos fundamentales-, que estaría incluso por encima de la constitución de un país concreto.

La pasada primavera Celáa presentó el anteproyecto de la futura ley de Educación para eliminar la Lomce. En ella se orilla la demanda social, es decir, la libertad de los padres para elegir, y se asfixia la libertad de enseñanza, pues solo habla del derecho a la educación (y papá Estado lo atenderá jibarizando a la concertada, la tendencia permanente del comunismo junto con el socialismo clásico); y no podía faltar la devaluación de la Religión como marca de la casa laicista. También omite las necesarias provisiones económicas para hacer frente a cada puesto escolar, en perjuicio de la concertada, pues en su obsesión por la estatal ya tirarán de las arcas públicas para mantener sus escuelas.

Las escuelas privadas -mejor reconocerlas como de «iniciativa social»- ahorran cada año cerca de 12 mil millones al Estado, y además la variedad de escuelas concertadas de todo signo, no solo católicas, contribuyen a una sana competencia que beneficia a todos. Por ello, ayudar a esas aulas es de justicia básica y no una subvención graciosa del poder.

Resulta que frenar la iniciativa social ha sido siempre una querencia de los totalitarismos, tanto de izquierdas como de derechas. Siempre han soñado con la creación de un hombre nuevo para una sociedad sin Dios. Incluso han intentado tandas veces construirla realmente, como aquella Nova Huta -en el barrio comunista de Cracovia- y su fracaso ya es histórico. Ahora en China hacen lo mismo; Hitler quiso apropiarse de la mente de las juventudes y también fracasó.

El Gobierno provisional, abrazado ahora a comunistas reciclados y a secesionistas insolidarios, se presenta de nuevo como «progresista» y pretende hipnotizar a los ciudadanos con el «consenso» a modo de talismán engañoso. No lo desean en las formas, como acaba de demostrar Celáa, y tampoco en el fondo de esa contrarreforma que tiene una concepción cerrada de la persona sin sentido de trascendencia: lo importante para ellos es la ideología de género y el inglés. No hay modo de llegar a un Pacto de Estado sobre la Educación porque tratan de tener las manos libres para imponer ahora una ideología socialista-comunista, sin consenso con la comunidad educativa.

Asistimos así a otro intento de asfixiar el derecho de las familias, la libertad de enseñanza, para hacer de la concertada una escuela de segundo orden «para ricos». Por lo visto el socialismo tiene miedo de que los padres católicos y la Iglesia les arrebaten la mente de los jóvenes, algo propio de los totalitarismos socializantes a lo largo y a lo ancho de la historia. En oposición a la educación cristiana que fomenta la libertad y la convivencia. Parece que ahora hay que recordar y exigir cosas elementales pero ignoradas por la Ministra de la mala educación.

Jesús Ortiz López



https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/hasta-cuando-celaa/20191119193022029035.html

lunes, 18 de noviembre de 2019

Leyes liberticidas o maestros


El misil contra la libertad de educación lanzado por la Ministra Celáa ha encendido las alarmas sobre las intenciones del actual Gobierno provisional de Pedro Sánchez. Y acaba de afirmarlo precisamente en el Congreso de Escuelas Católicas diciendo que de ninguna manera el derecho de los padres a escoger una enseñanza religiosa o a elegir centro educativo son parte de la libertad de enseñanza, porque según ella no son emanación estricta de la libertad reconocida en la Constitución.

Las leyes liberticidas disfrazadas de igualitarismo y de progresismo no podrán anular el papel de las familias y de los maestros en el sentido más clásico. La sociedad, es decir, todos y especialmente los jóvenes necesitan referencias fiables cuando faltan asideros para encontrar sentido al vivir. Y con las referencias modelos para aspirar a la excelencia: si es en cristiano, mucho mejor.

Como es sabido, el término maestro procede del latín, magister, que viene de auctor: el que da valor a algo, el conductor hacia un buen fin, el que enseña. Ya sé que ahora está mal visto ser maestro y nadie reconoce ser discípulo de otro. Faltaría más: «yo soy autodidacta, creativo, original»; y si no que se lo digan a los grafiteros tan supuestamente originales, aunque la mayoría son copiones con spray de colores chillones. Pero no es verdad que sean tan originales: todos somos deudores de los padres y maestros. A partir del nacimiento comenzamos a aprender, a ser deudores de la experiencia y el saber de los que nos preceden.

A hombros de gigantes
Menospreciar el magisterio es una insensatez. Se dice con razón que todos «vivimos a hombros de gigantes», los que nos han precedido, y el que no lo reconozca será un ignorante. Mayor importancia tiene esto en la Evangelización que transmite en vivo verdades necesarias para conocer y conocerse, y aportar algo a la Iglesia como cristianos, y a la sociedad como ciudadanos. Por eso en la plegaria de la Misa reconocemos ante Dios el favor de «quienes nos han precedido en el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz».

Sin la gran Tradición cristiana poco podíamos hacer en el orden espiritual e incluso en el material, si se puede expresar de este modo, ya que la persona humana es espíritu encarnado o cuerpo espiritualizado, sin la dicotomía racionalista o cientifista que aísla lo uno de lo otro. Se trata de un dualismo ajeno al pensamiento cristiano que está presente en otras culturas y se notan las consecuencias.

Lo importante es elegir los buenos maestros. En el Parque del Oeste de Madrid, cercano a varias Facultades de la Complutense, se encuentra el monumento al Maestro que enseña con un libro a un pequeño apoyado en sus rodillas, y suele estar rodeado de flores de colores alegres, algunas llamadas comúnmente “pensamientos”.

Autoridad
El conocido escritor Juan Manuel de Prada recordaba en un artículo la auctoritas como característica del magister, esa que apenas se encuentra hoy en el planeta global. ¿Puede un profesor invocar la autoridad ante los alumnos que se encaran con él?, ¿qué político actual tiene auctoritas?, ¿qué leyes actuales emanan de la auctoritas? Auctoritas -resume de Prada- viene del latín augeo y significa aumentar en conocimiento y principalmente crecer como persona: aquí está el quid de esa noble e indispensable tarea, del maestro y principalmente del alumno. Por ello la autoridad nada tiene que ver con la imposición o el autoritarismo que es su deformación.

También he leído que el pequeño Pablo, enfermo de leucemia, ha seguido 5º de primaria gracias al robot AV1 presente en clase en su lugar, algo admirable y prueba de la ayuda que la tecnología puede brindar a los alumnos. Sin embargo, se equivocarían los padres, maestros, y las leyes de educación si vieran en la tecnología la panacea, porque es fácil que lleguen a deshumanizar la educación, y asimismo a los maestros y a los alumnos. 


 Jesús Ortiz. Madrid



https://www.religionenlibertad.com/blog/237284620/Leyes-liberticidas-o-maestros-.html?preview=1

sábado, 2 de noviembre de 2019

Amazonia y respeto a la vida

Dos noticias sobre el momento actual de la Iglesia y distintas en su repercusión, aunque con una base común: el respeto a la vida. Por una parte, el Sínodo de la Amazonia reclama mayor respeto para esa importante zona del planeta, de acuerdo con la teología de la Creación. Como ha escrito el Papa Francisco el mejor ecologismo se fundamenta en la antropología integral y exige el respeto de la vida humana. Por otra parte, es noticia una declaración interreligiosa que defiende la vida humana especialmente frente a la eutanasia. La primera noticia ha tenido gran repercusión en los medios mientras que la segunda aparece con timidez.

El Sínodo de la Amazonia

Para algunos el documento final del Sínodo sobre la Amazonia es una novedad que cambiará la pastoral de la Iglesia a medio plazo. Habrá que esperar al documento del Papa Francisco después de un Sínodo: unos días de comentarios para sacar punta en un sentido u otro y después silencio, y probablemente se activarán algunas prácticas para mejorar la atención de los fieles en esa zona. Esto significa ante todo conocer y centrar la vida en Jesucristo, único redentor del hombre: en eso consiste la evangelización que purifica las culturas.

Además, el Sínodo propone mejorar la formación espiritual y humana de los sacerdotes para que no se confundan con agentes sociales pues, como enseñaba san Pablo VI, entre evangelización y promoción humana hay fuertes lazos pero no se identifican con la liberación temporal, pues se acabaría por convertir el Evangelio en una ideología. Con otras palabras, se trata de evitar tanto la secularización de los sacerdotes como la clericalización de los laicos, según escribe el Papa Francisco.

La Declaración interreligiosa

La otra noticia destaca que cristianos, musulmanes y judíos han firmado una declaración que rechaza la eutanasia y el suicidio asistido, mientras defiende el derecho a la vida de toda persona, en particular en su fase terminal. Y también defiende el derecho de objeción de conciencia para los sanitarios que se encuentren ante la imposición práctica de la eutanasia. A instancia del rabino Abraham Steinbeg estas grandes religiones monoteístas declaran que «la eutanasia es inmoral e intrínsecamente errónea», y rechaza la presión que se hace sobre los pacientes terminales para que dejen de ser una carga y quieran acabar con su vida.

Esta declaración es un gran paso para la relación entre las grandes religiones que coinciden en el reconocimiento y alabanza del Dios único, y por ello tienen una concepción semejante respecto a la dignidad de toda persona. De ahí que se opongan a la manipulación de los enfermos, de sus familiares y de la opinión pública. Y en positivo abogan por aumentar los cuidados paliativos que proporcionan alivio y mitigan el dolor de los pacientes.

En estos años, y a pesar de la presión de la «incultura de la muerte», se ha avanzado mucho en cuidados paliativos que integran la dimensión sanitaria, psicológica y espiritual. Frente a los casos singulares trágicos expuestos en los medios, televisión, radios, y prensa, todos conocemos otros muchos casos protagonizados por familias y profesionales de la sanidad, que atienden con gran humanidad a los pacientes. El resultado es la paz de quien reconoce que la vida es un don de Dios, o al menos que tiene un sentido más allá de la extinción.

Dos noticias pues que implican a la Iglesia de distinta manera. Una siembra desconcierto y preocupación entre los fieles por los intentos de utilizar una situación determinada para cambiar la pastoral y la doctrina sobre los sacramentos de la Iglesia universal. No lo conseguirán como tampoco lo han logrado algunos desde hace quinientos años. En cambio, la otra noticia muestra la lucha diaria de la Iglesia y otras religiones en favor de la vida y de la dignidad humana frente a cualquier esclavitud, algo que tiene mucho más calado para el presente y el futuro de la humanidad.

Sería oportuno prescindir de las anteojeras para distinguir la realidad a medio y largo plazo. Y desde luego dejar el orgullo de considerar rígidos y ritualistas a los hermanos que no se prestan a las maniobras del poder.

Jesús Ortiz López



lunes, 21 de octubre de 2019

La homilía del domingo


Una buena madre de familia me decía que la Misa del domingo le sirve para orientar toda la semana, con la homilía que da alguna idea y un propósito general.  Le respondía que ojalá sea así, y que la homilía es importante siempre que esté al servicio de la Palabra, cosa que algunos fieles olvidan. Se quedan con la duración, si tiene un argumento claro, o si se entiende al sacerdote; en definitiva, algunos se quedan con el envoltorio sin llegar al regalo que es la Palabra de Dios y la Eucaristía.

La mayoría de los sacerdotes que conozco preparan con antelación el conjunto de su variada predicación y en particular la homilía dominical, además de la cotidiana, si es el caso. Otra cosa es que luego logren alcanzar su objetivo, sin olvidar aquel dicho de que «el sacerdote que no mueve las almas contribuye a mover el trasero de los oyentes». Por eso intentamos documentarnos y llevar antes a la oración la predicación y pedir gracia al Espíritu Santo, pues sin ella no tendría eficacia sobrenatural: más que técnica es corazón movido por la fe.  El Papa Francisco es un ejemplo de homilía diaria directa, con pasión, y breve.

No resulta difícil comprender que una breve homilía de un domingo requiere bastante preparación. Porque hay que resumir una idea o comentario de fe en pocos minutos, con un argumento desde el inicio hasta el final concreto. Salvo excepciones, una homilía no debería superar diez minutos, a todos los niveles, incluidas las bodas, bautizos, confirmaciones o funerales. Muchos, incluidos los señores obispos, lo intentamos aunque a veces no lo consigamos.

Cierto que los sacerdotes no deben abusar de la paciencia de los fieles, aunque quizá sea oportuno añadir que Dios merece que le dediquemos al menos casi una hora a la semana: para encontrarse con Jesucristo y cargar baterías para portarse como hijos de Dios. De eso se trata. Y además, el encuentro amistoso de familias a la salida completa esa reunión en el nombre del Señor, como dice un canto de entrada.

Recuerdo el comentario de un asistente a un Retiro de varios días que comentaba al final los aspectos literarios y retóricos de aquellas «conferencias», decía. Aunque diera un notable al sacerdote, el comentario era para deprimirse porque el buen señor no había entrado en el Retiro. Se trataba de meterse en la Palabra de Dios para convertirse bajo la acción del Espíritu Santo, no por la elocuencia del predicador.

El estímulo, la comprensión y la oración de los fieles, son una gran ayuda para avanzar juntos en la fe compartida, celebrada y vivida. Con un mal predicador, pero con fe y corazón, el Espíritu Santo puede hacer maravillas.


Jesús Ortiz López


https://www.religionenlibertad.com/blog/744849531/La-homilia-del-domingo.html

viernes, 18 de octubre de 2019

J.H.Newman: un hombre nuevo


J.H.Newman: un hombre nuevo (I)

Su apellido significa precisamente «un hombre nuevo», un hombre renacido. Su canonización reciente lo declara como nuevo santo, y propone como ejemplo del seguimiento honrado de Jesucristo en la Iglesia.

Un hombre nuevo renacido primero en el bautismo en la Iglesia anglicana, y más tarde convertido a la Iglesia católica, donde encontró la plenitud de verdad y de medios de santificación, porque fue descubriendo cómo discurre el encuentro real con Jesucristo Salvador.

Una fe pensada y vivida

Estos días se escribe mucho sobre el nuevo santo facilitando el descubrimiento de su inmenso influjo en la Iglesia. En esta ocasión me permito señalar tan solo algunas líneas de fuerza de su fe pensada y vivida. El Catecismo actual le cita en cuatro ocasiones sobre la fe, la conciencia, la conversión y la adoración a Dios.

En un momento en que se sintió morir manifestó «No he pecado contra la luz», de la fe recibida como regalo de Dios.  Newman sabe que la fe responde honradamente a las verdades revelas sobre Dios, el hombre y el mundo, custodiadas y vividas en la tradición de la Iglesia. Estudiando la vida de los primeros cristianos, las enseñanzas de los Padres y la doctrina vinculante de los Concilios, llega a la convicción de que todo ello se encuentra en la Iglesia de Roma.

Al respecto enseña el Catecismo que la certeza que da la luz de la fe es mayor que la de la razón natural y la experiencia humana, porque tiene la garantía de Dios, y cita estas palabras de Newman «Diez mil dificultades no hacen una sola duda» (J. H. Newman, Apología. (n. 157). Valentía, por tanto, para pensar la fe sin detenerse en las dificultades.

Una segunda referencia al nuevo santo aparece al tratar de la conciencia, que refleja la luz para cada actuar de acuerdo con el querer de Dios. En efecto, enseña el Catecismo que «La conciencia moral es un juicio de la razón por el que la persona humana reconoce la cualidad moral de un acto concreto que piensa hacer, está haciendo o ha hecho. (…) La conciencia es la mensajera del que, tanto en el mundo de la naturaleza como en el de la gracia, a través de un velo nos habla, nos instruye y nos gobierna. La conciencia es el primero de todos los vicarios de Cristo (Newman, Carta al duque de Norfolk 5) (n. 1778).

Tenía pues un sentido de la conciencia como lugar de encuentro con Dios, en contraste con esa concepción tan extendida de la conciencia como en reino de la subjetividad, que se sitúa por encima de las normas morales y de las leyes divinas y humanas.


J.H.Newman: un hombre nuevo (II)

Newman siguió durante años un proceso de conversión personal, buscando la luz más plena, la rectitud de conciencia donde se encontraba a solas con Dios, y la purificación del corazón frente a la vida mundana. Sabe con plena certeza que la verdadera dicha no reside en la riqueza o el bienestar, ni en la gloria humana o el poder, ni en ninguna obra humana, por útil que sea, como las ciencias, las técnicas y las artes, ni en ninguna criatura, sino en Dios solo, fuente de todo bien y de todo amor. Esta vez el Catecismo recoge estas palabras del nuevo santo:

«El dinero es el ídolo de nuestro tiempo. A él rinde homenaje "instintivo" la multitud, la masa de los hombres. Estos miden la dicha según la fortuna, y, según la fortuna también, miden la honorabilidad… Todo esto se debe a la convicción de que con la riqueza se puede todo. La riqueza por tanto es uno de los ídolos de nuestros días, y la notoriedad es otro… La notoriedad, el hecho de ser reconocido y de hacer ruido en el mundo (…) ha llegado a ser considerada como un bien en sí misma, un bien soberano, un objeto de verdadera veneración» (Newman, Sermones parroquiales, Sobre la santidad, 5) (n.1723).

Finalmente, esa honradez intelectual y esa valentía personal le llevan a reconocerse como criatura agradecida de Dios, con esa humildad tan atractiva que vemos en los santos. Es el respeto al Nombre de Dios, tan atacado a veces hoy día con la blasfemia oral o gestual que incluso pasa por artística, cuando se pierde el sentido de lo sagrado, algo que pertenece a la virtud de la religión. Ese hombre que se reconoce con sencillez como criatura de Dios no caerá en el endiosamiento orgulloso de quien no debe nada a nadie, y menos a Dios.

Esta vez el Catecismo recoge otras palabras de J.H. Newman:  2144 Los sentimientos de temor y de "lo sagrado" ¿son sentimientos cristianos o no? Nadie puede dudar razonablemente de ello. Son los sentimientos que tendríamos, y en un grado intenso, si tuviésemos la visión del Dios soberano. (…) No tenerlos es no verificar, no creer que está presente» (Newman, ibidem, 5, 2).
Oportuna por tanto es esta canonización pues arroja luz sobre dudas y errores teóricos y prácticos en temas capitales para la vida personal y social: la honradez intelectual, la conciencia recta, la conversión sincera a Dios, y la valentía personal para reconocer la soberanía de Dios. Dios está en la conciencia y en la calle.

Jesús Ortiz López


martes, 24 de septiembre de 2019

LIBROS RECIENTES DE JESÚS ORTIZ LÓPEZ

EL AUTOR





Jesús Ortiz López ha ejercido la docencia durante años en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Pamplona. Ha dirigido la Formación religiosa en varios colegios del Norte de España. Es autor de una decena de libros, entre ellos «Tres Pilares de la vida cristiana», «Preguntas comprometidas», «Volver a la fe», «Creo pero no practico», etc. También «Conocer a Dios», y otros como «Voy a recibir la Confirmación», muy difundido. 

Es doctor en Pedagogía y también en Derecho Canónico. Publica artículos en varias páginas digitales: Confidencial Digital, Religión en libertad, y Club del lector. 
Continúa impartiendo cursos de su especialidad y ejercitando su labor pastoral en Madrid.



OBRAS RECIENTES

JESÚS ORTIZ LÓPEZ
Luces largas para el Cielo

BibliotecaOnline. Madrid 2010. 112 págs.





A modo de entrada esta nueva obra del profesor Jesús Ortiz plantea algunas preguntas decisivas sobre las que ofrece una reflexión de fe con sentido práctico. ¿Calla Dios ante las injusticias de los hombres? ¿Al final de la historia se sentarán en la misma mesas las víctimas y los verdugos? ¿Cómo se entiende el «hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo»? ¿El cielo se parece a un nirvana o sueño con anestesia?

Cada capítulo aborda una cuestión como la verdad de la muerte, el juicio de Dios, la realidad del cielo y del infierno, la comunión de fe y de gracia, o la esperanza de la resurrección según la doctrina católica. Y cada uno termina con unas últimas preguntas para ayudar al lector a situarse ante el futuro de la vida eterna. Este libro está dirigido en primer lugar a quienes procuran ser coherentes con la fe cristiana. También desea llegar a los alejados de las prácticas de fe, pues conservan un fondo cristiano mayor de lo que suponen. 








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JESÚS ORTIZ LÓPEZ
CON ÉL
Agosto 2020. E. Palabra. Madrid 2020. 172 págs.

Un libro con meditaciones para día del mes de agosto, centradas en los textos litúrgicos, con propuestas concretas y estímulo para que la fe se plasme en obras, con influjo en la vida familiar, profesional y social. 





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JESÚS ORTIZ LÓPEZ
Tres Pilares de la vida cristiana

Ed. Palabra. Madrid. 2019. 189 págs.







Con el hilo conductor de las tres virtudes teologales el autor ofrece esta vez unas reflexiones prácticas sobre estos Tres Pilares de la vida cristiana, para descubrir la mano de Dios en los sucesos ordinarios de la propia vida. Lo hace siguiendo algunos pasajes de la Biblia, principalmente del Nuevo Testamento centrado en Jesucristo, en quien culmina la historia de la salvación.

Con los ojos finos en Jesucristo, la Palabra que reúne todas las palabas de la Biblia, los cristianos soñamos con transformar nuestro mundo, aportando la luz de la fe, la seguridad de la esperanza y el calor de la caridad. 


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JESÚS ORTIZ LÓPEZ
Preguntas comprometidas

ADADP. Barcelona, 2015, 222 págs





El Papa Francisco repite que los creyentes no deben dejarse robar la esperanza, afectados por el desierto de la negatividad y la crítica al sentido cristiano de la vida. Sin embargo hay mucha sed de Dios y permanecen los interrogantes más profundos del hombre. A esto responde la nueva obra del profesor Ortiz López articulada en forma de preguntas que hacen dos jóvenes, Barto y Lidia, sobre las cuestiones fundamentales de la fe cristiana: Quién es Jesucristo, la vida sorprendente de la Iglesia, la aventura de la santidad, las luces y sombras de la fe, o la fuerza de la caridad, entre otros apartados. 

Y Pedro, voz de la Iglesia, va respondiendo a sus preguntas. Ese modo de presentar la fe resulta, de modo cualquier lector puede identificarse con los interrogantes planteados, pero también con el compromiso de reflexionar y recuperar una fe más comprometida. 

Cada capítulo termina con valiosos y emocionantes testimonios de hombres y mujeres que viven la alegría del Evangelio en circunstancias muy difíciles, lo cual permite ver la mano de Dios en su gran esperanza.

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JESÚS ORTIZ LÓPEZ
VOLVER A LA FE. 
ADADP, Barcelona, 2013. 159 págs.






Este interesante libro empieza reuniendo unos contenidos básicos de la fe que abren el panorama de una vida con sentido y que llama “horizontes de fe”, para abordar en una segunda parte la fe como acto vivido personalmente, los “horizontes de  vida” pues se implican mutuamente. Afirma que la fe no tiene recetas mágicas para nuestros problemas pero sabe abrirnos a horizontes de plenitud que encaminan a la felicidad que todos necesitamos.

            Volver a la fe puede entenderse como regresar al punto de partida si uno ha abandonado la fe concreta que emana del Evangelio de Jesucristo y enseña la Iglesia, a fin de anudar el hilo interrumpido de la historia personal de encuentros con Dios. Y también puede entenderse como la actitud de volver continuamente a la brújula de nuestra vida para agradecer el don recibido y participar más activamente en la nueva evangelización.


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JESÚS ORTIZ LÓPEZ
Mapa de la Vida Eterna
Eunsa. Pamplona, 2012. 136 págs. 

Sin pretender hacer un tratado de escatología o estudio teológico de las realidades últimas, el autor aborda los puntos importantes sobre la vida eterna con un sentido práctico, de modo que sirva para la reflexión y provecho espiritual. Puede ser un texto para meditar durante un retiro o curso de retiro, pues son buenas ocasiones para revisar el presente a la luz del futuro preparado por Dios para los que le aman.

En estas páginas entran en los grandes temas que dan luz a la vida en la tierra, resuelven importantes incógnitas, e invitan a la esperanza, porque Dios está a favor del hombre. 


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JESÚS ORTIZ LÓPEZ
Hablemos de Compromiso
Forjar el carácter y educar los afectos
Cobel. Alicante, 2011. 110 págs.


Viendo determinados comportamientos uno se pregunta: ¿será verdad que la edad media de inicio del consumo de drogas de síntesis está en los quince?, ¿acaso es señal de modernidad sobrevivir por las noches a base de alcohol y dormir durante el día?, ¿qué solidaridad puede tener quien se dedica a destrozar el mobiliario urbano? La autenticidad tiene mucho que ver con la forja del carácter y la formación de la conciencia, y poco con la simple espontaneidad, y de ello habla este pequeño libro.



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Más información sobre las obras del autor se encuentra en el siguiente enlace de la conocida web Tus Libros




Dios en la poesía actual




Dios tiene infinitos caminos para atraer a cada persona pues busca la felicidad concreta de cada uno. Unos tienen fe y son dichosos, si bien relativamente pues aún estamos en camino. Otros buscan a Dios, con más o menos ganas, y sufren cuando no encuentran respuestas vitales, principalmente al problema del dolor. Finalmente, otros no buscan a Dios y se emborrachan con algunos bienes terrenos, y son desgraciados. No hace falta ser Pascal para captar esta sociología del corazón humano.
El verdadero arte es una manifestación de la belleza, siempre exigente y muchas veces angustioso. Con razón se dice que es una ventana a la trascendencia, aunque no se sepa en qué consiste ese superar el límite de lo vulgar.
Los poetas buscan a Dios aun sin saberlo: unos se conforman con atisbar algo trascendente, otros exprimen su corazón y sensibilidad para concretar la belleza en el Ser personal del Amor. Entre ellos podemos situar a los poetas presentes en la obra titulada Antología de la colección Adonais de Ediciones Rialp titulado «Dios en la poesía actual». Citaré tan solo algunos de estos artesanos de la palabra: Carmelo Guillén, - director de esta edición-, Rocío Arana, José Julio Cabanillas, Miguel D’Ors, Jaime García-Maíquez y su hermano Enrique, Juan Messeguer, Inmaculada Moreno, Andrés Trapiello, y otros de parecida categoría.

Prefiero transcribir san solo unos pocos versos sueltos de algunos poemas suyos. «La Pasión según Bach»: Los oboes son pájaros cantores/ delicados frutos de la creación que lloran al Creador/ Los contrabajos surgen de la tierra/ remueven los sepulcros por obra del Espíritu/.

J. García-Maíquez, «Historia de una mano»: Nunca tuve en mi mano más de cinco segundo/ otras manos. Duraba como mucho un saludo…/ Tan solo cuando hablaba con Dios, en el sillón/ oscuro de mi cuarto, alejado del mundo,/ de los más que divinos sentimientos humanos,/ otra mano llegaba a entrelazarse fuerte/.

L. Alberto de Cuenca, «Plegaria de la buena muerte»: AHORA que la muerte no está lejos/ (la verdad es que siempre estuvo cerca),/ y me hace cada vez más carantoñas,/ me acuerdo -porque truena-, de los Dioses/ de mi infancia, los Dioses de mis padres./

R.Adolfo Téllez, «Acción de gracias»: GRACIAS a quienes se fueron por la vereda oscura/ y descansan junto a una pequeña cruz de arcilla./ A los  que duermen ya junto a un montón de soles muertos/.

C. Guillén. «Teníais razón»: (…) El caso es que no entiendo ya este mundo/ sin esos dulces clavos que me afligen/ ni sin el pecho abierto, siempre en sangre./

Como dice J.J. Cabanillas en la presentación, no todos tienen un credo particular o la intención de hacer poesía sacra, aunque sí se hacen preguntas sinceras sin detenerse en el dedo que señala a las estrellas. Que no es poco.

Jesús Ortiz López 
Varios autores. Dios en la poesía actual (Antología). Rialp 2018.

  

Se puede volver


Leo «Imperiofobia y leyenda negra» de María Elvira Roca Varea que está llegando a mucha gente interesada en conocer esa faceta de nuestra historia, gentes hartas de mentiras, o fake news como se dice ahora. Y me gusta, aunque lo principal es que investiga con rigor ese aspecto de nuestra historia tergiversada, para desmontar las mentiras y conveniencias del poder extranjero, durante siglos, así como el complejo cainita de muchos españoles -hoy día exacerbado en el mundillo cultureta- que ha generado y transmitido esa leyenda negra. Una parte de su investigación coincide con la famosa obra de Julián Juderías, «La leyenda negra», un verdadero fenómeno polifacético, políglota y diplomático que luchó para lavar la cara de España en el siglo XIX.

La profesora Roca Varea manifiesta en su obra y en entrevistas posteriores su despego respecto a la Iglesia católica, que servirá a algunos para reconocer su imparcialidad. Desde su postura agnóstica dice que no le gustan algunas cosas de los Evangelios, de la moral católica, o de la Jerarquía incluido el Papa. Comprensible y razonable.

Aunque es una mujer culta reconoce que no ha recibido educación religiosa, en la tradición de su familia agnóstica. De todos modos, me parece que tiene un conocimiento práctico y ambiental suficiente del mundo católico con el que coincide en bastantes cosas, como le pasa a tanta gente entre nosotros, muchos no bautizados que después se bautizan cada año, especialmente en Pascua. Son varios cientos en España, varios miles en Francia y otros países europeos, o más de veinte mil en Estados Unidos. También son muchos los bautizados que vuelven a la comunión de fe y de vida en la Iglesia, porque han encontrado ayudas y testimonios que les han ayudado a superar prejuicios. Y pasividades.


Regreso a Ítaca

No hace mucho que circula un reportaje multimedia  titulado «Regreso a Ítaca», con el testimonio de seis historias de mujeres y hombres que han vuelto a la fe católica después de años duros sin práctica religiosa, y han encontrado a la Madre Iglesia. También la película documental «Converso» -muy difundidaasombra a miles de personas y curiosos que asisten al testimonio de una familia que ha transitado el camino de la mayoría de los agnósticos y no practicantes españoles. Primero creyeron, después se fueron, y después vuelven a la Iglesia real, no a las caricaturas que se habían hecho o les habían hecho, y que se pueden llamar eclesiofobia y cristianofobia. Roca Verea puede conocer con mentalidad abierta estos valiosos testimonios y esperar a ver qué ocurre.

Algo parecido declaraba el actor malagueño Antonio Banderas, que creció en una familia católica con educación cristiana, y después se alejó como otros, aunque volvió a rezar a Dios para que un hermano saliera de una grave intervención quirúrgica; recuperó también la tradición de Semana Santa como costalero en un paso -como es sabido-; y se dio cuenta de que no tenía que buscar demasiado ni recurrir a Buda o figuras de otras tradiciones orientales, porque había tenido siempre delante de sus narices y en su barrio la fe cristiana vivida en su infancia.

Porque, en efecto, en cada barrio, pueblo o ciudad española encontramos una iglesia, unos párrocos, unos sacerdotes, unos fieles, unas Cáritas, que viven de verdad el evangelio. Es aquello de la sal de preserva de la corrupción y la luz del mundo: que ilumina y da calor.

Jesús Ortiz López

Fabricando la ley Celáa


La ministra de Educación, Isabel Celáa, culpa a la ley Wert del galimatías con los libros de texto distintos en cada Comunidad. No tiene en cuenta que hemos tenido siete leyes de educación en pocos años, la mayoría impulsadas por Gobiernos socialistas, empezando por Felipe González, siguiendo con Zapatero, y ahora con Sánchez en lontananza, bautizada como la Lomlce (y va de siglas). Por cierto, un anteproyecto aprobado en vísperas del verano y con prisas.

Pues bien, en los artículos de esta futura ley se orilla la demanda social, es decir, la libertad de los padres para elegir, y se asfixia la libertad de enseñanza, pues solo habla del derecho a la educación (y papá Estado lo atenderá jibarizando a la concertada); y no podía faltar la devaluación de la Religión como marca de la casa laicista. También omite las necesarias provisiones económicas para hacer frente a cada puesto escolar, en perjuicio de la concertada, pues en su obsesión por la estatal ya tirarán de las arcas públicas para mantener sus escuelas.

Frenar la iniciativa social

Durante décadas la mayoría de esas Comunidades han impuesto a los alumnos su pequeño relato doméstico, ocultando la realidad de la historia de España. Así los textos escolares en Cataluña dibujan y enseñan que siempre fueron una nación separada de España, que siempre les ha perjudicado, su relato histórico no se ajusta a la historia, y no se ofrece una educación integral del ser humano.

Porque los nacionalismos de algunas Comunidades son miopes para la historia común y se obsesionan con sus costumbres. Y se suma que el socialismo coincide con ellas pues tienen en su entraña una ideología estatalizante de la educación, que lleva a frenar la educación concertada y a impedir una visión trascendente de la persona. Y para este curso a Celáa le faltan 26 mil profesores en la pública, no así en la concertada; ¿no será porque los profesores prefieren incluso ganar menos y no sufrir el corsé de la estatal?  

Frenar la iniciativa social ha sido siempre una querencia de los totalitarismos, tanto de izquierdas como de derechas. Siempre ha soñado con la creación de un hombre nuevo para una sociedad sin Dios. Incluso han intentado tandas veces construirla realmente, como aquella Nova Huta -en el barrio comunista de Cracovia- y su fracaso ya es histórico. Ahora en China hacen lo mismo; Hitler quiso apropiarse de la mente de las juventudes y también fracasó. La diferencia es que hoy las extremas izquierdas inspiran y gobiernan en buena parte del mundo y la extrema derecha es bastante residual.

Ciertamente no está encendida toda la comunidad, pues hay padres que rechazan educar a sus hijos en la religión, sobre todo la católica. Recuerdo a una madre que advertía a otra porque un hijo de ésta había hablado al suyo sobre la primera Comunión y de Jesús, siendo ambos alumnos de una escuela laica. Exigía que no volviera a ocurrir. Con todo, esta postura contra la religión es minoritaria pues más del 60 % de la población en España se declara católica aunque luego no practiquen. Más de 3.300.000 alumnos eligen Religión aunque las trabas puestas en algunos institutos y los tópicos laicistas lo impiden a veces.

Y algunos que ni siquiera bautizaron a sus hijos, rectifican cuando llega la edad de esa primera Comunión, unos principalmente por razón ambiental pero otros por darse cuenta del daño que han hecho a sus hijos. De todos modos, la Iglesia defiende también la libertad de los padres para no elegir ninguna religión o la religión que les parezca. Es un derecho primario de las familias.

Apariencia de diálogo

Pero no hay pacto educativo y esa ley Celáa sería la octava ley de educación en pocas décadas, una inseguridad e ineficacia que se refleja en los sucesivos informes internacionales sobre el nivel de los alumnos españoles.

Comprobamos una vez más que el diálogo es un talismán engañoso en manos del Gobierno de Pedro Sánchez. No lo desean en las formas porque no hay el mínimo consenso, algo que exigía el socialismo en la oposición; y tampoco en el fondo de esta contrarreforma reductora con una concepción cerrada de la persona sin sentido de la trascendencia. No hay modo de llegar a un Pacto de Estado sobre la Educación porque se trata de tener las manos libres para imponer una ideología socializante, sin consenso con las partes implicadas.

Asistimos así a otro intento de asfixiar el derecho de las familias, la libertad de enseñanza, y de hacer de la concertada una de segundo orden. Por lo visto el socialismo tiene miedo de que los padres católicos y la Iglesia les arrebaten la mente de los jóvenes, como si fuera suya; es algo propio de los totalitarismos socializantes a lo largo y a lo ancho de la historia. No hace tanto que el cardenal Blázquez pedía «que la clase de Religión, se oferte como se viene ofertando, sin recortes y sin trampas, porque los padres tienen la responsabilidad de elegir la educación para sus hijos según sus convicciones». Parece que en este tiempo hay que recordar y exigir cosas elementales pero ignoradas por el ministerio de mala educación.

Jesús Ortiz López



jueves, 29 de agosto de 2019

Santa Mónica: morir con dignidad


Vivió santamente y murió del mismo modo. Su hijo Agustín hace la crónica de sus últimos días. Mencionaré sólo algunas de sus confidencias acerca del coloquio con su buena madre. Revelan qué es eso de «morir con dignidad» a los 56 años, una edad de madurez y de vida lograda, pues pudo disfrutar con la conversión de su hijo y antes de su marido, después de muchas oraciones y sacrificios.

Corría el año 387 y se encontraba en Ostia con sus hijos. En la conversación le dijo: «En lo que a mí respecta, hijo mío, ya no deseo nada de esta vida. No tengo nada que hacer aquí ni sé para qué sigo viviendo; no espero ya nada de este mundo. Había una cosa por la que deseaba vivir un poco más, y era verte cristiano católico antes de morir. Dios ya me ha concedido eso, más de lo que yo pensaba, pues te veo alejado de las pobres satisfacciones mundanas, y sirviendo a Dios. ¿Qué hago ya aquí?».

Manifestaba también su disposición: «A vuestra madre la enterraréis aquí (…). Enterrad este cuerpo en cualquier parte, no quiero que os preocupéis por eso. Solamente os pido que os acordéis de mí ante el altar de Dios, en cualquier sitio en que estéis».

Después calló, se agravó su enfermedad y aumentaron sus dolores, y le preguntaron si no temía morir y que la enterraran lejos de su casa. Y ella respondió con un punto de ironía: «Nada está lejos para Dios, no hay que temer tampoco que Él no sepa, al fin del mundo, el sitio donde yo esté enterrada para resucitarme». Después de nueve días de enfermedad, esta alma piadosa y santa -reconoce Agustín- fue liberada de su cuerpo; tenía entonces cincuenta y seis años, y yo tenía treinta y tres.

Entre nosotros corre ahora el debate artificial sobre la eutanasia, como un derecho a una muerte digna. No es fácil saber a qué llaman derecho y dignidad pues más bien parece lo contrario. Morir con dignidad es morir como Santa Mónica rodeada del cariño de sus hijos, conversando con fe en la vida eterna, y arropada por las oraciones de los suyos. Después el Cielo. Ojalá muchos recuperen la fe y el sentido común para vivir y morir en la paz de Dios.

Jesús Ortiz López


miércoles, 31 de julio de 2019

Atención a la eutanasia que viene (II)

                                            
Presión sobre los pacientes

En un contexto eutanásico los ancianos y enfermos soportan una coacción psicológica y social, pues llegan a creerse unos egoístas insolidarios que dificultan la vida de los demás. Aceptar la eutanasia o el suicidio asistido puede parecer entonces la mejor solución. Además, en nombre de «mi autonomía» (dañada en esa etapa) queda limitada la autonomía del médico, que deberá acogerse a la objeción de conciencia, con los inconvenientes que acarrea.

Leon Kass destaca la esquizofrenia de la autonomía absoluta pues ¿cómo puedo honrarme a mí mismo suprimiendo mi propio ser? Resulta un contrasentido solicitar la muerte cuando es la misma muerte la que borra la propia autonomía y libertad como valor central de la existencia personal. Señala además que elegir la muerte no es una opción entre varias sino el modo de suprimir todas las opciones (Death with dignity).

Los estudiantes actuales de medicina y ciencias de la salud empezarán a ejercer cuando esté implantada le ley de la eutanasia, así como su posterior desarrollo y aceptación social. La Seguridad Social necesita ahorrar como sea y no podrá soportar a pacientes terminales por mucho tiempo. Así los futuros médicos perderán anclajes y valores para defender la vida, de modo que el juramento hipocrático parecerá una reliquia poética del pasado, que no implica ningún compromiso. Sería una utopía imposible de vivir en la sociedad actual tan pragmática. Entonces, el espíritu no cuenta y viene a ser un cuento bonito para los que pisan los templos.

Eutanasia en Holanda

La experiencia de Holanda con leyes de eutanasia desde hace décadas muestra que una vez que el genio está fuera de la botella no es posible meterlo de nuevo. Los casos registrados, supuestamente autónomos, aumentan año tras año, y difícilmente se llega a saber si otros han precipitado la muerte del anciano o del enfermo grave. Entre otras razones porque no somos ángeles y a veces los actos están contaminados por intereses inconfesables. Y también es conocida la huida de su país a Alemania para no ser sometidos a esa «muerte tan digna».


En definitiva, el empeño por implantar la ley de eutanasia supone una manipulación de la opinión pública, y frenar los el desarrollo de los cuidados paliativos tanto en la sanidad pública como en la privada, que tan eficaces se demuestran. Y entre ellos está la atención familiar, médica y de voluntarios que acompañan a personas sin rebajar su dignidad, favorecen un mejor sentido de humanidad, y tantas veces ofrecen una atención espiritual, que facilita encontrar el sentido pleno de una etapa terminal de la vida. 

https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/atencion-eutanasia-viene-ii/20190731001621028404.html