miércoles, 22 de noviembre de 2023

Dos alas del pensamiento

«Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios». Es el título de la reciente obra de José Carlos González-Hurtado. Estos días se habla también del libro de los científicos franceses Olivier Bonnassies-Michel-Yves Bolloré , titulado. Dios-La Ciencia-Las Pruebas.

Preguntas y respuestas

Bienvenidos sean esas obras sobre la eterna cuestión de la existencia de Dios, señal de que siempre es actual la pregunta sobre la causa de todo cuanto existe; las ciencias experimentales responden según su método propio y la filosofía de acuerdo con el suyo:  son dos planos distintos. Se refieren siempre al recto uso de la razón que piensa sobre la realidad y su sentido para el hombre: el eterno preguntón sobre el cómo y los porqués del mundo.

El libro de González-Hurtado presenta muchas evidencias alcanzadas por el desarrollo extraordinario de las ciencias en los dos últimos siglos. Y cita a muchos científicos que se declaran teístas ante los hallazgos científicos y por convicción racional. Unos son más conocidos por el público y otros principalmente por los científicos, como vemos a continuación.

«Toda persona que se interese seriamente por la ciencia, cualquiera que sea su campo de estudio, leerá la siguiente inscripción sobre la puerta del templo del conocimiento: “Cree”. La fe es una característica de la que no puede carecer el científico». Max Planck

«El material de ADN ha mostrado, por la casi increíble complejidad de las disposiciones que son necesarias para producir la vida, que una inteligencia ha tenido que estar involucrada». Antoy Flew.

«La teoría de que la vida ha sido creada por una inteligencia es tan evidente que uno se pregunta por qué no es comúnmente aceptada. Las razones son más psicológicas que científicas». Fred Hoyle.

«La coincidencia es la forma que tiene Dios para permanecer anónimo». Albert Einstein

«El primer trago del vaso de las ciencias naturales te convertirá en ateo, pero al fondo del vaso, Dios está esperándote». Werner Heisenberg.

«Cuando más trabajo con los poderes de la Naturaleza más siento la benevolencia de Dios hacia el hombre y estoy más cerca de la gran verdad de que todo depende del Creador y Sostenedor Eterno». Guillermo Marconi.

«Yo creo firmemente en la existencia de Dios, basándome en la intuición, en las observaciones, en la lógica y también en los conocimientos científicos». Charles Townes.

«Dios existió antes de que hubiera seres humanos en la Tierra (…) y Él permanecerá entronizado a un nivel inaccesible a la comprensión humana después de que la Tierra y todo lo que tiene haya desaparecido en ruinas». Max Plank

Encuentro de fe y razón

Se cumplen ahora veinticinco años de la encíclica Fides et ratio de Juan Pablo II en la que aborda la relación entre la fe y la razón no como dos realidades distintas sino como el uso de la inteligencia a partir de los hechos conocidos, bien por la experiencia o bien por la recepción de la revelación; en ambos casos es la misma razón que camina paso a paso desde el análisis de los fenómenos hasta su fundamento. Por eso hablaba Juan Pablo II sobre la «circularidad entre fe y razón», razón y fe, algo que se entiende cuando no hay prejuicios o esquemas mentales rígidos. Y añadía que son como las dos alas por las cuales la inteligencia se remonta al conocimiento de la verdad. Porque hay unas verdades comprobables por experimentación y otras que proceden de razonamiento metafísico, y lo habitual es que convivan en la misma persona y en el desarrollo de la cultura.

No sorprende que los últimos pontífices aborden también las relaciones entre la fe y la razón. Así Benedicto XVI presentaba el encuentro entre fe y razón que responden a la pasión del hombre por la verdad de las cosas y de su propia existencia. Y añadía que ese encuentro se realiza en la forma de relación personal con la Verdad en la Persona de Jesucristo: no es solo su doctrina y su ejemplo, ambos luminosos y aceptables por todos, sino que Él es la Verdad personificada, la Palabra eterna del Padre, algo que conocemos en plenitud por revelación pero que la razón profundiza y relaciona mediante la teología: es el Verbo o logos sobre Dios en sí mismo y en su relación con los hombres, así como su manifestación en la historia.

El papa Francisco también ha escrito sobre ello en la encíclica Lumen Fidei, a cuatro manos ha dicho, porque la había empezado Benedicto XVI y él la ha terminado; en ella denunciaba que algunos han utilizado la ciencia y su verdad como instrumento de dominio sobre otras personas. En cambio, ha invitado a descubrir y transmitir la buena noticia, el Evangelio de Jesucristo que no es solo fe y piedad sino razón de la vida de todo hombre como buscador del infinito, y allí va a encontrar a Dios.

 

Jesús Ortiz López

 

https://www.exaudi.org/es/dos-alas-del-pensamiento/

 

 

 

Perseguidos por su ciencia

Conocí hace años a unos hermanos alemanes que me contaron las peripecias vividas para pasarse del Berlín Oriental al Occidental con toda la familia, los padres y varios hermanos. La preparación silenciosa, los miedos, los disimulos, y por fin la huida utilizando el metro con el miedo en el cuerpo si descubrían que no iban precisamente de paseo sino el otro lado, hacia la libertad. Porque de eso se trataba principalmente:  la libertad para pensar, para actuar y trabajar con un sentido no materialista, y para practicar la fe sin esconderla; recordaban a otros muchos que no lo lograron pereciendo en el intento. Hay abundantes documentales, películas y novelas que describen situaciones semejantes en la larga marcha hacia la libertad.

Un mundo dividido

La caída del Muro de Berlín significó el final de varias décadas de sufrimientos y la revelación de lo que pasaba en la URSS de entonces. «Un mundo dividido» es el título de una exposición inaugurada en noviembre en la Fundación Canal de Madrid con información, fotografías, vídeos, objetos y armas, y algunos fragmentos del Muro en recuerdo de esa conquista de la libertad que muchos no pudieron alcanzar. Como bien manifiesta esa muestra, ese Muro se construyó no para impedir una invasión sino para evitar un éxodo.

Siguen de actualidad dos libros que tratan sobre la existencia de Dios desde la perspectiva de las ciencias, uno de dos ingenieros franceses y otro de un experto español[1]. No voy a entrar en la abundante información que aportan y de las conclusiones que dejan a las puertas de la indagación filosófica sobre Dios. Quizá pueda resumirse señalando que las ciencias empíricas no pueden probar la existencia de Dios pues su método se centra en el cómo de los eventos, en las experiencias del espacio, el tiempo y la materia. Su aportación es valiosa porque abre a las cuestiones filosóficas sobre las causas reales, es decir, el cómo y el por qué o también expresado de otro modo por E.Kant: qué podemos conocer, qué debemos hacer, qué podemos esperar y, en definitiva, qué es el hombre. El testigo de las ciencias pasa entonces a la filosofía con su método propio y también a la teología con el suyo a partir de los datos revelados en la historia de la salvación.

No perseguidos por la ciencia

Me refiero ahora a la persecución que sufrieron muchos científicos rusos durante esas décadas ominosas dominadas por el materialismo dialéctico como única explicación de la historia, y con el ateísmo militante como religión del Estado. Las historias que recogen estos autores en las obras mencionadas son parte de la historia del pensamiento.

En los años treinta y cuarenta se extiende entre los astrofísicos la teoría del Big Bang como la más probable con los datos que se van descubriendo y los cálculos avanzados. A pesar de las dudas y rechazos anteriores los científicos van reconociendo como válida la intuición y exposición de Georges Lemaître, sacerdote y cosmólogo, como lo reconocen Hoyle, Einstein y después Wilson y Penzias. La intuición primera es que el universo no es estacionario sino que está en permanente expansión pues las galaxias se separan unas de otras, y más tarde se llega a recoger algo de la radiación cósmica de fondo causada por el Big Bang: es un despliegue sumamente organizado ajeno a un suceso fortuito o atribuible al azar, que no puede explicar la complejidad y perfección de las grandes leyes descubiertas en el universo.

Los científicos rusos de entonces participan en los debates cosmológicos y sintonizan con los nuevos desarrollos de la astrofísica, convencidos con pruebas de que el universo no es eterno. Sin embargo, el régimen marxista necesita destruir el mito de la creación como obra de Dios para ser coherente con su ateísmo programático. Algunos intentan huir de la Unión Soviética pero no siempre lo consiguen; la Policía Política va haciendo su lista negra entre los discípulos de Friedmann, Gamow, y otros. Stalin y el temible Molotov se consolidan en el poder y comienzan los crímenes contra los cosmólogos a partir de los años treinta.

Precisamente en esos años Einstein acabará dando la razón a la hipótesis de Lemaître y de Friedmann reconociendo que las ecuaciones de la relatividad describen un universo que no es fijo sino que está en expansión.

Sí perseguidos por el materialismo

Discípulo de Friedmann es Gamow quien publica un artículo que se difunde rápidamente entre los expertos sobre el Big Bang, en el que expone que los elementos ligeros de la materia, es decir, los protones y los neutrones, no pudieron nacer sino en una fase sumamente caliente del universo, de miles de millones de grados, muy superiores a la temperatura de las estrellas, y que la abundancia relativa de estos elementos constituía una prueba de que efectivamente el Big Bang tuvo lugar.

La trayectoria de Gamow le pone en el punto de mira de la Policía, intenta huir por dos veces con su familia y por fin consigue llegar a la libertad. Desgraciadamente Landáu, Ivanenko y Bronstein no siguieron el mismo camino y cayeron víctimas de la represión.

También el físico matemático Vladimir Fock es detenido por los milicianos de la Policía acusado de alta traición y complot contra la ideología del Estado y después de ser torturado, liberado y vuelto a detener alcanzará la libertad. No tuvo la misma suerte Evgueni Perepelkine que fue enviado al gulag y luego fusilado, y lo mismo Matvéi Bronstein con treinta y un años, detenido en su casa a la que no volverá. También en plena noche es detenido Dmitri Eropkine, fascinado por la teoría del Big Bang y fusilado sin llegar a cumplir los treinta años. Borís Númerov fue un matemático brillante, presidente de la Sociedad Rusa de Astronomía en sintonía con Friedmannn, detenido, condenado por espionaje y propaganda antimarxista, deportado y más tarde fusilado. El mismo camino seguirá Maximilian Musselius que acaba bajo las balas de un pelotón de ejecución. Todo esto ocurre en los años treinta, como venimos diciendo. Idéntico trato recibe otro discípulo de Friedmann expositor de la teoría de la relatividad de Einstein en la Universidad de San Petersburgo, porque muestra que el universo tuvo un comienzo; fue condenado y morirá más tarde a consecuencia de los malos tratos y los trabajos forzados. Añadamos a Innokenti Balanovski, Nikoláis Kózyrev, y etcétera.

En los años sesenta, no tan lejanos, el joven matemático Leonid Plyushch, investigador del Instituto de Cibernética de Moscú se convierte en disidente. Se le condenó a trabajos forzados, fue internado y torturado en un psiquiátrico. Su caso tuvo mucha repercusión en Europa, particularmente en Francia, cuando declinaba la fuerza del materialismo dialéctico.

Todos estos grandes científicos cayeron bajo represión del régimen estalinista el régimen del dictadore Stalin buscaba dar un castigo ejemplar para que el pueblo aprendiera a someterse al pensamiento ateísta.

Este breve repaso por una parte de la historia de la astrofísica contemporánea echa por tierra las tesis materialistas y otras alternativas al Big Bang, pues no hacen sino subrayar la fuerza de las pruebas que derivan de la expansión del universo, de su previsible muerte térmica, el principio antrópico, y de su comienzo del que da cuenta la radiación cósmica de fondo.

También los nazis lucharon contra el Big Bang y declaran la guerra a Dios, a quien apuntan las pruebas cosmológicas, porque no podían permitir que alguien sostuviera que la materia no es eterna. Pero este capítulo podemos dejarlo para más adelante.

 

Jesús Ortiz López

https://www.religionenlibertad.com/blog/848268817/Perseguidos-por-su-ciencia.html

 

 



[1] Dios-LaCiencia-Las Pruebas. Olivier Bonnassies-Michel-Yves Bolloré. Ed Funambulista.

Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios. José Carlos González-Hurtado. Voz de Papel, Madrid, 2023.

lunes, 16 de octubre de 2023

La eterna pregunta

Dios no queda tan lejos según el libro de los ingenieros franceses Olivier Bonnassies y Michel-Yves Bolloré. Con un buen marketing editorial se pone de moda la eterna pregunta ¿Dios existe?[1]. Un planteamiento semejante encontramos en la obra de José Carlos González-Hurtado, Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios[2].

Estos autores piensan que el desarrollo actual de las ciencias arroja luz sobre la existencia de un creador infinitivamente inteligente que explica la existencia del universo. Consideran que ya es “casualidad” que aparecieran los primeros elementos de la materia y mucha más “casualidad” que se hayan dado las condiciones para que la vida exista, y que la tierra sea el balcón del universo, con unas condiciones óptimas para la vida y la observación del más allá.

Buscando porqués

La pregunta eterna ¿Dios existe? es naturalmente humana porque buscamos los porqués de las cosas, las razones de su existir, y las causas que lo hacen realidad. Son cuestiones universales aunque la mayoría de las veces no se hacen explícitas sino implícitas ante los sucesos, los accidentes, el misterio de la vida o el misterio de la muerte.

A partir de esa búsqueda las ciencias buscan las causas según su parcela de la realidad y el método propio de cada una pues no es el mismo para la genética que para la astrofísica, para la historia o para la teología. Precisamente la filosofía busca las causas últimas de cada realidad y de todo en su conjunto, con su método propio a partir de los hallazgos de las ciencias empíricas, como la física, la psicología o la sociología.

Las ciencias humanas aportan datos y conclusiones pero no pueden demostrar absolutamente la existencia de Dios, pues se quedan a las puertas, ya que Dios no es objeto de experimentación científica, precisamente por no ser material y estar fuera del mundo. Tarea de la filosofía es recoger las aportaciones de los científicos y los desarrollos racionales para dar el salto de los fenómenos a su fundamento último. La cuestión principal es buscar el fundamento o razón de ser de todo lo que existe: no busca las causas inmediatas de los hechos o de los fenómenos sino la causa última y más universal, es decir, la causa eficiente que explica el ser de una realidad y del todo y que también es causa final de todo. 

Los científicos comprueban que el espacio, el tiempo y la materia no tienen en sí la razón de su ser, y apuntan más bien a que tienen un origen y un final, el big bang y la entropía están comúnmente aceptadas y comprobadas como materia, que pide fundamento y ésta es precisamente la pregunta es filosófica. ¿Hay una causa eficiente capaz de fundamentar ontológicamente la realidad y dar razón suficiente a nuestra inteligencia? ¿O quizá todo es producto del azar?

Buscando el fundamento

El filósofo encuentra que cada cosa no tiene en sí misma su fundamento porque ha sido causada “desde fuera” de sí misma, y que el azar o la casualidad pospone la cuestión sin resolverla; no hay que detenerse en el dedo que señala (las ciencias empíricas) sino mirar a la luna.

Insistamos en que esa eterna pregunta es una cuestión vital pues toda persona se la plantea tantas veces ante el milagro de la vida, de las leyes del universo, de la condición espiritual del ser humano, del sentido de la vida, del más allá de la barrea de la muerte, del reencuentro con los seres queridos, del valor del amor, y un largo etcétera. Siempre cabe permanecer en la duda aunque esta se considera como un agnosticismo falto de impulso o valentía para plantear en firme las últimas preguntas. Además, la respuesta a la existencia de Dios no nos deja indiferentes porque afecta la vida personal, al sentido religioso, a la ética y a la sociedad. Si Dios existe yo no puedo vivir como si Dios no existiera.

La importancia vital de la pregunta desemboca en la verdadera cuestión más allá de la existencia de Dios pues no es otra que la naturaleza de este Ser supremo, su realidad trascendente no mezclada con el mundo, su carácter absoluto, su carácter personal, su inteligencia y su voluntad, su verdad y su amor. Esto sí que es definitivo y decisivo para la vida de cada persona y de las relaciones con el prójimo así como la configuración de la sociedad.

Quién es Dios

En suma, es importante la pregunta sobre la existencia de Dios como ser supremo y ésta desemboca en quién es Dios, cuál es su realidad, qué me pide, y qué relación puedo tener con él. Y así entramos en el ámbito de la religión como relación confiada con Dios que habla y espera respuesta, que quiere el bien de cada persona y que concede sus dones a quienes se le acercan con humildad, es decir, reconociéndose como criaturas que no tienen en sí la razón de su ser, y que somos llamados gratuitamente a la existencia y a ser felices en el amor.

Esta es la visión judeocristiana de la religión, de la antropología humana, del sentido de la vida, y de la llamada a colaborar con Dios personal en la perfección del universo creado en estado de desarrollo. Gracias por tanto a los avances de las ciencias empíricas, a las técnicas que facilitan la vida, al desarrollo de los derechos humanos, y a las respuestas de la filosofía que siguen buscando la verdad inagotable, porque el hombre es siempre más.  

Y José Carlos González-Hurtado, afirma que «vistas las evidencias científicas que se acumulan en la Física y en la Cosmología, en las Matemáticas o en la Biología, la mayoría de los científicos son teístas o religiosos, que viene a corroborar el dicho de que, «cuanto más ciencia, más Dios».  


Jesús Ortiz López

 https://www.religionenlibertad.com/blog/769976265/La-eterna-pregunta-sobre-Dios.html

 



[1] Dios-LaCiencia-Las Pruebas. Olivier Bonnassies-Michel-Yves Bolloré. Ed Funambulista.

[2] Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios. José Carlos González-Hurtado. Voz de Papel, Madrid, 2023.

jueves, 5 de octubre de 2023

Vestida de sol

Aquel profesor universitario mostraba la catedral de Sevilla y algunas iglesias cercanas a un joven compañero procedente de un país no cristiano que estaba admirado de la belleza del templo y de tantas obras de arte. Quiso confirmar su primera impresión sobre si las mujeres representadas en cuadros e imágenes eran divinidades o maternidades con una criatura en brazos (esto puede ocurrir ahora dada la ignorancia religiosa). El guía amigo le explicaba que no se trata de personas distintas sino de la misma Virgen María, venerada por los cristianos como Madre de Jesucristo, que los artistas imaginan en distintos momentos de su vida y según la sensibilidad de cada época.

 Un Velázquez

En el museo del Prado de Madrid se expone el cuadro de Velázquez que representa el misterio de la coronación de la Virgen María con una gran belleza y perfección. Creemos los católicos que la llena de Gracia y concebida sin pecado fue llevada por los ángeles a los cielos en cuerpo y alma sin experimentar la corrupción, y lo celebramos en la solemnidad de la Asunción que además en motivo de fiesta para muchos pueblos y ciudades (aunque algunos no sepan qué están celebrando). El cuadro de Velázquez destaca la Coronación de la Virgen como complemento de su Asunción como Reina y Madre de los hombres. En efecto, las letanías que acompañan el rezo del rosario en su honor la ensalzan como Reina de los ángeles, de los patriarcas, de los profetas, de los apóstoles, de los mártires, de los confesores, de las vírgenes y de todos los santos.

La intuición del gran pintor apoyada en la fe representa a la Virgen recogida con recato mientras el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo la coronan como emperatriz del universo en presencia de los ángeles que le hacen la corte.  La composición destaca por su sencillez que sigue la regla áurea según la cual cada gesto y punto están en su sitio en un equilibrio genial que transmite perfección, belleza y fe. 

Algunos expertos han explicado que el juego de triángulos apenas perceptibles, así como los colores cárdenos evocan el Corazón de María y el Corazón de Jesús que laten al unísono. Algo muy humano y a la vez divino que contribuye a la devoción a la Mujer representada en el Apocalipsis.

Una visión del Apocalipsis

En el capítulo doce el libro del Apocalipsis acude a imágenes, acciones y símbolos para expresar algo inefable aunque válido en sí mismo: «Un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; y está encinta, y grita con dolores de parto y con el tormento de dar a luz. Y apareció otro signo en el cielo: un gran dragón rojo que tiene siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas, y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se puso en pie ante la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo cuando lo diera a luz. Y dio a luz un hijo varón, el que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro, y fue arrebatado su hijo junto a Dios y junto a su trono; y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para ser alimentada mil doscientos sesenta días.

Y hubo un combate en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón, y el dragón combatió, él y sus ángeles. Y no prevaleció y no quedó lugar para ellos en el cielo. Y fue precipitado el gran dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el que engaña al mundo entero; fue precipitado a la tierra y sus ángeles fueron precipitados con él.

Entonces oí una gran voz en el cielo que decía: «Ahora se ha establecido la salvación y el poder y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo; porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche. Ellos lo vencieron en virtud de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio que habían dado, y no amaron tanto su vida que temieran la muerte. Por eso, estad alegres, cielos, y los que habitáis en ellos». ¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha bajado a vosotros, rebosando furor, sabiendo que le queda ya poco tiempo.

Cuando vio el dragón que había sido precipitado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. Y le fueron dadas a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volara al desierto, a su lugar, donde es alimentada un tiempo, y dos tiempos y medio tiempo, lejos de la presencia de la serpiente. Y vomitó la serpiente de su boca, detrás de la mujer, agua como un río para hacer que el río la arrastrara. Y la tierra ayudó a la mujer, y abrió la tierra su boca y se tragó el río que había arrojado el dragón de su boca. Y se llenó de ira el dragón contra la mujer, y se fue a hacer la guerra al resto de su descendencia, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús. El dragón se detuvo en la arena del mar.

La piedad cristiana ve en esa Mujer a la Virgen María gloriosa que acompaña a su Hijo en el reinado del mundo. Pero hay más: la exégesis suele decir que esa Mujer es la Iglesia destinada a dar a luz a los hijos de Dios hasta el fin de los tiempos. Ciertamente sufrirá persecución a lo largo de la historia pero las puertas del infierno no prevalecerán.

Además, no hay oposición entre ambas interpretaciones puesto que la María es Madre de la Iglesia, de todos los salvados en la historia, y ha recorrido ya todo el curso de la salvación: ahora reina en el cielo con majestad de Reina y Madre. La Iglesia peregrina ya ve en la Virgen el camino y el final de la historia de la Salvación. La próxima solemnidad de la Asunción celebra precisamente esa visión de María como la mujer y reina del Apocalipsis.

El valor de la belleza frente al feísmo

«Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé», exclamaba Agustín en sus Confesiones. Sí, los expertos saben cuánto atrae el rostro hermoso de una mujer para hacer publicidad de un perfume, de un disco o de un coche. Porque la belleza entra por los sentidos y se dirige al corazón pasando por la inteligencia, y de este modo causa ese agrado que permite trascender y superar la vulgaridad a la vez que nos proyecta hacia la eternidad.

También es verdad que a veces la belleza se pervierte con fines torcidos sin respetar la dignidad de las personas. Sin embargo, Dios ama la belleza, Dios es el Gran Artista que nos atrae desde la Creación a su Perfección divina. Porque lo que seduce y atrae de la belleza es su origen divino, y «quien desprecia lo bello no puede rezar y será incapaz de amar», como escribió el teólogo Von Balthasar. Valoramos tanto las imágenes sagradas y la belleza de las catedrales: una larga historia de colaboración entre la fe y el arte para educar nuestros sentidos y elevarlos hacia Dios.

Se trata de una belleza no hueca sino consistente como es lo verdadero, lo bueno, lo real, y tratamos de educar el buen gusto dado que no todo es opinable o igualmente valioso. Sobre gustos no haya nada escrito, se dice a veces, aunque en realidad sí hay mucho escrito, hay expertos en estética, hay unas reglas, y se puede cultivar una sensibilidad personal que da plenitud a una persona.

Por desgracia actual hay intentos de establecer un feísmo como algo rompedor y neorromántico, que puede hacer gracia a algunos, sin darse cuenta del nihilismo al que aboca con frecuencia. Mientras la belleza llena el corazón y eleva a la persona -una música, un cuadro, un poema, un paisaje, una oración- el feísmo tiende a desintegrar y afecta negativamente a la dignidad de las personas. Por ello es un deber cultivarse y resistir a la vulgaridad sembrando el arte del buen hacer, aun sin ser artistas.

Volviendo a la Asunción y Coronación de la Virgen podemos reconocer el servicio que la fe y la devoción popular hace al arte, a la cultura, a la sociedad pues transmite para todos a través de la belleza una antropología y una teología dignas de ese nombre, dignas de la persona y dignas de Dios.

 

Jesús Ortiz López

 

https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/vestida-de-sol/20230814173232046979.html#comentarios-46979


 

 

Breve historia del Opus Dei

 Se ha publicado una obra titulada Breve historia del Opus Dei[1], interesante porque es breve con formato de libro de bolsillo, y porque presenta el recorrido histórico de esta institución que incluye los pasos principales sin omitir nada sustancial, incluidas las dificultades.

Un amplio marco

«Una institución moderna de la Iglesia católica» es el subtítulo de esta obra. Lo muestra en su comienzo desde 1928 con el mensaje nuevo de la llamada a la santidad en medio del mundo, una verdadera y nueva espiritualidad de los laicos; el Vaticano II proclamará más tarde solemnemente ese mensaje para todos los fieles de búsqueda de la santidad en la vida ordinaria y de evangelización de las estructuras temporales.

Desde el comienzo se han sucedido importantes etapas del Opus Dei como las primeras labores, la expansión por España en los años cuarenta y la primera expansión internacional en los años cincuenta, seguida de otra a partir de los años sesenta, hasta llegar a la actualidad:  extendido por más de 60 países, con más de noventa mil miembros, más de dos mil sacerdotes, además de cuatro mil sacerdotes asociados en todo el mundo.

El Opus Dei es conocido y querido en todos los continentes por su mensaje y realidad de santificación de las familias, la educación a todos los niveles, la responsabilidad social y el cuidado de los necesitados elevando desde abajo y sembrando paz y esperanza en los corazones.

Propuesto este marco me permito hacer ahora tan solo una selección limitada de algunas dificultades que ha ido encontrando esta institución, a semejanza de lo ocurrido históricamente a otras parcelas de la Iglesia.

Dificultades del principio

Corría el mes de julio de 1936 en que arreciaba la persecución contra los católicos y Josemaría Escrivá pasó casi todo el mes de agosto en una buhardilla sorteando algunos registros de milicianos, pues podían ser fusilados. Siguieron otros traslados y acabó escondido en una clínica psiquiátrica situada en la calle Arturo Soria de Madrid. El año siguiente estuvieron refugiados en la Legación de Honduras en el Paseo de la Castellana. A finales de ese año 1937 siguió el consejo de pasar a Francia por los Pirineos para llegar desde allí a Burgos en la zona nacional. Hay abundante documentación de este accidentado trayecto en pleno invierno.

Al terminar la guerra civil solo estaban con él una docena de miembros pues otros siete habían abandonado y dos habían muerto. Tampoco pudieron seguir unas pocas primeras mujeres que tenían vocación antes de la guerra.

El fundador avanzó los pasos para el reconocimiento canónico del Opus Dei que desde el principio tuvo la aprobación del obispo de Madrid Monseñor Eijo y Garay. Fue aprobado como Pía Unión después de recibir denuncias en Barcelona por parte de los padres de algunos jóvenes que habían pedido la admisión en la Obra, que poco después rectificarían pues estaban mal informados.

Crecimiento con dificultades

El Opus Dei se fue extendiendo por España hasta el 1945 y después avanzó la primera expansión internacional. Ya instalado en Roma prosiguió dando pasos hacia la configuración jurídica como Instituto Secular, que llegó definitivamente en 1950 con un decreto de la Santa Sede. Mientras, se habían iniciado las obras en la casa central de Villa Tevere en medio de grandes penurias. Entre los años cincuenta y setenta sigue extendiéndose la labor por muchos países, como segunda expansión internacional, mientras aumentan los alumnos que se forman junto al Fundador en la Ciudad eterna.

Aparecen nuevas adversidades en Roma por parte de algunos padres de los primeros miembros italianos de Obra que llegaron a la Santa Sede, con acusaciones graves que no correspondían a la realidad. El fundador no perdió la tranquilidad, informó a la Santa Sede, trabajó y rezó acompañado de sus hijos, y consagró el Opus Dei a la Virgen en 1951 en el santuario de Loreto. Desde Milán el cardenal Schuster, que conocía bien la labor apostólica de la Obra, informó de nuevas acusaciones para desbaratar el Opus Dei llegadas incluso de la Curia romana para apartar a Josemaría Escrivá y separar las dos secciones de hombres y mujeres. Esta vez el cardenal Tedeschini informó al Papa Pío XII que mostró su asombro y le aseguró que no aprobaría ningún cambio en la configuración jurídica del Opus Dei.

El Concilio Vaticano II renovó la pastoral de la Iglesia con varias constituciones y decretos proclamando la llamada a la santidad para todos los fieles y destacando la misión laical de santificarse en el mundo e impulsar la evangelización de las estructuras temporales. El capítulo cuarto de la Lumen Gentium pone las bases para la creación de instituciones que promuevan esa vocación a la santidad en medio del mundo, como venía haciendo el Opus Dei desde los comienzos, e indica que se abran nuevos caminos para que puedan cumplir la  misión apostólica propia, como ocurrirá después con la creación de Prelaturas Personales para hacer efectivas esas labores y organización de sacerdotes para la atención pastoral de los fieles.

Desde el postconcilio

Los años setenta fueron difíciles en la Iglesia por interpretaciones sesgadas del Concilio, y también para el Opus Dei. En efecto, surgieron nuevas dificultades en el ámbito eclesiástico por no entender bien la libertad de que gozan los miembros del Opus Dei en los asuntos temporales, incluidos los modos de llevar a cabo el apostolado en libertad y con iniciativas personales.

Fueron de tal envergadura que el fundador impulsó un Congreso General especial sobre la evolución jurídica de la Obra pero los acuerdos no llegaron al papa Pablo VI. En 1970 decidió un conjunto de peregrinaciones a santuarios marianos para pedir a la Virgen el cese de esos problemas, en particular la que realizó en México a la Virgen de Guadalupe. No pidió sólo por el Opus Dei sino para que se aplicaran de modo correcto las constituciones y decretos del Concilio, pues se habían extendido muchas doctrinas y prácticas contrarias a los documentos conciliares y a la misma fe de la Iglesia.

A partir de entonces Josemaría Escrivá se multiplicó reuniendo a miles de personas a modo de catequesis, escribiendo cartas, y concediendo entrevistas, así como publicar algunos libros. Como es sabido falleció en junio de 1975, siendo beatificado en 1992 y canonizado en junio de 2002. Sus restos descansan en la Iglesia Prelaticia siendo innumerables las personas que acuden a su intercesión.

Como es sabido Álvaro del Portillo ha sido su principal colaborador desde 1935 e impulsor, junto con los Consejos del Opus Dei de la configuración jurídica definitiva como Prelatura Personal que se anunció el 23 de agosto de 1982 y se publicó el 28 de noviembre del mismo año mediante la Bula Ut sit de Juan Pablo II en aplicación de las indicaciones de la Lumen Gentium y de Prebiterorum ordinis . Hasta ahora los estatutos determinan los artículos por los que se rige la Prelatura aprobada por la Santa Sede.

Nuevas dificultades surgieron en España y otros países europeos a partir de 1983 con campañas virulentas de difamación contra el Opus Dei en prensa, televisión y radio. Quienes conocían más de cerca el Opus Dei sabían la sinrazón de esas calumnias, aunque en países con menos arraigo hicieron mucho daño como en Alemania y otros países cercanos, a pesar de las informaciones de las oficinas de información de la Prelatura, y de la defensa de quienes la conocían como el cardenal Höfner, arzobispo de Colonia,  o  participaban en sus labores. La Obra interpuso siete denuncias ante los tribunales civiles a los autores de documentales calumniosos, de las que obtuvo seis sentencias favorables.

En la actualidad

Situados ya en la actualidad, es sabido que el papa Francisco ha remodelado la estructura de la Santa Sede e indicado al Opus Dei que modifique algunos artículos  de esos Estatutos y que se integre en el Dicasterio del Clero para las relaciones con la Curia romana de acuerdo con la Constitución Praedicate evangelium, y el motu proprio Ad Charisma tuendum. El Prelado actual Monseñor Fernando Ocáriz ha estudiado con diligencia la adaptación de los Estatutos para presentar la acomodación al requerimiento del Santa Padre.

Aunque tan solo sea un breve paso por el desarrollo y expansión del Opus Dei cualquiera puede comprobar que durante décadas ha pasado por las dificultades ordinarias y extraordinarias propias de muchas instituciones de la Iglesia a lo largo de los siglos.

En disponibilidad y obediencia a la Santa Sede el Opus Dei seguirá expandiéndose en el mundo y creciendo en número de miembros porque para los que aman a Dios todo es para bien, según las palabras del apóstol Pablo. Su fuerza está en la libertad, la caridad y la comunión con el Papa y los obispos unidos, procurando discernir la guía del Espíritu Santo según los tiempos y las vicisitudes de la historia.

Se cumple lo del grano de trigo que cae en buena tierra para dar mucho fruto cuando todavía no ha cumplido cien años desde que Dios sembró esta llamada a la santidad plenamente laical en el corazón de san Josemaría Escrivá. Siempre continuará el eco de que aquella insistencia suya que marca el buen camino: Omnes cum Petro ad Iesum per Maríam.

 

Jesús Ortiz López

 

 

https://www.religionenlibertad.com/blog/921644462/Breve-historia-del-Opus-Dei-.html?preview=1

 



[1] Breve historia del Opus Dei. Carlos Javier Morales. Alianza Editorial 2023. 346 págs. El autor es miembro de esta Institución desde hace décadas y se ha documentado ampliamente a partir de las fuentes y de otros títulos publicados con anterioridad.

 

 

Un hombre no tan solo

Aquel sacerdote joven se encontraba solo en la habitación que ocupaba en el convento madrileño de los Paúles. Ordenaba unas fichas cuando vio la misión que Dios le confiaba y para la que se había preparado sin saberlo. Por eso era sacerdote y por eso barruntaba un querer divino desde su adolescencia y aun antes. Es el misterio del hacer divino en un alma que elige para una tarea determinada.

Una luz en octubre

Era el 2 de octubre de 1928 y esa visión no era algo pasajero o intuición personal sino algo definido que estaba por hacer a partir de la experiencia sobrenatural de Josemaría Escrivá. Aun huyendo del protagonismo el fundador tuvo que hablar muchas veces de esa luz para extender la llamada a la santidad para todos en el mundo, a través del trabajo y las ocupaciones ordinarias.

Hoy día es doctrina comúnmente admitida que los trabajos y las responsabilidades son cauce para el encuentro con Dios, no solo de modo genérico sino como llamada a la santidad y al ejercicio de las virtudes animadas por la caridad. Pero durante siglos y hasta los comienzos del siglo XX no era una realidad asimilada y practicada por la mayoría de los creyentes, y eran escasos los cauces pastorales para llevarla a la práctica.

Mirando hacia atrás, corría el siglo IV cuando nació Jerónimo en la provincia romana de Dalmacia. Marchó a roma para estudiar, como hoy hacen muchos jóvenes con el Erasmus, y allí descubre la fe y recibe el bautismo. ¿Qué hace después? Marchar a la Tierra santa de Jesús para sentirle cerca y se retira como ermitaño, en silencio, oración, sacrificio. No se le ocurre que puede santificarse en el mundo, como la mayoría de los primeros cristianos. Más tarde volverá a Roma y será secretario del papa Dámaso y años después regresará a Belén, con la tarea inmensa de traducir la Biblia desde el griego de los LXX al latín, conocida como la vulgata, utilizada durante siglos hasta la revisión y actualización impulsada por el concilio Vaticano II como la neovulgata. En suma, no estaba en la mente de muchos comprometidos la llamada a la santidad en el mundo

Si nos referimos ahora a la cultura griega vemos que no consideraba el trabajo como ocasión de encuentro con Dios. Hasta pensadores como Aristóteles y Platón minusvaloraban los trabajos artesanales y el comercio pues valoraban los referentes al gobierno de la polis y a la estrategia ante las guerras. Tantas veces después el trabajo ha sido considerado en negativo como una necesidad inevitable para sobrevivir o incluso como un castigo.

Llamada a la santidad en medio del mundo

La vocación ilumina el sentido del trabajo como colaboración con Dios en su obra creadora no acabada para que los hombres vayan más allá. Se trata de descubrir el valor santificador y corredentor de las tareas humanas vividas en unión con Dios. Esta perspectiva tiene capacidad para entusiasmar a un mundo cansado y es una vacuna contra la visión pesimista del trabajo, o de las utopías que tanto daño han hecho desde la modernidad.

Ese estar en el mundo como vocación a la santidad y al apostolado será proclamado durante toda su vida por Josemaría Escrivá desarrollando la institución y configuración del Opus Dei, con sus labores apostólicas y expansión a lo largo del mundo sin distinción de personas, razas o naciones.

Décadas después el concilio Vaticano II proclamará el mensaje de la llamada universal a la santidad en medio del mundo tanto en la Constitución sobre la Iglesia como en el Decreto sobre el Apostolado de los laicos.

Como es sabido, la realidad eclesial del Opus Dei está extendida por todo el mundo y sus miembros llevan a cabo muchas actividades formativas con toda clase de gentes y atendiendo especialmente a los necesitados. Sin embargo, el apostolado principal es el testimonio personal de una vida cristiana coherente con espíritu de servicio y aportación a la sociedad mediante las tareas profesionales y la vida familiar. Son las personas quienes encarnan el Opus Dei en su vida y actividades ordinarias como lo más natural del mundo.

Volviendo al sacerdote de Madrid concentrado en oración y absorto en la luz divina explicaba después que empezó a trabajar para llegar a las almas con ese mensaje como a tientas a pesar de la gran claridad de esa vocación. En los primeros años sólo tenía la gracia de Dios, veintiséis años, y buen humor, que decía como un resumen parco de una actividad en busca de almas llamadas a encarnar ese espíritu de búsqueda de la santidad en medio del mundo. A pesar de ser un espíritu bien definido al principio no tenía nombre ni instrumentos apostólicos sino la persona del fundador y algunas personas a quienes comunicaba ese proyecto divino.

La canonización de san Josemaría Escrivá

El Opus Dei se acerca ya a los cien años con mucha paz y un renovado impulso de fidelidad al carisma recibido por su Fundador. Oportuno recordar precisamente ahora aquel 6 de octubre de 2002 en Roma con la canonización de Josemaría Escrivá con las palabras de Juan Pablo II:

«Ciertamente, no faltan incomprensiones y dificultades para quien intenta servir con fidelidad la causa del Evangelio. El Señor purifica y modela con la fuerza misteriosa de la Cruz a cuantos llama a seguirlo; pero en la Cruz – repetía el nuevo Santo - encontramos luz, paz y gozo: Lux in Cruce, requies in Cruce, gaudium in Cruce!

»Desde que el 7 de agosto de 1931, durante la celebración de la santa misa, resonaron en su alma las palabras de Jesús: "Cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12, 32), Josemaría Escrivá comprendió más claramente que la misión de los bautizados consiste en elevar la Cruz de Cristo sobre toda realidad humana, y sintió surgir de su interior la apasionante llamada a evangelizar todos los ambientes. Acogió entonces sin vacilar la invitación hecha por Jesús al apóstol Pedro y que hace poco ha resonado en esta plaza: "Duc in altum!". Lo transmitió a toda su familia espiritual, para que ofreciese a la Iglesia una aportación válida de comunión y servicio apostólico. Esta invitación se extiende hoy a todos nosotros. "Rema mar adentro - nos dice el divino Maestro - y echad las redes para la pesca" (Lc 5, 4).

»Pero para cumplir una misión tan ardua hace falta un incesante crecimiento interior alimentado por la oración. San Josemaría fue un maestro en la práctica de la oración, que consideraba una extraordinaria "arma" para redimir el mundo. Aconsejaba siempre: "Primero, oración; después, expiación; en tercer lugar, muy en «tercer lugar», acción" (Camino, 82). No es una paradoja, sino una verdad perenne: la fecundidad del apostolado reside, ante todo, en la oración y en una vida sacramental intensa y constante. Éste es, en el fondo, el secreto de la santidad y del verdadero éxito de los santos.

»Que el Señor os ayude, queridísimos hermanos y hermanas, a acoger esta exigente herencia ascética y evangelizadora. Os sostenga María, a quien el santo fundador invocaba como Spes nostra, Sedes Sapientiae, Ancilla Domini».

Volviendo al principio, aquel sacerdote que recibió la inspiración del Opus Dei en Madrid no estaba tan solo mientras oía las campanas de la cercana iglesia de Nuestra Señor de los Ángeles que celebraba a su Patrona. Un sonido que le acompañará toda la vida con la seguridad de cumplir una llamada específica de Dios, porque se han abierto los caminos divinos de la tierra.

Y cuando años más tarde llegó a Roma para estar junto a la Sede de Pedro pasó su primera noche en oración. Allí mismo tuvo lugar la solemne ceremonia de su canonización y estará definitivamente acompañado por los miles de personas de todas las lenguas, razas y colores que abarrotaban la Plaza de San Pedro, y ahora trabajan felices en medio del mundo.

 

Jesús Ortiz López

https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/hombre-tan-solo/20231005025412047336.html

 

 

 

 

miércoles, 9 de agosto de 2023

Una historia con alma: las Colecciones Reales

Un repaso correcto a la historia de nuestra nación durante los últimos siglos, una selección de obras de arte importantes y representativas promovidas por los reyes de las casas de Austria y de Borbón, y un acercamiento a la fe que ha hecho posible todo esto, son las características expuestas en la Galería de las Colecciones Reales.

La afluencia de visitantes a esta magna colección desde el primer día indica el atractivo de esta singular muestra esperada desde hace décadas. Gran éxito por la calidad de las obras expuestas y por la disposición siguiendo las pautas de la museística actual.

Cinco siglos de arte y cultura

Obras de Juan de Flandes, Greco, Tiziano, Velázquez, Caravaggio, Ribera, Luca Giordano, van Loo, Goya, Mengs entre otros pintores; las imágenes de Bernini, Luisa Roldán y otros escultores, así como arquetas valiosas, algunos sagrarios y vasos litúrgicos de orfebres destacados. También ofrece una buena muestra de los mejores tapices desde el siglo XV sobre mitología, héroes y fe cristiana. Un capacete de Fernando el Católico, armaduras, relojes, tibores orientales, biombos, cómodas y mobiliario noble, y un buen conjunto de carrozas muy bien expuestas. Aunque inexplicamente muchos se quedan sin verlas por falta de una señalización adecuada.

El visitante es introducido en la historia de España de un modo correcto y sin tergiversaciones, primero en la dinastía de los Austrias herederos de los Trastámara, y luego en la de Borbón, hasta llegar a nuestros días. De mucha utilidad son las pantallas que ofrecen contexto y referencias en cada galería.

El edificio es un éxito por ser funcional y cómodo, con rampas y espacios amplios desde el vestíbulo, así como otros servicios de consigna o guardarropa. Ya introducidos en la muestra, recordemos que varios audiovisuales contextualizan nuestra historia, en la que personajes y lugares atraen la atención del público; destacan momentos estelares con un nivel asequible que serán útiles en adelante para los estudiantes mejorando algunos relatos tergiversados en la educación actual. Lo mismo sobre la construcción, desarrollo e importancia de lugares emblemáticos como el Alcázar de Madrid, el Escorial, la Granja, Aranjuez, o monasterios como Yuste y la Encarnación.

Algunas mejoras

Un pero común de los visitantes es que los carteles junto a las obras no se pueden leer y menos el número para seguirlas, todos parecen miopes doblados ante un cartel mínimo y oscuro. También la audioguía deja que desear pues no está bien coordinada, es poco intuitiva, corre con dificultad, y parece manifiestamente mejorable con una revisión adecuada. Se puede añadir que algunos visitantes dejan de ver la galería inferior con una muestra excelente de las carrozas reales, por falta de señalización en la esa galería del edificio; convendría anunciarlo con mayor claridad.

En resumen, los visitantes pueden disfrutar del arte, pueden repasar nuestra historia multisecular, y recibir un impulso cultural que tanta falta hace cuando muchos aspectos de la sociedad carecen de brillo, de educación y de belleza. Enhorabuena para todos los españoles y turistas que se pueden llevar una buena impresión de nuestra historia y del arte fruto de grandes valores humanos que nos honran. Los pequeños defectos de esta buena colección histórica son fácilmente subsanables sin hay deseo por parte del Patrimonio. También se agradece la disponibilidad de las personas que atienen y dispensan una buena atención que hace grata esta visita.

Jesús Ortiz López 

 

El aborto no es un derecho

La magistrada del Tribunal Constitucional, Concepción Espejel, ha criticado las afirmaciones voluntaristas y la carga ideológica de la reciente sentencia de sus compañeros sobre el aborto. Coincide con el parecer de otros tres magistrados en que el TC se ha extralimitado pues no tiene atribuciones para establecer nuevos derechos constitucionales que corresponden al legislativo constituyente.

Rechazo a la sentencia

Muy controvertida resulta esta sentencia rechazada por expertos y buena parte de la sociedad. La ciencia, a la que tantas veces se apela como un oráculo, prueba que hay un ser humano desde la concepción y empieza a desarrollarse en el seno de la madre, salvo que le siegue su vida mediante el aborto. Además, al considerarlo como un derecho de autodeterminación de la mujer, se desentiende del varón como si no fuera también responsable de esta nueva vida y de las decisiones posteriores.

«Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra». Así lo establece la Constitución en el artículo 15. Sin embargo, una mayoría del Tribunal Constitucional determina que el aborto es un derecho fundamental de la mujer a la integridad física y moral.

Sin embargo, cuatro magistrados -como Concepción Espejel- discrepan con sus votos particulares porque el alto Tribunal asume competencias que no le corresponden: su tarea no es establecer nuevos derechos el margen del Congreso legislativo sino dictaminar la constitucionalidad de una ley. Y esta ley de plazos deja sin protección jurídica al nasciturus renunciando el TC a su obligación de establecer un sistema legal para la defensa de la vida. Son trece años de espera para cocinar una mayoría progresista y establecer un nuevo derecho, todo un ejemplo de astucia funesta.

Esto no debería ser: primero, porque no hay mujer sino mujeres con nombre y apellido con sus ilusiones y problemas personales. Segundo, ese todos excluye según el TC a las criaturas engendradas y no nacidas aún; tercero, pues ignora que el aborto es una tortura para el ser humano en el seno materno, tortura que se quiere silenciar tapando las imágenes que muestran el horror de ese sufrimiento, y el intento de defensa de la criatura; y cuarto, cuando apela a la defensa de la dignidad moral de la mujer pero ¿es un progreso moral que una mujer determinada mate a su hijo?

Agenda 2030

Han pasado quince años desde que se presentó la Agenda 2030 marcando muchos objetivos para estos años y nos encontramos a la mitad de su recorrido. Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, se van cumpliendo metas para paliar el cambio climático y sus consecuencias, la conservación de los ecosistemas terrestres, o la promoción de fuentes de energía sostenibles.

Especial importancia y urgencia tienen las metas para mejorar el progreso material y social de las personas, en particular las menos favorecidas, como es la reducción del hambre, de la mortalidad materna e infantil, la escolarización en primaria, la lucha contra el sida, o la cobertura sanitaria universal. Sin embargo, algunos critican la visión economicista y materialista del desarrollo, e incluso el individualismo con la insistencia en los derechos antes que en los deberes, y se podría añadir la escasa atención al desarrollo de la familia como institución básica de la sociedad y clave para el desarrollo de los pueblos.

Otros críticos consideran la Agenda 2030 como un plan de las élites progresistas occidentales para instaurar un nuevo orden mundial. En especial señalan dos proyectos encubiertos que serían la ideología de género y el control de la natalidad, para construir una sociedad en la que quede superado el concepto de hombre/mujer (Mateo Requesens)[1]. Cuando se habla de salud reproductiva y derechos reproductivos se promueve en realidad la difusión de anticonceptivos y de control de la natalidad, y se ejerce presión para la legalización del aborto.

No hace falta ver en esto conspiraciones aunque los hechos indican que se trata de imponer el aborto como un derecho además de un método anticonceptivo, con leyes que alteran la naturaleza de la sexualidad y contradicen los conocimientos científicos, alterando la percepción de una parte de la sociedad y dejando una triste herencia a las próximas generaciones.

De nuevo parece oportuno recordar la advertencia de Orwell advirtiendo que hemos caído tan bajo que se hace necesario recordar como gran novedad los valores más elementales y evidentes como es el derecho a la vida, eso que reconoce la Constitución: «Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes».

De este modo y según las leyes progresistas que otorgan nuevos derechos sociales, no todos tienen derecho a la vida. Los más indefensos son apartados para remediar un error -piensan- de sus progenitores. Y una parte de la sociedad y de las instituciones como este Tribunal Constitucional arruinan la sociedad de los valores.

Sin embargo, algún día la sociedad hedonista retornará al buen camino de reconocer los valores morales pre políticos como entramado de una sociedad libre y humana, en la que todos tengan derecho a vivir.

 

Jesús Ortiz. Madrid

https://www.religionenlibertad.com/blog/768583471/El-aborto-no-es-un-derecho.html



[1] Cfr. Aceprensa, Abril 2023, n. 16. P. 7 y ss.

Vida y resurrección

La resurrección gloriosa de Jesucristo que celebramos esta Pascua corrobora todo el Evangelio y la afirmación suya: «Yo soy la Vida». Por Cristo, con Él, y en Él ha sido creada la vida y especialmente la vida humana, compuesta de cuerpo y alma como suprema expresión natural de su dignidad. Este es el plan de Dios y por eso cada persona es llamada a la existencia por el amor y no por la técnica. Sin embargo, sabemos que se fabrican hombres como material con fines eugenésicos, y se busca crear superhombres que superen la barrera de la muerte, como pretende el transhumanismo.

Un servidor de la vida

Qué diferentes son en cambio los esfuerzos de los científicos con conciencia para curar enfermedades congénitas, como el famoso genetista francés Jérôme Lejeune. Por eso no desarrollaré aquí el significado de la Resurrección de Jesucristo sino los méritos del médico francés en defensa de los afectado por el síndrome Down. Si bien es conocido por muchos vale la pena detenerse algo en su vida.

«¡Un auténtico héroe en la nueva generación de servidores de la vida!», concluye la autora de una reciente obra, fruto de diez años de investigaciones, estudios y testimonios sobre el padre de la genética moderna, científico destacado y un hombre de fe[1]. El 21 de enero de 2021 el Papa Francisco aprobó la promulgación del decreto que reconoce la heroicidad de las virtudes del médico francés, primer paso para el proceso de canonización.

Una semblanza

La biografía breve que ofrece el principio de esas páginas recorre el camino del científico apasionado por la verdad, comprometido con los enfermos de trisonomía 21 para curar y defender la vida de estos enfermos aunque sufra el ostracismo de por parte de muchos. En cambio, sus trabajos e investigaciones exitosas le llevan por el mundo participando en congresos durante los años sesenta del pasado siglo. A partir de los setenta, en cambio, le darán la espalda por defender a niños con capacidades distintas, los mongólicos como antes se decía, por su parecido externo a esa raza.

Se casó con su novia Birthe protestante danesa quien gracias a Jérôme descubrió la plenitud de la fe y fue recibida en la Iglesia católica antes de casarse. Formaron una familia cristiana con sus cinco hijos, en la que Jérôme encontraba la fuerza y alegría para las batallas intelectuales y asistenciales. Se conservan más de dos mil cartas escritas a Birthe e hijos cuando ella no podía acompañarle en sus viajes.

Lejeune ha sido un hombre feliz por su fe, su amor a la familia, y su apasionada defensa de la verdad y de la vida, mostrando que esa felicidad no es el privilegio de algunos afortunados sino el secreto de un hombre que se confía a Dios, y libra las batallas de la ciencia y de la fe.

La travesía por el desierto

El libro se centra en el ejercicio heroico de las virtudes teologales y cardinales, como paso previo para iniciar el proceso de canonización. Destacan por ello tantos hechos de Lejeune sobre la inteligencia de la fe; el ejercicio de su esperanza vivificadora; y las manifestaciones de su caridad, como historia de amor a Dios, a su familia, y al prójimo. Siguen los capítulos dedicados a la prudencia en el obrar, su justicia equilibrada y generosa, la fortaleza de su alma, y la templanza humilde y jovial.

Vale la pena detenerse en algunos rasgos de esta vida científica intensa unida a su profunda humanidad y fortaleza para defender a los más pobres entre los pobres, como son los niños trisómicos que desarrollan esta enfermedad genética. A partir de los años setenta Lejeune encontró la oposición de muchos científicos, de la administración francesa, de los grupos de poder empeñados en establecer el aborto en el mundo. Ya al principio de esos años sufrió incluso agresiones en sus conferencias en la universidad arrojándole objetos y exponiendo pancartas «Muerte a papá Lejeune y a sus pequeños monstruos». La administración le retira las ayudas para investigación y parte de su equipo le abandona. Comienza su larga travesía por el desierto del rechazo, y su lucha por evitar la eliminación programada de los niños trisómicos diagnosticados en el seno materno. A los cuarenta y cinco años, con una familia amplia, sólo le queda un colaborador.

Al seguir sus investigaciones y defender la vida sabe el rechazo que encuentra en sectores influyentes y que de hecho se ha jugado el Premio Nobel. Más tarde, a pesar de todo y visto su prestigio científico es elegido miembro del Instituto de Francia en 1983. En cambio, poco después Francia establece la ley del aborto defendida por la ministra Simone Veil. Una de cal y otra de arena, por aquello del pragmatismo de los políticos.

Escribe la autora: «Este momento de la vida de Jérôme Lejeune es especialmente rico, porque se trata de un tiempo de transformación. Si hay un mundo que lo ha rechazado, en cada uno de los continentes hay otro que lo reclama para dar testimonio: el mundo de las familias y de los defensores de la vida humana. El fundador de la genética moderna, al principio cortejado por todos y luego abandonado y condenado al ostracismo, se convierte en incansable apóstol de la vida». La lista de invitaciones es inversamente proporcional a la de los congresos que le rechazan.


 

Vida y resurrección (II)

Hemos considerado en la primera parte que el profesor Jêrôme Lejune  ha sido un servidor de la vida contra viento y marea. Después del proceso canónico el Papa Francisco aprobó en enero del 2021 la promulgación del decreto que reconoce la heroicidad de las virtudes del médico francés, primer paso para el proceso de canonización.

Un hombre de fe

Años antes el papa Pablo VI nombró a Lejeune miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias, y más tarde Juan Pablo II le distinguió con su amistad y le propuso organizar la Academia Pontificia por la Vida. Tiempo antes, en 1981, y para rebajar la tensión internacional le pide que se entreviste con el presidente de la URSS, Brezner, para entregarle las conclusiones de los trabajos de la Academia Pontificia, sobre los efectos comprobados de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima y Nagasaki. Lejeune lee: «Señor presidente, si hemos venido a verle a usted a petición del Santo Padre, es porque los científicos hemos llegado a la conclusión de que no existe ninguna solución tecnológica, militar o médica para reparar los desastres de una guerra atómica. Los científicos sabemos que, por primera vez, la humanidad se enfrenta al hecho de que su supervivencia depende de la aceptación por parte de todas las naciones del mundo de los preceptos morales que trascienden todo sistema y toda especulación» (p. 69).

Últimos tiempos del científico

Juan Pablo II le regala con su amistad y frecuenta el Vaticano para consultas sobre su especialidad. Un día, el 13 de mayo de 1983 después de participar junto con su esposa en la Misa en la capilla privada del Papa y desayunar juntos, regresan a Francia y se entera precisamente de que un rato después el Papa había sufrido el atentado en la Plaza de san Pedro. Lejeune queda profundamente impresionado; por la noche sufre un cólico biliar y tiene que ser hospitalizado de urgencia; estuvo dos días inconsciente y solo Dios sabe la sintonía y comunión en el dolor con el Papa.

En 1993 y poco después de liderar la Academia por la Vida descubren en Lejeune un cáncer de pulmón de difícil curación, y muere en abril de ese año, precisamente en la mañana de Pascua, cuando celebra la Resurrección de Jesucristo. Unos días después se celebra el funeral en la catedral de Notre Dame de París, completamente abarrotada de fieles, y se lee la siguiente carta enviada por Juan Pablo II glosando el Evangelio: «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá (Juan 11,25): Nos vienen a la mente esas palabras de Cristo en este momento en que nos hallamos ante la muerte del profesor Jérôme Lejeune. Si el Padre celestial se lo ha llevado de esta tierra el mismo día de la resurrección de Cristo, es difícil no ver en esta coincidencia un signo. La resurrección de Cristo es un gran testimonio de la vida, que es más fuerte que la muerte. Iluminados por estas palabras del Señor, vemos en toda muerte humana una participación en la muerte de Cristo y en su resurrección, especialmente cuando la muerte tiene lugar el mismo decía de la Resurrección. Esta muerte testimonia con mayor fuerza la vida a la que el hombre está llamado en Jesucristo. Durante toda la vida de nuestro hermano Jérôme, esta llamada representó una línea directriz. Como sabio biólogo, sintió pasión por la vida. En su campo fue una de las mayores autoridades mundiales. Diversos organismos lo invitaban a dar conferencias y le pedían sus consejos. Lo respetaban incluso quienes no compartían sus convicciones más profundas».

Lejeune no era un joven de temperamento aguerrido con liderazgo aunque sí ejercitará una fortaleza heroica, que sostiene tantos años después la esperanza de miles de familias y miles de criaturas que han nacido gracias a sus luchas y a su fe.

La fe en la Resurrección impulsa a todo cristiano coherente a promover la vida y defenderla de sus agresores, a poner los talentos y el trabajo al servicio de los hombres necesitados, intentando dar luz a la sociedad, puesto que el trabajo puede ser medio de santidad y camino para instaurar todo en Jesucristo Señor de la Vida.

 

Jesús Ortiz López

 

https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/vida-resurreccion-i/20230426030006046050.html

 

https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/vida-resurreccion-ii/20230505030818046115.html

 

 

 



[1] Aude Dugast. Jérome Lejeune, Un retrato espiritual. Palabra, 2021. 270 págs.

 

jueves, 16 de marzo de 2023

La cruz del cardenal George Pell

Se ha celebrado en Sydney el funeral por el cardenal George Pell muerto en Roma hace unas semanas. Han concelebrado unos treinta obispos, dos centenares de sacerdotes y decenas de seminaristas. Entre ellos, el presidente de la Conferencia Episcopal Australiana, Timothy Costelloe, y el nuncio del Papa en Australia, Charles Balvo. Tras el funeral, el cardenal Pell fue inhumado en la cripta de la catedral junto a sus predecesores, según informa Alfa y Omega.

Es sabido que George Pell fue acusado en 2002 de abusos y condenado en un juicio con irregularidades y sin pruebas concluyentes, como ha reconocido la Corte Suprema de su tierra en 2020 después de su segunda apelación anulando la condena al cardenal por los cargos atribuidos.

Acababan ocho años de acusaciones, juicios, humillaciones, y de cárcel durante más de 400 días. Fue acusado y condenado injustamente de un delito no probado de abusos. Parece que algunos le tenían ganas. Sin embargo, en contraste con la gran difusión del escándalo durante esos años, no ha sido tan difundida la información y difusión acerca de su inocencia.

Pero antes había que echar barro sobre el cardenal por ser quien era como miembro importante de la Iglesia. Es significativo que en 2003 fuera nombrado cardenal por Juan Pablo II y también que el papa Francisco le recibiera seis meses después de esa anulación de sentencia.

Fue nombrado para diversos cargos en la Curia romana, como el Consejo Pontificio para la Paz y la Justicia, la Congregación para la Doctrina de la Fe y la Congregación para el Culto Divino. Paradojas de la vida porque le arrebataron injustamente la paz exterior y la libertad.

 

Diario en prisión

Su «Diario en prisión» es una reflexión que resume en veinte semanas los trece meses de cárcel y por ello de crecimiento interior y de caridad[1]. ¿Quién restituye la fama arruinada y el tiempo robado y el deterioro personal mientras estuvo en prisión? Porque en estos casos la exposición mediática se prolonga durante años mientras que la exculpación se despacha con rapidez y solo en algunos medios.

Su homónimo George Weigel comienza la introducción de este diario de modo contundente: «Este diario de prisión jamás debería haberse escrito. Que lo haya sido da testimonio del poder de la gracia de Dios para inspirar intuiciones, magnanimidad y bondad en medio de la desgracia, el mal y la injusticia».

Parece que el tribunal popular y los magistrados no van mucho a Misa porque, pasados estos años, la acusación de un joven no se sostiene. Antes, durante y después de una Eucaristía en la catedral no hay posibilidad física de un abuso por parte del celebrante, hay mucha gente en la sacristía y alrededores, aparte de desconocimiento de la personalidad del cardenal George Pell. Eso sin entrar en la poca consistencia de las pruebas, del testimonio inverosímil de ese antiguo monaguillo, y sus limitaciones psicológicas. De este hombre constata el cardenal que cambió muchas veces su declaración.

Bienaventurados los perseguidos

En la novela, Los hermanos Karamazov de Dostoievski, Mitia el principal protagonista afirma que en la tierra no hay justicia, especialmente para los débiles, algo que ha podido experimentar George Pell. Para el Tribunal que le condenó es un patinazo clamoroso que desvela las prisas por minar el prestigio de la Iglesia católica, arruinando la reputación del cardenal, que equivale a una muerte social. Y ha sido rectificado por el Tribunal Supremo de Australia.

Además hay fuerzas oscuras –según escribe el cardenal exculpado- que deseaban apartarlo de su labor de lograr mayor transparencia en las finanzas de la Santa Sede, incluidas ciertas inversiones. Vale la pena leer ese Diario con la tremenda experiencia en la cárcel, incluida la imposibilidad de celebrar la Misa durante tanto tiempo, tarea principal de un sacerdote. En ese encarcelamiento e intento de arruinar a un buen sacerdote y de alimentar el morbo contra la Iglesia se cumplen una vez más las palabras de Jesucristo «bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo, porque vuestro galardón es grande en los cielos ».

El presidente de la Conferencia Episcopal Católica Australiana ha destacado el liderazgo del Cardenal Pell en la Iglesia en Australia, e invitando «a todos los católicos y a otras personas de buena voluntad a unirse en oración por el cardenal Pell, un hombre de fe profunda y permanente, y por el descanso de su alma». Que así sea.

 

Jesús Ortiz López

 

 



[1] Diario de prisión. Card. George Pell. Palabra. Madrid 2021