sábado, 27 de noviembre de 2021

Algunos hombres buenos en política





La historia se hace a base de pequeñas historias personales como es el caso de Mariano Navarro Rubio respecto a España y Europa, porque ha trabajado con altura de miras buscando el bien común, poniendo las bases para el desarrollo social de los españoles y posibilitando el tránsito a la democracia junto a otros hombres de buena voluntad. Sí, hubo hombres buenos en la política nacional, y esperemos que se acreciente el número de los que trabajan ahora en la sociedad con sincero espíritu de servicio.  

La Fundación que lleva el nombre de Mariano Navarro Rubio ha realizado un buen trabajo para comprender la figura señera de un gran político con sentido de Estado y mejor aún de un hombre de fe, con una conciencia sensible y una honradez muy valorada en su tiempo, aunque no por todos. La documentación aportada por la familia es exhaustiva, empezando por el testimonio de su digna esposa María Dolores Serres y sus muchos hijos[1].

En su elaboración han intervenido especialmente seis expertos, prestigiosos catedráticos, periodistas y escritores, con la finalidad de dar informar -en honor a la verdad y la justicia- la biografía de una de los personajes más influyentes en España, al contribuir decisivamente al crecimiento económico y social que ha creado una clase media, sin la cual habría sido imposible la convivencia pacífica en las últimas décadas. Es algo que importa mucho en la historia de los pueblos y especialmente en la situación actual cuando escasea la nobleza política y el juego limpio con visión de Estado, desde un sacrificado espíritu de servicio.

La descripción del «hombre y el político» comienza tratando sobre la forja de su personalidad y la guerra civil, señalando sus primeras inquietudes políticas, sociales y apostólicas. Se acerca después al matrimonio con María Dolores, su apoyo fundamental para todo, y la educación cristiana de sus hijos que ambos llevaron a cabo. A continuación se adentra en su perfil profesional y político, con el impulso a las leyes sociales, y la reforma bancaria desde su servicio como Gobernador del Banco de España. Deja para el final la información sobre la persecución que sufrió por sus poderosos enemigos políticos. Destaca el caso Matesa, un enredo de los falangistas que implicó también a Franco y posteriormente al Rey Juan Carlos, que no evitaron su ostracismo político y social, por lo que tuvo que dimitir, y sufrió graves repercusiones económicas para la familia.

Abundan en esta obra los sucedidos y anécdotas sobre su hombría de bien y su austeridad sin aprovecharse nunca de las ventajas debidas a su cargo. Es grande el elenco de testimonios elogiosos de quienes le trataron de cerca en la vida política y en su quehacer económico: Carrero Blanco, López Rodó, Luis Suárez, López Medel.

Su esposa, María Dolores explica, entre otras muchas cosas, «lo que Mariano cumplió siempre» a modo de elenco de los principios que guiaron su vida familiar y sus trabajos. Narra con detalle su muerte con los últimos sacramentos y acompañado por sus hijos. Por su parte, Rafael resume el asunto de Matesa señalando que el indulto de Franco, sin haber sido condenado, fue un borrón y cuenta nueva para cerrar el asunto aunque perjudicara gravemente la imagen de Mariano y la de las instituciones. Su hija María Dolores señala que propuso al Jefe del Estado la creación de un fondo para atender desgracias -como la inundación de Valencia-y obras benéficas; y también ayudó mucho a la restauración de conventos y monasterios destruidos durante la Guerra Civil.

En suma, esta publicación documenta con detalle el quehacer de un hombre de fe, excelente profesional al servicio de los españoles -aunque algunos no lo admitan-, gestor eficaz de la hacienda pública y un hombre de fe vivida, aun en medio de sus limitaciones humanas. En palabras de san Josemaría, que le trató desde su juventud, le ayudó a discernir su vocación al Opus Dei, y le siguió a lo largo de la vida con tanto cariño, especialmente en los momentos más duros, Mariano «fue uno de esos hombres fieles que creyeron también en mí», es decir, fiel a su vocación de buscar la santidad en medio del mundo empezando por la familia, y fiel sobre todo a Jesucristo.

 

Jesús Ortiz López



[1] Mariano Navarro Rubio. El hombre y el político.

Fundación Navarro Rubio. Biblioteca Homo Legens. 2021, 519 págs

El Sínodo de Roma nos implica

 

El Papa Francisco ha inaugurado en Roma el Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad, que se desarrollará hasta octubre de 2023, un buen programa para lograr en dos años y lograr una mayor comunión en toda la Iglesia, a fin de impulsar la evangelización que necesita el siglo XXI, poniendo en marcha especialmente a los laicos.

Desde el Centro

Ha dicho el Papa que el camino sinodal, ese caminar juntos, no puede reducirse a convocar eventos y reuniones, ni a una reflexión teórica buscando soluciones a los problemas. Y la clave, no lo olvidemos, es caminar juntos con Jesucristo, dando espacio a la oración y a la adoración. Medios de gracia indispensables para transformar las estructuras humanos: tareas de todos porque la Iglesia, es decir, los sacerdotes y los laicos somos mucho más que asistentes sociales, gracias al tesoro de la fe y la presencia de Jesucristo en medio del Pueblo de Dios.

El esfuerzo del Pontífice a la cabeza de la Iglesia camina hacia una mayor apertura a la sociedad poscristiana con audacia e iniciativa y sin desalientos. Sin embargo, hay mucho peso muerto porque gran parte de los católicos no ha descubierto aún su misión evangelizadora constante y ordinaria en los trabajos, las familias, actividades de ocio, y las implicaciones sociales de los trabajos. Parece que casi instintivamente se creen mandados por obispos y sacerdotes pero sin llegar a asumir su misión laical, al cien por cien.

El siglo XX ha significado el despertar de los laicos y la llamada a la santidad con vocación del transformar el mundo, que es el principal mensaje del Vaticano II , desarrollado en sus documentos y en particular la Constitución Lumen Gentium, y Gaudium et spes sobre la Iglesia en el mundo actual. Sería una involución volver al papel directivo por parte de los sacerdotes y religiosos, pues su vocación no es trabajar en la entraña de la sociedad, sino despertar las ilimitadas capacidades de los laicos para transformar el mundo actual empezando por las familias, la educación, la universidad, los artistas, la empresas, los organismos internacionales, y la política.

La misión de los laicos

Ciertamente los consagrados, religiosos, y frailes están al día y pueden ilustrar sobre las crisis de los católicos, los problemas sociales, y apoyar iniciativas para vitalizar las estructuras, pero no pueden estar en el quehacer diario de los trabajos que no tienen límites y están altamente especializados; precisamente esa es la vocación propia de los laicos, hombres y mujeres líderes que atraen con su prestigio a muchos cuando muestran con naturalidad la fe vivida. Una capacidad inmensa de configurar estructuras de virtud, leyes humanizadoras, relaciones laborales, y el servicio sincero que facilita la convivencia en orden al bien común sin reduccionismos clericales ni materialistas. De este modo los laicos bien formados muestran que la fe no se reduce a la participación en la Misa dominical ni en dar catequesis infantiles, o ayudar en la parroquia, por muy necesarias que sean estas actividades. 

En suma, ningún eclesiástico o religioso puede sustituir a los laicos en la difusión del Evangelio de Jesucristo, tal como supieron hacer las primeras familias cristianas con gran coherencia y sacrificio. Y fueron capaces de cambiar el mundo pagano incluso antes de que aparecieran otros carismas de apartamiento del mundo. Una lectura meditada de los Hechos de los Apóstoles ilumina cómo se vive la fe en la entraña de la sociedad, aunque fuera tan hostil como la de aquellos tiempos, cosa que actualmente no se da en nuestro entorno.

Solamente desde la vocación comprometida de los laicos bien formados se podrá avanzar en la nueva evangelización, con libertad para desarrollar múltiples iniciativas y sin mayores tutelas eclesiásticas. El Papa Francisco lo señala al decir que la Iglesia no puede ser temerosa ni refugiarse en excusas del «siempre se ha hecho así».

 

Jesús Ortiz López

 

https://www.clubdellector.com/entrada-de-blog/el-sinodo-de-roma-nos-implica

 

https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/camino-sinodal/20211022010436042522.html

 

 

¿Qué edad tiene el hombre?

Los antropólogos consideran que la especie humana tiene unos 200 mil años, para nuestro antecesore el homo sapiens sapiens, muy muy poco comparado con la edad de nuestra tierra y sistema solar que calculan en unos 13.700 millones de años. Todo ello con cierto margen de error.

Lo que sí sabemos es que el universo es obra del único Dios Personal con el propósito expreso de preparar un ámbito-hogar para los hombres: es obra del Creadore con poder infinito que no podemos imaginar. Y además al crearnos libres nos convoca a participar en la historia de la Salvación obrada por Jesucristo, Alfa y Omega, principio y fin de todo. Es la mayor historia de amor y aventura para la creatividad humana. Con este planteamiento-realidad sabemos quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos: tenemos luz abundante para encontrar siempre la luz que ilumina nuestro caminar en la tierra.

Las Edades del Hombre

Dicen de Goethe que en trance de muerte pidió «luz, más luz», interpretándolo como anhelo espiritual de encontrar la verdad; pudo ser así aunque también es posible que pidiera una candela cuando su mirada se apagaba por la llegada de la muerte.

Estos meses podemos contemplar la XXV edición de Las Edades del hombre titulada precisamente Lux, la voz latina para sugerir ese deseo permanente de los hombres de acercarse a la luz de la verdad, precisamente cuando el relativismo teórico y práctico, de la mano del escepticismo, intenta rebajar la altura espiritual de la cultura cristiana, heredera de la judía y de la griega, elevándolas a las alturas del Dios revelado en Jesucristo.

Esta edición aplica Lux a la Virgen María, a quien los cristianos hemos dedicado desde el principio templos y catedrales, así como innumerables fiestas marianas cada mes, como en septiembre con la Natividad, el Duce Nombre de María, los Dolores, y la Merced.

Edades del hombre se desarrolla en cinco sedes o templos en la ciudades de Burgos, Carrión de los Condes, y Sahagún. Los más de 11millones de visitantes durante estos veinticinco años hemos experimentado que no se trata de exposiciones de arte sino testimonios de vida cristiana a lo largo de la historia de Occidente: cada una es un relato de fe encarnada y expresada en imágenes, libros, música, ornamentos, vasos sagrados, y devociones populares valiosas, insertas en el Evangelio.




Lux


El cartel anunciador de esta edición representa la Asunción de la Virgen, una vidriera obra de Arnao de Flandes de principios del siglo XVI, rica en colores, con María rodeada de ángeles que acompañan su entrada definitiva en la Gloria de Dios y sostienen la corona como Madre del Rey. Las vidrieras, al ser inundadas por la luz del sol desarrollan una metáfora visual de la presencia divina en la Iglesia, cuando los fieles se reúnen en comunidad para las celebraciones litúrgicas, o simplemente para orar en silencio, y dejarse transportar por la presencia de Dios. Después volvemos a la calle, nunca abandonada, para seguir nuestro camino por el mundo con la intercesión de Santa María.

Puesto que presenciamos un relato de fe, los capítulos dedicados a María hablan de su ser Madre, el significado del Avemaría, la Belleza llena de gracia de Dios, su ser Virgen y Madre, Madre de misericordia, y acaba con las expresiones del arte sacro el Salve Regina. Antes, en la catedral de Burgos que cumple 800 años, se relata la historia del hombre, los nuevos tiempos y nuevos caminos introducidos por Jesús Salvador de todos los hombres, a través de los siguientes capítulos: El templo y la sede episcopal, la fábrica o casa de la luz, los creyentes como siervos amados de Dios, la Iglesia militantes y peregrinante en la tierra, la Iglesia purificante después de la muerte, y la Iglesia triunfante del Cielo, alegría y plenitud de luz.

Edades del hombre no es solo una representación valiosa de la fe y piedad cristianas desarrollada durante dos milenios, porque es también una muestra de la verdadera antropología que afianza a los hombres en el mundo. Algo muy necesario cuando se debilita en nuestro tiempo la naturaleza, vocación y misión de los hombres y mujeres.

¿Quién defiende hoy al hombre?

No será presuntuoso afirmar que es la Iglesia quien defiende al hombre como criatura querida por el Dios real, frente a los intentos de fabricar un hombre nuevo: es lo que intenta el poshumanismo, y transhumanismo. Vano intento de desarraigar a las personas de la religión para convertirlas en cibors, como nueva religión que adora a la ciencia y tecnología.

Bienvenidos sean los avances de la técnica para conocer mejor el cerebro, la dotación genética, evitar y curar enfermedades, y lograr una vida más confortable. Sin embargo hace falta seguir en el impulso interdisciplinar para que los hombres tengamos una vida lograda, no a base de ciencia todopoderosa sino de correspondencia a los dones de Dios que nos ama desde la Creación, ofreciendo la posibilidad de colaborar y llevar a término la historia de la salvación.

En definitiva, en la peregrinación hacia la Lux Mundi (Jesucristo) nos sabemos acompañados por la Luz de María, que refleja como la luna la luz del Sol indispensable para la vida en todos los órdenes de la vida en la tierra. La historia de la Salvación trasciende y eleva la vida hasta la vida de gracia de los hijos de Dios -ya en la tierra-, y la vida de la Gloria cuando llegará a término ese anhelo de Luz que expresaba Goethe.

Así describe José Enrique Martín la manera en la que, basándose en su leit motiv, la exposición realiza un significativo “ juego de luz exterior que invade el interior de los templos como una metáfora visual de la presencia divina en la Iglesia. De esa luz que emana de Dios y que nos lleva a través de Cristo, con la intermediación de María, por el camino de la vida”.

Jesús Ortiz López

Cultura del perdón en la Iglesia

Acabada la Plenaria de los Obispos su portavoz monseñor Argüello ha señalado los grandes temas tratados estos días, entre ellos: preparación del Encuentro Mundial de Familias en Roma; orientaciones para la familia y para los mayores en el contexto actual; la Peregrinación de jóvenes del próximo año; y un novedoso decreto para afrontar casos de abusos sexuales contra jóvenes.

 A instancia de los periodistas sobre los abusos recuerda que «las denuncias por abusos perpetrados por personas vinculadas a la Iglesia representan el 0,8 por ciento», del total de abusos cometidos en otros ámbitos de la sociedad: familiares, deportivos, educativos, del cine y artes escénicas; y se preguntaba por qué «el foco solo está en la Iglesia católica». El problema afecta a toda la sociedad pero la Iglesia «ha dado muestras de acogida a las víctimas y ha puesto en marcha protocolos de prevención», escuchándolas de modo personal para que alcancen la debida sanación.

Cultura del perdón y sacramento del perdón

La necesaria cultura del perdón en la Iglesia no debería sofocar el impulso apostólico y misionero en tiempos líquidos, sino encarar el futuro con esperanza cristiana. Los obispos y los laicos confiamos en el perdón, en la gracia de Dios, y en nuestra capacidad de transformar el mundo.

Recordemos que el perdón es la buena nueva que viene desde el origen del hombre, que se rebeló contra Dios y tuvo que asumir su culpa ante su Creador. Brilla así en el Génesis la promesa del Salvador y los hombres tendrán que prepararse durante una larga peregrinación hasta la venida de Jesucristo. Los discípulos de Jesús estamos llamados a perdonar siempre aunque se haga difícil al espíritu justiciero que llevamos dentro: no solamente siete sino setenta veces siete.

La Iglesia administra el perdón desde el comienzo de su existencia y se puede decir con verdad que es la «comunidad de los perdonados», a pesar de los pesares: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos los hombres los que nos cansamos de pedir perdón, repite el papa Francisco. La Iglesia practica la «cultura del perdón» en particular mediante el sacramento de la Reconciliación como oferta permanente para los pecadores, es decir para todos, si bien tiene su aplicación eficaz para los bautizados que se acercan a los ministros sagrados con fe a Dios.

«Sacramento del perdón, sacramento de la alegría, sacramento de la penitencia, sacramento de la esperanza, sacramento de la misericordia», llamamos a este sacramento de la misericordia de Dios personificada en Jesucristo mediante los sacerdotes. De ahí nace la confianza de los fieles en este sacramento como un encuentro de intimidad entre Dios y el penitente, que se realiza salvando la confidencialidad mediante el sigilo sacramental cerrado a cualquier investigación externa.

Por eso están llamados al fracaso los intentos de romper el sigilo obligando a los sacerdotes a declarar lo conocido y perdonado en la Confesión. Las antiguas Inquisiciones están acabadas y no admitirá nuevos inquisidores con puñetas ni con articulistas obsesionados con desvelar misterios que les superan. Viene a la mente aquella película antigua «Yo confieso», protagonizada por Montgomery Cliff en el papel de sacerdote débil pero fiel a su compromiso en medio de graves amenazas. Eran tiempos en los que el cine enseñaba cosas buenas, virtudes y los valores que sustentan la sociedad.

¿Ab uno omnes?

Dicho esto quizá vale la pena volver a esa cultura del perdón cuando asistimos a la caza y captura de los abusos en la Iglesia aunque hayan ocurrido hace decenas de años. Por uno se acusa a todos. Claro que un solo caso de abuso por parte de un ministro es mucho, un escándalo que requiere reparación, y en esas están todas las Conferencias Episcopales del orbe. Pero ante la necesaria reparación a las víctimas, en la medida de lo posible y no solo económicamente, no parece sensato multiplicar exponencialmente estos crímenes morales que salpican consciente o inconscientemente a los sacerdotes, fieles a su vocación que sirven a todos, en particular a los débiles, y en horas intempestivas hasta la diaria extenuación.

Nadie sensato ignora las campañas que vienen sucediéndose desde hace años contra la Iglesia católica aireando esos graves pecados con el martilleo de algunos medios debeladores del prestigio moral de la Iglesia, que silencian los abusos sexuales y psicológicos muy abundantes en demasiados ámbitos: sobre todo en familias, en mundo del deporte, no digamos del cine y espectáculos, en los profesionales de los medios de comunicación, en colegios mayores, o en los partidos políticos. Porque ,aunque salen algunos casos clamorosos, acaban por tener poca vigencia, ya que los machacantes gastan su artillería principal contra la Iglesia. El portavoz de los obispos, José Luis Argüello se ha preguntado si acaso han pedido investigar por abusos a instituciones internacionales como FIFA o el Comité Olímpico.

¿Iglesia pecadora?

Parece importante que los católicos no caigamos en estado de depresión avergonzándonos de esta «Iglesia pecadora» olvidando el esfuerzo actual y pasado por defender la vida, la dignidad de todos los hombres, potenciando la capacidad humanizadora de las mujeres, educando a los jóvenes sin memorias falsarias, atendiendo las misiones en los continentes explotados por los imperios comunistas o capitalistas, y cuidando siempre de los descartados. No parece razonable sucumbir al reflejo auto flagelador inducido a partir de esa triste realidad de los abusos, pues ya se sabe que Satanás monta sus campañas contra Dios, contra la Iglesia de Jesucristo, y contra la dignidad de las personas, a partir de un punto de verdad.

No. La Iglesia no vive de la propaganda impostada, de la mentira revisionista, de los relatos, o de las ideologías manipuladoras, sino que ilumina con el Evangelio para que los católicos y los hombres de buena voluntad no seamos víctimas del engaño asfixiante de la incultura de lo políticamente correcto.

De ahí que la Jerarquía eclesiástica en tiempos de revisionismo injusto y esterilizante esté superando la ciénaga que paraliza el impulso a la permanente Evangelización, la expansión apostólica, y las innumerables iniciativas de caridad en todo el planeta.

Gracias al Evangelio de Jesucristo y sus enseñanzas morales, a la concepción cristiana de la dignidad de la personas y a su doctrina social, los católicos no aceptaremos la distorsión de la mirada porque seguiremos trabajando con audacia y con realismo por el honor de Dios.

Jesús Ortiz López

 

https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/cultura-perdon-iglesia/20211126000450042737.html

 

 

sábado, 2 de octubre de 2021

Conversación en Pascua 2021

Hablaba por móvil con una persona mayor que vive desde hace años en una residencia para la tercera edad. Ya ha recibido las dos vacunas y crece su optimismo esperanzado. Sólo puede recibir una visita a la semana, por seguridad, normalmente la de su hijo. Y está contento, aunque lo que más agradece es tener Misa diaria, cosa que antes no podía ser.

¿Año de gracia?

Me decía que esta Navidad de la pandemia ha tenido muchas ventajas para las familias porque al reducirse el número de personas en los días principales, han conversado mejor y ha tenido más protagonismo el hecho mismo del nacimiento de Jesús, sin tanto ruido y con menos gastos. Es decir, la pandemia ha sido ocasión para que muchos se hayan centrado en su significado plenamente cristiano, y se les haya abierto una puerta, o al menos una ventana, a Dios y a los sacramentos.

Al final de la conversación espiritual me pide la Bendición que supongo también valdrá mediante el móvil. Lo dicho: hay personas que encaran el año de gracia 2021 y ahora la Pascua mejor que otros: un Año de Gracia, como se dice tradicionalmente, porque no esperamos la felicidad de la vacuna, de la lotería, o de la fortuna, sino de Dios que a todos ama, como experimentan quienes viven a diario con fe y de la fe.

Parte importante de la felicidad en la tierra es tener la conciencia tranquila y en la paz de Dios, algo que no resulta tan fácil de conseguir hoy día. Porque el año pasado nos ha dejado unas leyes contra la vida, contra la educación, contra la libertad. ¿Cómo podrán vivir tranquilos ahora y en el futuro quienes son responsables de la muerte de inocentes, de enfermos crónicos, de la descristianización de la sociedad? Ampliación del aborto a las adolescentes, ley de la eutanasia, Lomloe o ley Celáa, entre otros atentados a la convivencia social.

Se trata de una irresponsabilidad compartida pues parte de la sociedad mal informada y manipulada acepta esas leyes, que les parecen progresistas y como nuevos derechos. La ignorancia en estos temas capitales no excusa de la responsabilidad grave a los ojos de Dios. Ya es hora de que los ciudadanos sepamos que lo legal no significa moral, porque llevamos décadas admitiendo consciente e inconscientemente que todo lo legal es moral, algo completamente falso, como se muestra en las leyes inmorales e inhumanas que se han establecido.

El catedrático Jon Juaristi ha escrito recientemente un comentario a propósito de comentarios sobre la toma del Capitolio por las hordas, como templo de la democracia: «El Capitolio no tiene nada de sagrado, porque la democracia formal desacraliza todo lo que toca. Si a algo se parecen las cámaras legislativas de los países democráticos no es al arquetipo del Templo, sino al del Teatro, un Teatro donde los Representantes del Pueblo representan ásperas deliberaciones que deberían terminar en catarsis cómicas más o menos conciliatorias, aunque casi nunca se logren a la perfección».

¿Qué pasa en la conciencia personal?

Preguntado por las secuelas del terrorismo etarra, el obispo actual de Burgos y antes de Guipúzcoa, Mons. Munilla en una entrevista de Confidencial Digital, concretando sobre la novela «Patria»       , respondía: «No he leído la novela, pero sí he visto la serie. Necesitaría mucho espacio para expresarme de forma matizada… pero voy a referirme aquí a un detalle que me parece muy importante, y sobre el cual no he escuchado hablar a nadie: no hace ninguna justicia a la verdad que Bittori -la viuda de Txato, principal protagonista entre las víctimas del terrorismo- manifieste como última voluntad que no desea tener un funeral cuando muera, porque ha perdido la fe, mientras que Miren -exponente del fanatismo que justifica el terrorismo- se muestre como una creyente practicante y máximamente religiosa. ¡Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia! La historia ha demostrado justamente lo contrario: las víctimas del terrorismo han mantenido su fe religiosa en un grado infinitamente superior a los círculos proetarras, en los que se produjo un alejamiento muy grande de la fe católica». (entrevista de Álvaro Sánchez de León en Confidencial Digital).

Ese descendimiento moral con la aceptación del terrorismo de ETA lleva a la desestructuración de la conciencia, que deja de distinguir entre el mal y el bien, entre la vida y la muerte, entre víctima y verdugo. Esas conciencias encontrarán también razones para el aborto, para la eutanasia, para la manipulación de los jóvenes, y Dios se convertirá en una idea sin relevancia, la fe como una añoranza del pasado infantil, y la convivencia una relación culpable con los nuestros.

Pues bien, cuando una sociedad va aceptando el aborto, la eutanasia, la manipulación y la mentira, sin reaccionar ha iniciado su declive, va hacia el suicidio y pierde un par de generaciones hasta que surjan líderes con principios, que han nacido y crecido en la resistencia moral y religiosa. De momento ya se ven núcleos fuertes de resistencia moral por personalidades e instituciones a modo de levadura que pueden transformar a la masa anónima en ciudadanos comprometidos con el bien común y con los principios morales universales.

Jesús Ortiz López

 

La Iglesia es noticia

La Iglesia católica suele ser noticia aunque a veces sean negativas y sin contexto. En realidad se puede comprender este desenfoque porque no es una institución más y tiene dos milenios de existencia, millones de fieles, un Papa al frente de la Jerarquía eclesiástica, una defensa de los desfavorecidos, una doctrina bien definida sobre Dios y sobre el hombre, sobre los orígenes y sobre el fin de la historia, una moral elevada y una cosmovisión coherente que da sentido a la vida personal, a la sociedad, y a la historia.

Aun siendo la religión más numerosa del planeta, con datos y estructura definida, ciertamente su proyecto no es compartido por muchos. El paradigma democrático predominante choca con algunos aspectos de la Iglesia católica precisamente porque no es política, sino esencialmente trascendente. De ahí que a veces los medios no reflejen la vida real de la Iglesia, de los fieles y de sus enseñanzas. Cada vez hace más falta una preparación más especializada en las fuentes y en los informadores y creadores de opinión. Por ello tiene interés la publicación reciente de un libro del especialista José Francisco Serrano Oceja[1].

El autor ofrece un libro breve pero sustancioso y pegado al terreno: se nota que el contenido ha sido experimentado antes en disertaciones, clases y artículos. Porque se trata, como señala el título, de entrar en la necesaria comunicación de la Iglesia con la sociedad -parte esencial de la evangelización- y por ello con los medios de comunicación. No consiste en estrategias ni en evitar conflictos sino de transmitir en vivo el Evangelio.

Los periodistas y expertos en comunicación son parte esencial, y no se trata tanto de tenerlos contentos y ganárselos -como estrategia, que no debe ser- sino de ofrecer transparencia y trascendencia a la vez, cosa que la sociedad actual no parece entender. Con el riesgo de estar la Iglesia a la defensiva, o de que los medios vulgaricen la misión de la Iglesia -reduciéndola solo a la Jerarquía ante la opinión pública-, sino de los profesionales con formación específica, siendo muchos de ellos católicos convencidos.


Esta obra viene a ser como un pequeño manual que, en sus diez capítulos, reflexiona y transmite experiencia y observaciones de expertos como un servicio a periodistas jóvenes o menos jóvenes, a sacerdotes aunque no se dediquen a la opinión pública, o profesores de religión. Algunos de esos capítulos contienen ideas bien prácticas: que la objetividad no oculte la pretensión por la verdad; la información sobre la vida de la Iglesia como información especializada; un periodista es lo que son sus fuentes;  y otros varios.

Se trata de ayudar a formarse un criterio sobre las noticias acerca de la Iglesia, y explicar hasta lo más evidente muchas veces. Sigue a varios autores de prestigio como Diego Contreras, José Luis Martín Descalzo, Antonio Montero, Alejandro Llano, Angelo Scola o el mismo Maritain en su tiempo. La bibliografía final contiene ochenta y una obras lo cual indica las fuentes que Serrano Oceja ha utilizado o recomienda en sus clases.

Para quienes sientan curiosidad, menciono temas importantes: las dimensiones de la información religiosa; tipología de los medios respecto a la información sobre la Iglesia; las quejas de los medios respecto a la Iglesia y viceversa; unidad y pluralidad dentro de la Iglesia; ¿prensa católica o católicos periodistas especializados, o al menos informados, sin estar abducidos por las fuentes, porque tengan criterio propio y formación sobre la naturaleza y misión de la Iglesia.

El capítulo último está dedicado ca la revolución informativa de Francisco, en el que destaca la liderazgo informativo del Papa porque inspira y va por delante con gestos sin enredarse en cuestiones no esenciales aunque sean importantes; es decir, con transparencia está obligando a superar esquemas dialécticos o antiguos ya superados.

Jesús Ortiz López

 

[1] José Francisco Serrano Oceja. Noticias, y algo más, sobre la Iglesia. Palabra. Madrid 2021. 158 págs.

Entra en vigor la ley de la eutanasia


Se pueden poner con mayúsculas (ley, eutanasia) pero no lo merecen porque es una ley injusta y la eutanasia no merece ser destacada como uno triunfo de los derechos humanos. Entra en vigor contra todo derecho y contra la convicción de la inmensa mayoría de la sociedad y de los médicos. Nada que celebrar.

No hace mucho tiempo el presidente norteamericano Biden dijo que Putin le parecía un asesino, aunque hace poco han tenido un encuentro diplomático de muy distinto tono. Desde luego a Vladimir no le habrá gustado nada ese calificativo y él sabrá en conciencia, a la vista de su pasado en KGB y otros estamentos oscuros del poder, si Joe tiene razón.

Cabe otro epíteto menos sonoro pero más negativo cuando se califica a una persona como desalmada.  Me parece que desde un punto de vista profundo es lo peor que se puede decir de una persona porque en sentido estricto indica que no tiene alma humana o que se ha convertido en un animal. Es verdad que hay muchos animales sueltos y asesinos feroces o también de guante blanco.

En cualquier caso tiene interés reflexionar sobre el alma que no es un invento de la Iglesia católica ni una suposición de algunos filósofos clásicos, porque es una realidad que todo el mundo admite intuitivamente que es un yo con libertad -aunque esté limitada por ser sociable- y que en definitiva hace de su vida lo que le da la gana.

Incluso los que aplauden a rabiar la eutanasia en su aprobación también tienen alma y lo comprobarán cuando elijan el suicidio asistido o les impulsen a ella. En el fondo está la cuestión filosófica de la consistencia del ser personal y de la vida.

La justicia penal puede sentenciar a una persona por asesinato, o la opinión pública o personal puede considerada como tal, subrayando que alguien carece de principios morales. Muchas veces se debe a la pasión pero otras veces se hace con más frialdad o aprobando leyes contra la vida, como la del aborto o de la eutanasia y suicidio asistido. Por ejemplo, en un Parlamento cada uno tiene su responsabilidad y tendrá que dar cuenta un día ante Dios por su colaboración remota o próxima a la muerte de los inocentes. Porque aunque lo parezcan no son desalmados.

En la exitosa exposición sobre Tutankamón a mayor gloria del personaje veíamos todo un ritual fastuoso a mayor honra del faraón y otros personajes. En realidad los egipcios admitían que la muerte es la puerta de un largo viaje hacia otra vida más duradera, y por eso no les interesaba la eutanasia para ellos. Esas personas que aplaudieron con las orejas en el Congreso son más anteriores mentalmente -no permiten el progreso y están atrasados- respecto a la civilización, el valor supremo de la vida, y los principios morales.

El pesimista Orwell acertó en muchísimas cosas como al señalar que hemos caído tan bajo que es preciso recordar los valores más elementales. Cuestión principal es que la eutanasia y el suicidio asistido es un homicidio voluntario por parte del sujeto, de los familiares o de aquellos médicos, que contradicen así el juramento hipocrático, con la promesa de procurar siempre la curación.

Una broma macabra de la ley de la eutanasia, impuesta a velocidad supersónica saltándose todos los controles democráticos, es que habla de aplicarla cuando hay sufrimiento particularmente imposibilitante: término ambiguo y paraguas para despachar a la muerte mediante un parámetro arbitrario. Podría ser quien ha estado un mes en la UCI por Covid, o está invadido por un cáncer, o ha fracasado en una oposición. Considerar este sufrimiento como insoportable es alto tan genérico que vale para unas migrañas o una piedra en el riñón.

El filósofo Julián Marías escribió que el retroceso de la perspectiva cristiana ha fabricado una sociedad sin argumento para defender los principios éticos ante el avance del mal, y así vemos a los dirigentes que andan como pollos descabezados mientras impera la mentira. Muchos no saben responder a la pregunta básica sobre de dónde vienen y a dónde van, qué pasa después de la muerte, qué sentido tiene tanto teclear, o para qué sirven en definitiva unos políticos tardo adolescentes que se creen diosecillos.

Volviendo a Tutankamón y los egipcios hay que reconocer que el conjunto de cachivaches de oro y piedras preciosas que acompañaban al Faraón y los poderosos era para congratularse con los dioses cuando se encontraran con ellos después de largo viaje a fin de no caer en el averno.

Como muchos que han aplaudido la ley de la eutanasia no creen en los dioses y menos en Dios no necesitarán hacerse pirámides ni enterramientos ocultos bajo un desierto, es algo que se ahorran pero no podrán engañar al Dios real: quiere que todos se salven pero con las manos y la conciencia limpias, y su Providencia hará que encuentren un sacerdote que tenga misericordia de quienes no han tenido misericordia.

Jesús Ortiz López


https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/entra-vigor-ley-eutanasia/20210624234002041859.html

La verdad frente a las mentiras (I)

 

(Sandro Botticelli. Galería de los Uffizzi. Florencia)

 

El escepticismo de Poncio Pilato cuando pregunta a Jesucristo ¿Qué es la verdad? no tiene salida desde sí mismo, porque el hombre descubre la verdad solamente cuando la busca fuera de sí. Pilato estaba delante de la verdad real pero estaba ciego para descubrirla. En cambio,  el cristiano tiene seguridad de la verdad porque Dios le ha manifestado lo esencial desde los orígenes y quiere vivir en la verdad que genera el clima de confianza que necesita la sociedad.

La mentira y los mentirosos

Desde que en el exordio de la historia el hombre se apartó de Dios la mentira campa a sus anchas por el mundo. Quienes más mienten son los muchos que tienen el poder político, económico, o estratégico. En las guerras las mentiras alcanzan su Everest con propaganda a mansalva, manipulaciones y fake news.

Los grandes filósofos han estudiado a fondo esa capacidad de mentir del hombre apelando a la necesidad de convivir en paz: Sócrates con su altura de miras, Platón avisando de la tendencia a ver sombras en vez de la realidad porque es más cómodo. Kant apela a la rectitud de conciencia y a mantener las normas universales del comportamiento, porque benefician a la sociedad, mientras que la mentira va destrozando la convivencia.

En la Galería de los Uffizzi de Florencia se encuentra el famoso cuadro de Botticelli sobre la calumnia que equivale a un tratado sobre estos pecados. La historia es la siguiente: Apeles fue el pintor elegido por Alejandro Magno para perpetuar su imagen como deidad, luego acusado de traición por un pintor envidioso,  y encarcelado por ello, aunque después de descubrió la verdad contra esa calumnia. Aparecen algunos personales como: Calumnia en figura femenina que arrastra a Apeles tomado por la melena, lo mismo la Sospecha, la Ignorancia, el Rencor, la Envidia, todas ellas ante el rey Midas, mientras en la parte más alejada se encuentra la Penitencia y la Verdad.

La necedad

«Cuando el sabio señala las estrellas el necio se detiene en el dedo», reza el dicho popular. Solo el hombre puede renunciar a la visión de conjunto como inclinación natural de la inteligencia, y prescindir de lo esencial mientras se emborracha de lo accidental. Vivimos tiempos de necedad: intelectuales orgánicos que se venden a la ideología renunciando a la verdad; artistas que prostituyen la belleza y provocan para ganar fama; políticos cegados por el sectarismo y sin un mínimo de ética; y hasta jóvenes que no quieren saber que están manipulados, y se consideran de izquierdas porque eso se lleva. Sin embargo, para tener visión de conjunto hay que elevarse con esfuerzo y sacrificar algo. Por ahí deberían ir las leyes de Educación en busca de una excelencia que todos podrían alcanzar en diverso grado, pues la fortuna premia a los esforzados (fortuna iuvat audaces), decían los romanos.

Otro dicho conocido es que «vivimos a hombros de gigantes»: son los sabios que nos han precedido y transmitido la cultura: Sócrates, Aristóteles, Cicerón, Tomás de Aquino, Dante, Leonardo, Erasmo, Bach, Kant, Ortega, y tantos otros. Por eso son necios los que quieren cambiarlo todo, y buscan hacer tabla rasa del humanismo, de la ética, de la cultura del esfuerzo, y del bien común.

 

La verdad frente a las mentiras (II)

 

La mentira y sus hijos

Según el Catecismo el hombre está llamado a vivir en la verdad que contempla el octavo mandamiento: No mentirás. Las ofensas a la verdad expresan, mediante palabras o actos, una negación a comprometerse en la rectitud moral.

En palabras de Jesús la mentira una obra diabólica: «Vuestro padre es el diablo... porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira» (Juan 8,44).

Lo específico de la mentira es la falta de adecuación entre las palabras o hechos y el pensamiento del sujeto, con independencia de que otros efectivamente se engañen o no. Unas mentiras se dicen o hacen para beneficio propio, y otras para perjudicar a otros o a sus intereses.

Una conciencia recta se esfuerza por no mentir y vacunarse contra las formas de mentira, y sus hijos como es el perjurio, son los juicios temerarios, las difamaciones, las calumnias, murmuraciones, y un largo etcétera. Porque además de ofender a Dios, aunque el descreído no se lo crea, degrada además la autenticidad y autoestima de la persona, y hace difícil la vida social fundada en la veracidad y en la confianza. Especial gravedad tiene la mentira cuando lesiona gravemente las virtudes de la justicia y de la caridad.

En nuestro mundo globalizado y en permanente conexión, donde las ideologías manipulan e impera tantas veces el anonimato, se destruye la reputación de personas e instituciones, hasta llegar al poder sin los requisitos democráticos. El respeto a la reputación de las personas prohíbe toda actitud y toda palabra que puedan causarles un daño injusto, porque el derecho al honor y a la buena fama tanto propio como ajeno es un bien más precioso que las riquezas, y de gran importancia para la vida personal, familiar y social.

El falso testimonio y perjurio

Dice el Catecismo que: una afirmación contraria a la verdad posee una gravedad particular cuando se hace públicamente. Ante un tribunal viene a ser un falso testimonio, y cuando es pronunciada bajo juramento se trata de perjurio, y hay obligación de reparar el daño causado.

La especial importancia del perjurio reside en que la persona peca no sólo contra el octavo mandamiento -lesionando la veracidad y la justicia- sino también contra el segundo, al poner a Dios por testigo de una falsedad. Este pecado, como toda injusticia manifiesta, comporta la obligación de reparar el daño causado. Más vale prometer en un acto solemne que cometer perjurio aunque no sea persona creyente, porque no se trata de una norma moral de los católicos sino norma de ley natural para todos.

Los juicios temerarios

Al convivir y trabajar con tantas personas, familiares, amigos, vecinos, pueden cruzarse en la mente juicios precitados contra algunos de ellos, y suelen manifestar nuestra postura ante una persona determinada. La madurez personal, la experiencia de nuestros errores, y la caridad, llevarán a suspender el juicio incipiente y frenar la imaginación. El juicio temerario se da cuando, sin suficiente fundamento, se admite como verdadera una supuesta culpa moral del prójimo, por ejemplo, juzgar que alguien ha obrado con mala intención, sin que conste así. Ayuda mucho recordar el consejo serio de Jesucristo:  «No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis, y no seréis condenados» (Lucas 6,37).

 

La difamación es cualquier atentado injusto contra la fama del prójimo: puede ser como detracción o maledicencia; y también como calumnia, que consiste en atribuir al prójimo pecados o defectos falsos. Esta calumnia encierra una doble malicia: contra la veracidad y contra la justicia, y es tanto más grave cuanto mayor sea la calumnia y cuanto más se difunda.

Quien ha caído en la difamación, ya sea murmuración o en la calumnia, está obligado a poner los medios posibles para devolver al prójimo la buena fama, en la que injustamente ha sido lesionado. Afirman los moralistas que se han de reparar cuanto antes también los daños materiales, que eficaz y culpablemente se han seguido de la difamación si se habían previsto, al menos confusamente. ¡Qué lejos queda esta actitud moral de justicia en una parte de la vida política actual -circulan los dossiers fruto podrido de ciertos espionajes- y en medios de comunicación: redes sociales, confidenciales, televisión, radio, y prensa escrita.

Por eso tienen mérito aquellos agentes de información y de opinión que se esfuerzan por ser veraces, constatar las noticias, y respetar la presunción de inocencia, derecho de todas las personas. Su lucha puede parecer desigual pero deben saber que una conciencia tranquila vale más que algún éxito informativo.

Información veraz

Dice también el Catecismo que «Dentro de la sociedad moderna, los medios de comunicación social desempeñan un papel importante en la información, la promoción cultural y la formación. Su acción aumenta en importancia por razón de los progresos técnicos, de la amplitud y la diversidad de las noticias transmitidas, y la influencia ejercida sobre la opinión pública» (n. 2493).

La información es un servicio al bien común pues la sociedad tiene derecho a la información fundada en la verdad, en la justicia y en la caridad, y además no todo el mundo tiene que estar enterado de todo, y menos de la intimidad ajena. Actualmente son frecuentes estas ofensas a la verdad o a la buena fama en los medios de comunicación.

También por este motivo es necesario ejercitar un sano espíritu crítico al recibir noticias de los periódicos, revistas, o televisión, porque una actitud ingenua o "credulona" lleva a la formación de juicios falsos. Siempre que se ha difamado en cualquier medio público existe obligación de poner los medios posibles para devolver al prójimo la buena fama que injustamente se ha lesionado.

Hay que evitar la cooperación en estos pecados. Coopera a la difamación, aunque en distinto grado, el que oye con gusto al difamador y se goza en lo que dice; el superior que no impide la murmuración sobre el súbdito, y cualquiera que aun desagradándole el pecado de detracción, por temor, negligencia o vergüenza, no corrige o rechaza al difamador o al calumniador, y el que propala a la ligera insinuaciones de otras personas contra la fama de un tercero.

Una sociedad digna del hombre tiene que estar construida sobre la verdad acerca del hombre mismo, de la familia y de las relaciones humanas. En este sentido, la doctrina cristiana ofrece una antropología realista que reconoce que todas las personas son criaturas de Dios, con igual capacidad para conocer la verdad y adherirse al bien, para responder libremente a la misión santificadora de este mundo y para establecer relaciones estables de fidelidad. Esta concepción esperanzada del ser humano es una luz creativa para cualquier cultura, sobre todo en tiempos de dudas acerca del ser humano y de escepticismo sobre la verdad objetiva capaz de edificar una sociedad sobre el sólido fundamento de la verdad.

 

 

George Pell en la diana

Hace más de un año que el cardenal australiano Pell ha sido exculpado por el Tribunal Supremo de su tierra. Acababan ocho años de acusaciones, juicios, y humillaciones, y de cárcel durante más de 400 días. Fue acusado y condenado injustamente de un delito inexistente de abusos. Parece que algunos le tenían ganas. Sin embargo, en contraste con la gran difusión del escándalo durante esos años, ahora es escasa la información y difusión acerca de su inocencia.

Publica ahora «Diario en prisión» que resume en veinte semanas los trece meses de cárcel y por ello de crecimiento interior y de caridad[1]. ¿Quién restituye ahora la fama arruinada y el tiempo robado y el deterioro personal mientras estuvo en prisión? Porque en estos casos la exposición mediática se prolonga durante años mientras que la exculpación se despacha con rapidez y solo en algunos medios.

Su homónimo George Weigel comienza la introducción: «Este diario de prisión jamás debería haberse escrito. Que lo haya sido da testimonio del poder de la gracia de Dios para inspirar intuiciones, magnanimidad y bondad en medio de la desgracia, el mal y la injusticia».

Parece que el tribunal popular y los magistrados no van mucho a Misa porque, pasadas décadas, la acusación de un joven no se sostiene. Antes, durante y después de una Eucaristía en la catedral no hay posibilidad física de un abuso por parte del celebrante, hay mucha gente en la sacristía y alrededores, aparte de desconocimiento de la personalidad del cardenal Pell. Eso sin entrar en la falta de pruebas, del testimonio inverosímil de ese antiguo monaguillo, y sus limitaciones psicológicas. De este hombre constata el cardenal que cambió 24 veces su declaración ¿Quién estaba detrás?

En la novela, Los hermanos Karamazov de Dostievski, Mitia el principal protagonista afirma que en la tierra no hay justicia, especialmente para los débiles, algo que ha podido experimentar el George Pell. Su caso es un patinazo clamoroso que desvela las prisas por minar el prestigio de la Iglesia católica, arruinando la reputación del cardenal, que equivale a una muerte social.

Además hay fuerzas oscuras en el Vaticano –según escribe el cardenal exculpado- que deseaban apartarlo de su labor de lograr mayor transparencia en las finanzas de la Santa Sede, incluidas ciertas inversiones. Vale la pena leer ese Diario con la tremenda experiencia en la cárcel, incluida la imposibilidad de celebrar la Misa durante tanto tiempo, tarea principal de un sacerdote. En ese encarcelamiento e intento de arruinar a un buen sacerdote y de alimentar el morbo contra la Iglesia se cumplen una vez más las palabras de Jesucristo «bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo, porque vuestro galardón es grande en los cielos ». Jesús Ortiz López



[1] Diario de prisión. Card. George Pell. Palabra. Madrid 2021.

Entra en vigor la ley de la eutanasia

Se pueden poner con mayúsculas (ley, eutanasia) pero no lo merecen porque es una ley injusta y la eutanasia no merece ser destacada como uno triunfo de los derechos humanos. Entra en vigor contra todo derecho y contra la convicción de la inmensa mayoría de la sociedad y de los médicos. Nada que celebrar.

No hace mucho tiempo el presidente norteamericano Biden dijo que Putin le parecía un asesino, aunque hace poco han tenido un encuentro diplomático de muy distinto tono. Desde luego a Vladimir no le habrá gustado nada ese calificativo y él sabrá en conciencia, a la vista de su pasado en KGB y otros estamentos oscuros del poder, si Joe tiene razón.

Cabe otro epíteto menos sonoro pero más negativo cuando se califica a una persona como desalmada.  Me parece que desde un punto de vista profundo es lo peor que se puede decir de una persona porque en sentido estricto indica que no tiene alma humana o que se ha convertido en un animal. Es verdad que hay muchos animales sueltos y asesinos feroces o también de guante blanco.

En cualquier caso tiene interés reflexionar sobre el alma que no es un invento de la Iglesia católica ni una suposición de algunos filósofos clásicos, porque es una realidad que todo el mundo admite intuitivamente pues cada uno se percibe como un yo con libertad -aunque esté limitada por ser sociable- y que en definitiva hace de su vida lo que le da la gana.

Incluso los que aplauden a rabiar la eutanasia en su aprobación también tienen alma y lo comprobarán cuando elijan el suicidio asistido o les impulsen a ella. En el fondo está la cuestión filosófica de la consistencia del ser personal y de la vida.

La justicia penal puede sentenciar a una persona por asesinato, o la opinión pública o personal puede considerada como tal, subrayando que alguien carece de principios morales. Muchas veces se debe a la pasión pero otras veces se hace con más frialdad o aprobando leyes contra la vida, como la del aborto o de la eutanasia y suicidio asistido. Por ejemplo, en un Parlamento cada uno tiene su responsabilidad y tendrá que dar cuenta un día ante Dios por su colaboración remota o próxima a la muerte de los inocentes. Porque aunque lo parezcan no son desalmados.

En la exitosa exposición sobre Tutankamón a mayor gloria del personaje veíamos todo un ritual fastuoso a mayor honra del faraón y otros personajes. En realidad los egipcios admitían que la muerte es la puerta de un largo viaje hacia otra vida más duradera, y por eso no les interesaba la eutanasia para ellos. Esas personas que aplaudieron con las orejas en el Congreso son más anteriores mentalmente -no permiten el progreso y están atrasados- respecto a la civilización, el valor supremo de la vida, y los principios morales.

El pesimista Orwell que acertó en muchísimas cosas y escribió que hemos caído tan bajo que es preciso recordar los valores más elementales. Cuestión principal es que la eutanasia y el suicidio asistido es un homicidio voluntario por parte del sujeto, de los familiares o de aquellos médicos, que contradicen así el juramento hipocrático, con la promesa de procurar siempre la curación.

Una broma macabra de la ley de la eutanasia, impuesta a velocidad supersónica saltándose todos los controles democráticos, es que habla de aplicarla cuando hay sufrimiento particularmente imposibilitante: término ambiguo y paraguas para despachar a la muerte mediante un parámetro arbitrario. Podría ser quien ha estado un mes en la UCI por Covid, o está invadido por un cáncer, o ha fracasado en una oposición. Considerar este sufrimiento como insoportable es alto tan genérico que vale para unas migrañas o una piedra en el riñón.

El filósofo Julián Marías escribió que el retroceso de la perspectiva cristiana ha fabricado una sociedad sin argumento para defender los principios éticos ante el avance del mal, y así vemos a los dirigentes que andan como pollos descabezados mientras impera la mentira. Muchos no saben responder a la pregunta básica sobre de dónde vienen y a dónde van, qué pasa después de la muerte, qué sentido tiene tanto teclear, o para qué sirven en definitiva unos políticos tardo adolescentes que se creen diosecillos.

Volviendo a Tutankamón y los egipcios hay que reconocer que el conjunto de cachivaches de oro y piedras preciosas que acompañaban al Faraón y los poderosos era para congratularse con los dioses cuando se encontraran con ellos después de largo viaje a fin de no caer en el averno.

Como muchos que han aplaudido la ley de la eutanasia no creen en los dioses y menos en Dios no necesitarán hacerse pirámides ni enterramientos ocultos bajo un desierto, es algo que se ahorran pero no podrán engañar al Dios real: quiere que todos se salven pero con las manos y la conciencia limpias, y su Providencia hará que encuentren un sacerdote que tenga misericordia de quienes no han tenido misericordia.

Jesús Ortiz López


https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/entra-vigor-ley-eutanasia/20210624234002041859.html

El Valle ante la desmemoria histórica

Este año la serpiente de verano es la Ley de memoria democrática, que también se podría llamar de desmemoria antidemocrática. Tiene parte de globo sonda para enseñar los dientes y consolar a la izquierda por la debacle que anuncian las encuestas.

Ese proyecto es desmemoria pergeñada por un poder estrábico, que tiene un ojo fijo en la derecha liberal, el franquismo, y el fascismo, términos tan gastados que aburren a las vacas. Sin embargo saben lo que se hacen porque quieren dominar la mente de los jóvenes de las próximas generaciones, troquelando sus mentes para que sean de izquierdas, sanchistas, feministas, e igualitarios.

No será memoria democrática sino antidemocrática por imposición autoritaria con los decretos ley. No busca la verdad ya que el jefe anda peleado con ella, convencido de que la verdad es lo que dice en un momento y poco después su contrario. Este Gobierno vive en la liquidez teniendo que buscar cada día los apoyos para mantenerse en el poder inestable gracias a los arribistas que extienden la mano para recibir el sobre con millones para sus juergas separatistas.

Los benedictinos del Valle

Tema importante para consumo de sus votantes es todo lo que tenga que ver con la Iglesia, el catolicismo, la libertad de educación o los medios libres. La cuestión del desmantelamiento del Valle de los Caídos les obnubila y sueñan con expulsar a los benedictinos pero tropiezan de nuevo con la misma piedra, que no es precisamente la Iglesia -aunque también- sino la sociedad de los hombres libres e iguales que reconoce la Constitución. Vale la pena conocer el documento de la Conferencia Episcopal al respecto, bastante contundente.

También deberían oír a la calle sobre ese nuevo intento de desamortización. Si se atrevieran a expulsar a los monjes del Valle de Cuelgamuros -que tienen la misión de rezar por todos los caídos y de trabajar por una convivencia social pacífica, se meten en un lío jurídico y diplomático de primera magnitud. A propósito he oído algunas sugerencias ingeniosas como que los benedictinos se encierren y veamos fotografías y reportajes de policías arrastrándoles como okupas,  y previamente encerrarse mostrando carteles de «Okupas en lucha. Derecho a una vivienda digna. Txacurras kampora», para que den la vuelta al mundo.

Resulta útil conocer la Carta que el abad Cantera ha enviado a los padres de los niños de la famosa Escolanía del Valle, conocida en medio mundo, pues sirve para tranquilizar y tener fe en el futuro inmediato y posterior:

"Queridos padres:

Como es lógico, las noticias que aparecen en los medios de comunicación acerca de la ley de memoria democrática y el Valle pueden resultar muy inquietantes, y más en la manera y con la inquina con que algunos de esos medios lo ofrecen. No obstante, una vez más animo a la serenidad y a guardar la paz y la confianza en Dios.

En primer lugar, lo que hoy hará el consejo de ministros es aprobar el anteproyecto de ley para que en septiembre comience sus trámites en el Congreso de los Diputados, donde todo su debate puede durar meses o incluso prolongarse un año, aunque es probable que quieran agilizar su aprobación, pero también habrá recursos y factores que pueden demorar el procedimiento. Es sabido ya que al menos un partido político interpondrá además recurso de inconstitucionalidad.

Por otra parte, aunque la extinción de la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos que prevé el anteproyecto de ley no es un dato bueno, el texto del anteproyecto no dice nada de la desaparición o expulsión de nuestra comunidad ni de la Escolanía. De hecho, una vez que la ley quedase aprobada por las Cortes, habría de regularse el nuevo régimen jurídico del Valle por un real decreto que, en caso de ser francamente negativo para nosotros, podría recurrirse y ello supondría otra prolongación en el tiempo.  Nuestra presencia en el Valle no depende única ni exclusivamente de la existencia de la Fundación, sino que tiene otros fundamentos de peso que no se pueden anular sin más.

De momento no ofrezco más datos que éstos, pero simplemente con ellos animo ya a guardar la paz y la calma y a confiar en quien es nuestra fuerza, Dios nuestro Señor. Nosotros seguiremos nuestra vida en el Valle y el curso académico con toda tranquilidad y normalidad, sabiendo que Dios y nuestra Madre celestial velan por todos nosotros.

Un abrazo muy fuerte a todos, en Jesús y María.

P. Santiago Cantera Montenegro, OSB" 

La reacción de los creyentes -abrumadora mayoría de la nación española, comprobada cada semana en los más de 9 millones que asisten regularmente a Misa -, esa reacción está arropando a los frailes, siguiendo la tónica de hace unos años, contra el cierre de la Basílica, con la excusa de las obras. Los obispos han enviado un mensaje tranquilizador a los benedictinos en la persona del secretario de la Conferencia Episcopal, Mons. Argüello. Y varios obispos han pedido a la Comunidad celebrar la Misa en el Valle como signo de comunión y apoyo. Sabe la Conferencia que este Gobierno no puede saltarse los Acuerdos entre Estado e Iglesia sin incurrir en un escándalo internacional.

Por tanto, el globo sonda es serpiente de verano con malas intenciones y peores realizaciones si se aprobara y aplicara más adelante esa Ley de desmemoria antidemocrática.

Jesús Ortiz López

 

https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/valle-desmemoria-historica/20210802155438042109.html

EL DIABLO ANDA SUELTO (II)

Líbranos del mal

“Por mí se va la ciudad doliente, por mí se va a las penas eternas, por mí se va entre la gente perdida. La Justicia movió a mi supremo Autor. Me hicieron la divina potestad, la suma sabiduría y el amor primero. Antes que yo no hubo cosa creada, sino lo eterno, y yo permaneceré eternamente. Vosotros, los que entráis, dejad aquí toda esperanza” (DANTE, Divina Comedia, Infierno, III).

 Dios creó y elevó a los ángeles

En continuidad con el Magisterio de la Iglesia, el Papa Juan Pablo II ha dedicado varias Audiencias desde 1986 a exponer una amplia Catequesis sobre los ángeles y los demonios en cuanto criaturas de Dios que participan activamente en la historia de la salvación, enseñando “cómo existen espíritus puros, criaturas de Dios, inicialmente todos buenos, y después por una opción de pecado se dividieron irremediablemente en ángeles de luz y en ángeles de tinieblas. Y mientras la existencia de los ángeles malos nos pide a nosotros el sentido de la vigilancia para no caer en sus halagos, estamos ciertos de que la victoriosa potencia de Cristo Redentor circunda nuestra vida para que también nosotros seamos vencedores. En esto estamos válidamente ayudados por los ángeles buenos, mensajeros del amor de Dios, a los cuales, amaestrados por la Tradición de la Iglesia, dirigimos nuestra oración: “Ángel de Dios, que eres mi custodio, ilumíname, rígeme y gobiérname, ya que he sido confiado a tu piedad celeste. Amén”[1].

 Como se acaba de indicar, los ángeles fueron constituidos en el estado de gracia santificante y, por tanto, destinados a contemplar directamente a dios. Pero antes de alcanzar este fin sobrenatural fueron sometidos a una prueba; los que vencieron alcanzaron inmediatamente el Cielo, y los que no quisieron obedecer lanzaron el primer grito de soberbia contra Dios –non serviam, no serviré-, que está en la raíz de todo pecado. Como consecuencia de esta rebelión, perdieron los dones sobrenaturales con los que fueron enriquecidos y arrojados para siempre al infierno creado para su castigo.

“Notamos que la Sagrada Escritura y la Tradición llaman propiamente ángeles a aquellos espíritus puros que en la prueba fundamental de libertad han elegido a Dios, su gloria y su reino. Ellos están unidos a Dios mediante el amor consumado que brota de la visión beatificante, cara a cara, de la Santísima Trinidad. Lo dice Jesús mismo: “Sus ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre, que está en los Cielos” (Mt 18, 10)”[2].

 Diablo es palabra de origen griego que significa acusador o calumniador, y según algunos su etimología alude al que está encerrado en la cárcel (infierno). Satanás es palabra de origen hebreo y equivale a enemigo que insidia o persigue al hombre. Demonio, también de origen griego, significa un ser superior a los hombres pero inferior a Dios.

Hubo una batalla en el Cielo

“Hubo una batalla en el cielo. Miguel y  sus ángeles se levantaron a luchar contra el dragón. El dragón presentó batalla y también sus ángeles. Pero no prevaleció ni hubo lugar para ellos en el cielo. Fue arrojado el gran dragón, la antigua serpiente, el que se llama Diablo y Satanás, el que seduce al universo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apc 12,7-9).

 

Cuanto más elevada se encuentre una criatura espiritual tanto peor es su caída. Por este motivo el castigo con que Dios afligió a Lucifer y a los ángeles apóstatas fue el mayor que podían recibir: expulsado del Cielo y alejado eternamente de Dios, Satanás fue arrojado por Dios al infierno, junto con sus secuaces.

 Aunque algunos han perdido la fe en la existencia y actividad de los demonios, hemos de tener bien presente esta realidad: que existe un reino del mal, jerárquicamente estructurado, cuyo jefe es Satanás, príncipe de los demonios, dotado de un poder que excede con mucho a las fuerzas humanas naturales. Un ser personal desdichado y un reino de tinieblas que se mueven activamente en lucha contra el Reino de Dios en la tierra. Un ser que es fuente mal, enemigo irreconciliable del hombre en el que odia –con impotencia, pues nada puede contra el Creador- la imagen de Dios.

El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que “La victoria sobre el ‘príncipe del mundo’ (Ioh 14, 30) se adquirió de una vez por todas en la Hora en que Jesús se entregó libremente a la muerte para darnos su Vida. Es el juicio de este mundo, y el príncipe de este mundo ha sido ‘echado abajo’ (Ioh 12, 31; Apc 12, 11” (n. 2853).

 

 Los ángeles ayudan al hombre

 “Yo mandaré un ángel ante ti para que te defienda en el camino y te haga llegar al lugar que te ha dispuesto. Acátale y escucha su voz, no le resistas, porque no perdonará vuestras rebeliones y porque lleva mi nombre. Pero si le escuchas y haces cuanto él te diga, yo seré enemigo de tus enemigos y afligiré a los que te aflijan” (Ex 23, 20-22). A nuestro Ángel Custodio o protector se le pueden aplicar los oficios que Dios enumera en esas palabras dirigidas  a Moisés: su mayor excelencia por naturaleza y por gracia los hace capaces de influir en la vida personal de los hombres.

 En los tiempos primeros de la Iglesia, los ángeles eran protagonistas frecuentes en la vida de los cristianos. Un ángel libró de la cárcel a Pedro, en una hora difícil para la Iglesia naciente. Los Hechos de los Apóstoles nos narran aquella escena, de naturalidad con que los primeros cristianos trataban a su Ángel Custodio: “habiendo, pues, llamado al postigo de la puerta, una doncella llamada Rode salió a observar quién era. Y conociendo la voz de Pedro, fue tanto su gozo, que, en lugar de abrir,, corrió adentro con la nueva de que Pedro estaba a la puerta. Le dijéron: estás loca. Mas ella afirmaba que era cierto lo que decía. Ellos dijeron entonces: sin duda será su ángel” (Act 12,13-15).

Esta asignación personal de un Ángel Custodio es una manifestación de la Providencia especial que Dios tiene con nosotros para guardarnos y protegernos en nuestro camino hacia el Cielo.

 De ahí el cariño y veneración que les tenemos: “¡Cuánta reverencia deben infundirte estas palabras, cuánta devoción deben inspirarte, cuánta confianza deben darte! Reverencia por la presencia, devoción por su benevolencia, confianza por su custodia (...). Están presentes para tu bien; no sólo están contigo, sino que están para tu defensa. Están presentes para protegerte, están presentes para provecho tuyo”[3].

 El trato con el Ángel Custodio en el orden sensible es menos experimentable que el de un amigo de la tierra, pero su eficacia es mucho mayor. Sus consejos vienen de Dios y penetran más hondo que la voz humana. Su capacidad para oír y comprender es inmensamente superior a la del amigo o amiga más fiel; no sólo porque su permanencia a nuestro lado es continua, sino porque su permanencia a nuestro lado es continua, sino porque penetra de un modo mucho más agudo en lo que expresamos.

 Es cierto que lo más recóndito de nuestra intimidad es inaccesible a los ángeles y a los demonios. Sólo Dios puede movernos desde dentro; pero el Ángel Custodio, por su condición de espíritu puro en estado de gracia, tiene gran capacidad para influir en ti, de un modo indirecto. Con su intervención aclara en la mente la doctrina y te hace ver los medios que debes poner para agradar a Dios. Basta que mentalmente le hables –y esto es necesario porque no puede penetrar en el entendimiento como lo hace Dios-, para que te entienda, e incluso para que él llegue a deducir de tu interior más que tú mismo. Y como la Providencia de Dios con sus hijos llega hasta detalles más pequeños, el Ángel de la Guarda vela por tu seguridad física y espiritual, alejando las tentaciones del demonio y las ocasiones de peligro, tanto para el alma como para el cuerpo.


[1] Juan Pablo II, Catequesis durante la Audiencia General, 20-VIII-1986, n. 5. Remitimos a la doctrina enseñada por el Papa en seis Audiencias comprendidas entre el 9-VII y el 20-VIII de 1986. Cfr “Folletos mc”, n. 431.
[2] Ibid.
[3] San Bernardo, Sermón 12, sobre el Salmo 90.

https://www.religionenlibertad.com/blog/119684024/EL-DIABLO-ANDA-SUELTO-II.html

EL DIABLO ANDA SUELTO (I)

 

“La cultura atea del Occidente moderno vive todavía gracias a la liberación del miedo a los demonios gracias a la liberación del miedo a los demonios que ha traído el cristianismo. Pero si esta luz redentora de Cristo llegara a extinguirse, el mundo recaería en el terror y la desesperación con toda su tecnología, no obstante su gran saber. Existen ya signos de este regreso de fuerzas oscuras, mientras en el mundo secularizado aumentan los cultos satánicos” (Card. J. Ratzinger).

 

Cultos demoníacos

El creciente interés por el ocultismo, la aparición de sectas satánicas, las noticias de lamentables sucesos en Norteamérica, Inglaterra o Alemania, Norte de Italia o Sur de España, parecen ser síntomas de una intensa actividad diabólica en nuestra é poca.

Con frecuencia aparecen, en los periódicos, historias como la de una mujer muerta tras la práctica de un exorcismo, de unos niños maltratados para expulsar los demonios del cuerpo, o la aparición de restos de animales utilizados en algún aquelarre o reunión de culto al diablo.

¿Qué hay en la raíz de estos sucesos? De una parte hay engaño y superchería sobre personas sencillas, pero de otra se puede advertir una grave deformación de la fe, atribuyendo a los demonios autonomía y poderes que no tienen. Se puede llegar a este culto supersticioso cuando se acentúan los aspectos sentimentales y emotivos del hecho religioso; y también por carecer de buena doctrina, cuando en vez de formar la inteligencia con las enseñanzas de la Iglesia se alimenta con falsas doctrinas.

A los temas demoníacos y de ocultismo se dedica hoy parte de la literatura, música, teatro, cine, etcétera, y no faltan grupos y sectas demoníacos que suponen algo más que un juego. Novelas y películas llenas de escenas de crueldad, de perversiones, de pseudo religión, de blasfemias, etc., permiten pensar que responden a un odio por lo sagrado –típico pecado de Satanás-, a un derribo de la inteligencia para encerrarse en el mundo de los sentidos, que bien pudieran será una verdadera “autopista para el infierno”,  rememorando el título de una canción de rock duro.

Mons. Corrado Balducci, experto vaticano en cuestiones sobre demonología, destacaba algunos síntomas de esta ofensiva mundial del diablo. Cómo en capitales importantes del mundo occidental, hay tiendas donde se vende todo lo necesario para los ritos satánicos: velas, iconografía demoníaca, paramentos, amuletos, etc.; y también que en algunos países ha crecido una ola de violencia y locura en forma de sectas  sanguinarias que ejercen su violencia sobre animales e incluso sobre niños indefensos. En declaraciones a la prensa afirmaba que: «El fenómeno del satanismo va in crescendo y la razón está en la crisis religiosa, en la crisis de valores, en la difusión del escepticismo y la desesperanza (...). Al agravarse una profunda crisis ética y religiosa, hace que se busque, se adore, se crea en el diablo, que se le considere capaz de donar riquezas, sexo, siempre que nos entreguemos a él. Los individuos plegados por ese mito satánico terminan por ser operadores del mal para sí y para los otros».

 

A todo ello suele ir unido un abuso del alcohol, de las drogas, y contribuye no poco en este culto al demonio el llamado “rock satánicos” .[1]

(Continuará)

 

 

 



[1] Entre otros, ya sobrepasados, Mick Jagger, Los AC-DC. Nina Hagen, Lucifer's Amigo. Black Sabbath, Rolling Stone, Led Zappelin..., son algunos grupos representativos de este tipo de rock satánico. Carretera Para infierno, Príncipe de la oscuridad, Simpatía por el diablo, Cantaré porque vivo en Satanás..., son títulos de algunas canciones.

 

https://www.religionenlibertad.com/blog/705173339/El-demonio-anda-suelto.html

 

https://www.religionenlibertad.com/blog/119684024/EL-DIABLO-ANDA-SUELTO-II.html