Siguen las vueltas de tuerca contra la vida por parte del Gobierno de Pedro Sánchez al querer tramitar con prisas la ley de la eutanasia. Sin demanda social y con el rechazo de los expertos.
¿Es tan urgente impulsar una la
ley sobre la eutanasia? No. ¿Corresponde ese impulso desenfrenado a una demanda
social? No. ¿Entonces por qué el Gobierno de la Nación se empeña en imponer
unas leyes para descartar a los ancianos y terminales, y nefastas para la
convivencia social?
Los que saben frente a los que
tienen la fuerza
Las voces en defensa de la vida
vienen del Consejo de Médicos, del Comité de Bioética, de los juristas, de la
Iglesia, y de un sinfín de personalidades de la vida civil y política. ¿Por qué
esa cerrazón del Gobierno actual?
El Comité de Bioética de España
ha rechazado, por unanimidad y sin votos particulares, los fundamentos de la
ley de eutanasia y el suicidio asistido que se tramita en el Congreso de los
Diputados. La ley propuesta no es válida desde un punto de vista ético e
inventa un derecho inexistente: considera la muerte como un derecho
incorporable al catálogo de prestaciones de la Sanidad pública.
Añaden que ni la eutanasia ni el
auxilio al suicidio son signos de progreso, sino un retroceso de la
civilización. Legalizar la eutanasia o el suicidio asistido supone iniciar un
camino devastador de la protección de la vida humana.
Desde una perspectiva ética,
exigen que los cuidados paliativos y el apoyo sociosanitario sean accesibles y
universales. «Ese sería el camino a emprender de manera inmediata y no la de
proclamar un derecho a acabar con la propia vida a través de una prestación
pública».
Son afirmaciones fuertes en
defensa de la vida de los más vulnerables por quienes saben aunque no tengan la
fuerza del poder. Tienen la fuerza de la razón, de la ética, y de humanidad.
¿Dónde está el buen
samaritano?
La Iglesia vuelve a defender la
vida y nos pide a los católicos y personas de buena voluntad estar más activos
para frenar ese proyecto de Ley, además de crear opinión pública favorable a la
vida, explicarse con argumentos y caridad. Es el marco del nuevo documento del
Vaticano, Samaritanus bonus, del pasado mes de septiembre. Algunas ideas
destacables y fácilmente entendibles:
«El valor inviolable de la vida
es una verdad básica de la ley moral natural y un fundamento esencial del
ordenamiento jurídico». «La eutanasia es un crimen contra la vida. Incurable no
significa ‘in-cuidable’ (curar – cuidar).
La verdadera compasión humana «no
consiste en provocar la muerte, sino en acoger al enfermo, en sostenerlo,
ofreciéndole afecto y medios para aliviar su sufrimiento».
«Aquellos que aprueban leyes
sobre la eutanasia y el suicidio asistido se hacen, por lo tanto, cómplices del
grave pecado» y son «culpables de escándalo porque tales leyes contribuyen a
deformar la conciencia, también la de los fieles».
«No existe un derecho a disponer
arbitrariamente de la propia vida, por lo que ningún agente sanitario puede
erigirse en tutor ejecutivo de un derecho inexistente
(Estas leyes) «establecen
una grave y precisa obligación de oponerse a ellas mediante la objeción de
conciencia".
Finalmente, de imponer esa ley de
la eutanasia pasará como en la ley del aborto cuando se manipularon los sentimientos
de la gente, presentando algún caso extremo como llave para abrir la puerta al
supuesto «derecho al aborto», que se lleva cada año a más de cien mil criaturas
en España.
¿Cómo es posible que en medio de
la pandemia del Covid la urgencia de este Gobierno se dedique a la ingeniería
social inhumana, mientras desatiende su obligación principal que es la salud de
los españoles, y maniobra para descargar en las Autonomías su pésima gestión?
Jesús Ortiz López
https://www.religionenlibertad.com/blog/35390983/Mas-contra-la-vida.html