jueves, 21 de noviembre de 2019

Nunca más

En noviembre hacemos memoria de los muertos en la paz de Dios y también de los que ha sufrido muerte violenta, como son tantos mártires españoles. Hace poco se ha publicado el martirologio matritense dirigido por Mons. Martínez Camino, un trabajo de investigación y documentación que contiene más de 400 biografías. Ha trabajado con datos de mártires eclesiásticos dejando para más adelante a los civiles; no de la Guerra civil, como bien dice, sino del siglo XX en España, pues no fueron combatientes en ningún bando.
No son combatientes en guerra
Señala en la introducción que esta obra recoge «la peripecia biográfica y material básica de todos los sacerdotes y seminaristas relacionados con la diócesis de Madrid-Alcalá que fueron víctimas de la persecución del siglo XX por ser tales, con independencia de que sus muertes hayan sido reconocidas como martiriales de modo canónico o puedan llegar a serlo».
Como es sabido, las víctimas en España han sido: 12 obispos, 4.200 sacerdotes y seminaristas y cerca de 3.000 religiosos y religiosas, junto con miles de laicos: son ya cerca de 2.000 los que han sido elevados a los altares. En Madrid el número de sacerdotes y personas consagradas se acercan a los 1.000. Unos 400 han sido beatificados o canonizados, la mayoría religiosos o religiosas.
Esto es historia documentada y no un manual para sembrar sal en las heridas del pasado. Algo contrario por cierto a la Ley de la Memoria histórica, que no parece memoria porque olvida el mal causado por ambas partes en aquella guerra fratricida; y tampoco es histórica porque ignora la realidad compleja de los hechos ocurridos.
Sembradores de maniqueísmo
El maniqueísmo es una patología del corazón que alimenta el odio al contrario y necesita distorsionar la realidad, como intenta esa funesta ley. Porque los dos bandos hicieron víctimas y represalias abominables. Hoy prima destacar las del franquismo y hacer homenajes a los muertos del Frente Popular. Mal signo que falta a la verdad. Ciertamente las cunetas recibieron víctimas republicanas -también del bando nacional-, mientras que las tapias de los cementerios recibieron los cuerpos de muchos más cristianos coherentes hasta la muerte.
Como botón de muestra de las salvajadas vale recordar un testimonio terrible de los milicianos en Alicante en 1936: aquellos del mono se divirtieron con una broma espeluznante con un niño para que contara las orejas cortadas a los «fascistas» que habían torturado antes de asesinarlos. Otro ejemplo es la diócesis de Barbastro, donde fueron asesinados nueve de cada diez sacerdotes, casi la totalidad de los religiosos y numerosos laicos. Entre ellos el gitano cristiano Ceferino González «El Pelé» y el obispo Florentino Asensio, escarnecido y martirizado hasta lo indecible. Con razón se ha escrito que Barbastro ha sido la capital española del martirio.
Entre la abundante bibliografía histórica sobre este período, cabe recordar la obra de Gonzalo Redondo, «Historia de la Iglesia en España 1931-1939. Tomo II. La Guerra Civil (1936-1939), reeditada en 1993; la de Vicente Cárcel Ortí «La Iglesia durante la II República y la guerra civil (1931-1939), también se sigue publicando la clásica obra de Mons. Antonio Montero, titulada «Historia de la persecución religiosa en España 1936-1939», y también, entre otras, la de José Luis Alfaya «Como un río de fuego» sobre la persecución religiosa en Madrid.

Jesús Ortiz López 

http://www.clubdellector.com/entrada-de-blog/nunca-mas

¿Hasta cuándo Celáa?


La ministra de Educación, Isabel Celáa, ha sorprendido desde el primer día y seguirá sorprendiendo hasta el último, quizá ya próximo. Tiene algunas ideas claras y distintas, sobre la educación como competencia esencial del Estado y accidental de las familias. Lo acaba de afirmar en el Congreso de Escuelas Católicas diciendo: «De ninguna manera puede decirse que el derecho de los padres a escoger una enseñanza religiosa o a elegir centro educativo podrían ser parte de la libertad de enseñanza», porque según ella no son emanación estricta de la libertad reconocida en el artículo 27 de la Constitución. Y ella lo ha dicho con una lamentable falta de empatía ante 2000 asistentes, que no parecen partidarios de Gramsi ni de Iglesias. Quizá tengan razón quienes la consideran como una mujer de apariencia frágil pero con corazón de acero.

De nuevo habrá que recordar a la ilustre Ministra que el apartado 3 del Artículo 27 de la Constitución no es poesía ni realidad virtual: «Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones».  Aún más importante, si cabe, es que la «libertad de enseñanza religiosa» es parte de la «libertad religiosa» -uno de los derechos humanos fundamentales-, que estaría incluso por encima de la constitución de un país concreto.

La pasada primavera Celáa presentó el anteproyecto de la futura ley de Educación para eliminar la Lomce. En ella se orilla la demanda social, es decir, la libertad de los padres para elegir, y se asfixia la libertad de enseñanza, pues solo habla del derecho a la educación (y papá Estado lo atenderá jibarizando a la concertada, la tendencia permanente del comunismo junto con el socialismo clásico); y no podía faltar la devaluación de la Religión como marca de la casa laicista. También omite las necesarias provisiones económicas para hacer frente a cada puesto escolar, en perjuicio de la concertada, pues en su obsesión por la estatal ya tirarán de las arcas públicas para mantener sus escuelas.

Las escuelas privadas -mejor reconocerlas como de «iniciativa social»- ahorran cada año cerca de 12 mil millones al Estado, y además la variedad de escuelas concertadas de todo signo, no solo católicas, contribuyen a una sana competencia que beneficia a todos. Por ello, ayudar a esas aulas es de justicia básica y no una subvención graciosa del poder.

Resulta que frenar la iniciativa social ha sido siempre una querencia de los totalitarismos, tanto de izquierdas como de derechas. Siempre han soñado con la creación de un hombre nuevo para una sociedad sin Dios. Incluso han intentado tandas veces construirla realmente, como aquella Nova Huta -en el barrio comunista de Cracovia- y su fracaso ya es histórico. Ahora en China hacen lo mismo; Hitler quiso apropiarse de la mente de las juventudes y también fracasó.

El Gobierno provisional, abrazado ahora a comunistas reciclados y a secesionistas insolidarios, se presenta de nuevo como «progresista» y pretende hipnotizar a los ciudadanos con el «consenso» a modo de talismán engañoso. No lo desean en las formas, como acaba de demostrar Celáa, y tampoco en el fondo de esa contrarreforma que tiene una concepción cerrada de la persona sin sentido de trascendencia: lo importante para ellos es la ideología de género y el inglés. No hay modo de llegar a un Pacto de Estado sobre la Educación porque tratan de tener las manos libres para imponer ahora una ideología socialista-comunista, sin consenso con la comunidad educativa.

Asistimos así a otro intento de asfixiar el derecho de las familias, la libertad de enseñanza, para hacer de la concertada una escuela de segundo orden «para ricos». Por lo visto el socialismo tiene miedo de que los padres católicos y la Iglesia les arrebaten la mente de los jóvenes, algo propio de los totalitarismos socializantes a lo largo y a lo ancho de la historia. En oposición a la educación cristiana que fomenta la libertad y la convivencia. Parece que ahora hay que recordar y exigir cosas elementales pero ignoradas por la Ministra de la mala educación.

Jesús Ortiz López



https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/hasta-cuando-celaa/20191119193022029035.html

lunes, 18 de noviembre de 2019

Leyes liberticidas o maestros


El misil contra la libertad de educación lanzado por la Ministra Celáa ha encendido las alarmas sobre las intenciones del actual Gobierno provisional de Pedro Sánchez. Y acaba de afirmarlo precisamente en el Congreso de Escuelas Católicas diciendo que de ninguna manera el derecho de los padres a escoger una enseñanza religiosa o a elegir centro educativo son parte de la libertad de enseñanza, porque según ella no son emanación estricta de la libertad reconocida en la Constitución.

Las leyes liberticidas disfrazadas de igualitarismo y de progresismo no podrán anular el papel de las familias y de los maestros en el sentido más clásico. La sociedad, es decir, todos y especialmente los jóvenes necesitan referencias fiables cuando faltan asideros para encontrar sentido al vivir. Y con las referencias modelos para aspirar a la excelencia: si es en cristiano, mucho mejor.

Como es sabido, el término maestro procede del latín, magister, que viene de auctor: el que da valor a algo, el conductor hacia un buen fin, el que enseña. Ya sé que ahora está mal visto ser maestro y nadie reconoce ser discípulo de otro. Faltaría más: «yo soy autodidacta, creativo, original»; y si no que se lo digan a los grafiteros tan supuestamente originales, aunque la mayoría son copiones con spray de colores chillones. Pero no es verdad que sean tan originales: todos somos deudores de los padres y maestros. A partir del nacimiento comenzamos a aprender, a ser deudores de la experiencia y el saber de los que nos preceden.

A hombros de gigantes
Menospreciar el magisterio es una insensatez. Se dice con razón que todos «vivimos a hombros de gigantes», los que nos han precedido, y el que no lo reconozca será un ignorante. Mayor importancia tiene esto en la Evangelización que transmite en vivo verdades necesarias para conocer y conocerse, y aportar algo a la Iglesia como cristianos, y a la sociedad como ciudadanos. Por eso en la plegaria de la Misa reconocemos ante Dios el favor de «quienes nos han precedido en el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz».

Sin la gran Tradición cristiana poco podíamos hacer en el orden espiritual e incluso en el material, si se puede expresar de este modo, ya que la persona humana es espíritu encarnado o cuerpo espiritualizado, sin la dicotomía racionalista o cientifista que aísla lo uno de lo otro. Se trata de un dualismo ajeno al pensamiento cristiano que está presente en otras culturas y se notan las consecuencias.

Lo importante es elegir los buenos maestros. En el Parque del Oeste de Madrid, cercano a varias Facultades de la Complutense, se encuentra el monumento al Maestro que enseña con un libro a un pequeño apoyado en sus rodillas, y suele estar rodeado de flores de colores alegres, algunas llamadas comúnmente “pensamientos”.

Autoridad
El conocido escritor Juan Manuel de Prada recordaba en un artículo la auctoritas como característica del magister, esa que apenas se encuentra hoy en el planeta global. ¿Puede un profesor invocar la autoridad ante los alumnos que se encaran con él?, ¿qué político actual tiene auctoritas?, ¿qué leyes actuales emanan de la auctoritas? Auctoritas -resume de Prada- viene del latín augeo y significa aumentar en conocimiento y principalmente crecer como persona: aquí está el quid de esa noble e indispensable tarea, del maestro y principalmente del alumno. Por ello la autoridad nada tiene que ver con la imposición o el autoritarismo que es su deformación.

También he leído que el pequeño Pablo, enfermo de leucemia, ha seguido 5º de primaria gracias al robot AV1 presente en clase en su lugar, algo admirable y prueba de la ayuda que la tecnología puede brindar a los alumnos. Sin embargo, se equivocarían los padres, maestros, y las leyes de educación si vieran en la tecnología la panacea, porque es fácil que lleguen a deshumanizar la educación, y asimismo a los maestros y a los alumnos. 


 Jesús Ortiz. Madrid



https://www.religionenlibertad.com/blog/237284620/Leyes-liberticidas-o-maestros-.html?preview=1

sábado, 2 de noviembre de 2019

Amazonia y respeto a la vida

Dos noticias sobre el momento actual de la Iglesia y distintas en su repercusión, aunque con una base común: el respeto a la vida. Por una parte, el Sínodo de la Amazonia reclama mayor respeto para esa importante zona del planeta, de acuerdo con la teología de la Creación. Como ha escrito el Papa Francisco el mejor ecologismo se fundamenta en la antropología integral y exige el respeto de la vida humana. Por otra parte, es noticia una declaración interreligiosa que defiende la vida humana especialmente frente a la eutanasia. La primera noticia ha tenido gran repercusión en los medios mientras que la segunda aparece con timidez.

El Sínodo de la Amazonia

Para algunos el documento final del Sínodo sobre la Amazonia es una novedad que cambiará la pastoral de la Iglesia a medio plazo. Habrá que esperar al documento del Papa Francisco después de un Sínodo: unos días de comentarios para sacar punta en un sentido u otro y después silencio, y probablemente se activarán algunas prácticas para mejorar la atención de los fieles en esa zona. Esto significa ante todo conocer y centrar la vida en Jesucristo, único redentor del hombre: en eso consiste la evangelización que purifica las culturas.

Además, el Sínodo propone mejorar la formación espiritual y humana de los sacerdotes para que no se confundan con agentes sociales pues, como enseñaba san Pablo VI, entre evangelización y promoción humana hay fuertes lazos pero no se identifican con la liberación temporal, pues se acabaría por convertir el Evangelio en una ideología. Con otras palabras, se trata de evitar tanto la secularización de los sacerdotes como la clericalización de los laicos, según escribe el Papa Francisco.

La Declaración interreligiosa

La otra noticia destaca que cristianos, musulmanes y judíos han firmado una declaración que rechaza la eutanasia y el suicidio asistido, mientras defiende el derecho a la vida de toda persona, en particular en su fase terminal. Y también defiende el derecho de objeción de conciencia para los sanitarios que se encuentren ante la imposición práctica de la eutanasia. A instancia del rabino Abraham Steinbeg estas grandes religiones monoteístas declaran que «la eutanasia es inmoral e intrínsecamente errónea», y rechaza la presión que se hace sobre los pacientes terminales para que dejen de ser una carga y quieran acabar con su vida.

Esta declaración es un gran paso para la relación entre las grandes religiones que coinciden en el reconocimiento y alabanza del Dios único, y por ello tienen una concepción semejante respecto a la dignidad de toda persona. De ahí que se opongan a la manipulación de los enfermos, de sus familiares y de la opinión pública. Y en positivo abogan por aumentar los cuidados paliativos que proporcionan alivio y mitigan el dolor de los pacientes.

En estos años, y a pesar de la presión de la «incultura de la muerte», se ha avanzado mucho en cuidados paliativos que integran la dimensión sanitaria, psicológica y espiritual. Frente a los casos singulares trágicos expuestos en los medios, televisión, radios, y prensa, todos conocemos otros muchos casos protagonizados por familias y profesionales de la sanidad, que atienden con gran humanidad a los pacientes. El resultado es la paz de quien reconoce que la vida es un don de Dios, o al menos que tiene un sentido más allá de la extinción.

Dos noticias pues que implican a la Iglesia de distinta manera. Una siembra desconcierto y preocupación entre los fieles por los intentos de utilizar una situación determinada para cambiar la pastoral y la doctrina sobre los sacramentos de la Iglesia universal. No lo conseguirán como tampoco lo han logrado algunos desde hace quinientos años. En cambio, la otra noticia muestra la lucha diaria de la Iglesia y otras religiones en favor de la vida y de la dignidad humana frente a cualquier esclavitud, algo que tiene mucho más calado para el presente y el futuro de la humanidad.

Sería oportuno prescindir de las anteojeras para distinguir la realidad a medio y largo plazo. Y desde luego dejar el orgullo de considerar rígidos y ritualistas a los hermanos que no se prestan a las maniobras del poder.

Jesús Ortiz López