viernes, 17 de febrero de 2012

Españoles apoyan a la Iglesia

El secretario general de los socialistas, señor Pérez Rubalcaba, ha vuelto a mostrar su disconformidad con los Acuerdos vigentes entre el Estado y la Iglesia, alcanzados hace años después de arduas negociaciones al más alto nivel y con sentido de Estado. Mejor que entrar ahora en detalles jurídicos vale la pena reflexionar desde el sentido común para dar un poco de luz y evitar alarmismos extemporáneos.


Acuerdos estables
Este tipo de acuerdos internacionales tienen gran calado y tendencia a la estabilidad; por su propia naturaleza se sustraen al albur o capricho de unos gobiernos que, por contraste, son bastante temporales, es decir, sujetos a las alternancias políticos, al cansancio de los electores, y a sus propias escaramuzas internas.

Un país es respetado en la medida que ofrece fiabilidad y estabilidad en sus acuerdos internacionales. Por eso, cuando un Gobierno utiliza unos acuerdos como arma política para intereses particulares -a veces intentando ganar un puñado de votos de la izquierda radical-, lesiona entonces el prestigio internacional del Estado. El Estado español ha padecido esos problemas en los últimos años de Gobiernos socialistas y parece que Pérez Rubalcaba, en momentos de inestabilidad del Partido Socialista, no ha aprendido aún la lección que señala los modos de cotizar al alza en la comunidad internacional.

Mayoría social católica
En coincidencia con las palabras del secretario general socialista, para elevar quizá la moral de sus gentes desconcertadas, el CIS ha publicado unos datos sobre la realidad católica de los españoles. El último baremo  señala que la mayoría de los españoles se define como católica, en una proporción que ya quisieran tener los partidos políticos, los sindicatos, los colegios profesionales o los clubes deportivos. En efecto, el 72% se define como católico y un 2,8% creyentes de otra religión, frente a pequeño 14,5% de no creyentes. De esos católicos acuden a Misa los domingos el 15%, aumentando 2,1% respecto al baremo anterior. Esto significa que 7 millones de españoles son católicos convencidos y practicantes, que testimonian su fe y valoran la actividad de la Iglesia católica. Dado que en los últimos años las oscilaciones son pequeñas,  los datos reflejan una imagen de estabilidad y compromiso que no tiene igual en ninguna otra institución social.

Si medimos el apoyo social a la Iglesia en términos económicos, vemos que ha aumentado el número de declaraciones de la Renta con asignación a favor de la Iglesia católica en 194.000, elevándose el número total de declaraciones hasta 7.450.000. En los últimos cinco años, se ha producido un aumento de casi un millón de declaraciones. Si tenemos en cuenta que el 23% de las declaraciones que se presentaron fueron conjuntas, podemos estimar que en la pasada primavera más de 9 millones de contribuyentes asignaron a favor de la Iglesia Católica.

Aportación social de los católicos
La JMJ 2011 celebrada en agosto pasado no es ajena a estas mejoras y demuestra el poder de convocatoria del catolicismo, así como el efecto positivo entre los jóvenes. Porque los católicos, más o menos practicantes, no se limitan a ir a las Misas, sino que constituyen una fuerza social de libertades individuales que benefician la convivencia entre los españoles. Y con ella, la asistencia social, el voluntariado, la enseñanza de los valores tan añorados hoy día, el ejercicio de las virtudes como laboriosidad, solidaridad, austeridad, justicia, y por encima de todas la caridad.

Por tanto, con sus declaraciones, Pérez Rubalcaba se sitúa innecesariamente al margen de la mayoría de los españoles católicos, se muestra poco fiable ante los Gobiernos de nuestro entorno, y molesta gravemente a la Iglesia católica en España y en Roma. Con ese mantra de revisar los Acuerdos entre el Estado español y la Iglesia católica, sancionados también en nuestra Constitución democrática (Art. 96), Pérez Rubalcaba practica el penoso ejercicio de marear la perdiz. Y los cazadores saben que a veces la perdiz acaba agotando al violento intruso.

Jesús Ortiz.  Doctor en Derecho Canónico




http://www.analisisdigital.org/2012/02/16/el-mantra-de-rubalcaba-contra-los-acuerdos/

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