martes, 21 de mayo de 2013

El futuro de la educación en España



El Gobierno ha aprobado el anteproyecto de la nueva ley de educación. Los expertos consideran que la futura ley orgánica (Lomce) impulsa la calidad en la enseñanza secundaria, clave del acceso a la universidad para saber y no sólo para conseguir un título.

Sectores que rechazan el proyecto
El proyecto de ley diseñada por el Ministerio de Educación, liderado por el ministro Wert, ha sido trabajado a fondo, preparado por expertos, consultado con los agentes educativos, y con el preceptivo Consejo de Estado. Los que ahora auguran mal futuro han sido convocados en su momento a dialogar en la mesa de trabajo y con datos, en lugar de gritar en la calle. La sociedad española, los profesores, y especialmente los padres de familia saben que esta futura ley tiene en contra a toda la izquierda, al socialismo, al comunismo residual, y también a los nacionalistas. Se consideran profetas de una igualdad a la que someten todos los demás principios y hasta los derechos. Esa igualdad por encima de todo es una bandera populista de seguro éxito callejero, y más entre adolescentes inquietos, pero asegura el fracaso como demuestran los sucesivos informes internacionales desde hace treinta años.

Libertad e igualdad
Ese igualitarismo choca con el esfuerzo personal, familiar y social, que no todos están dispuestos a realizar. Partiendo de la igualdad de derechos una ley de educación debe estar abierta a diversas fórmulas de ejercicio de la libertad y de la gestión educativas, a la educación mixta o diferenciada, a los conciertos o a la autofinanciación, y también a la promoción de la excelencia y de los valores más altos. Recordemos que el mundo está lleno de escuelas, institutos y universidades famosas precisamente por apuntar a lo más alto. Ofrecen un palmarés de ex alumnos orgullosos del trabajo que realizan por estar preparados para las tareas más comprometidas respecto al bien común.
Esto ha ocurrido donde prima el reconocimiento de los derechos de todos y la libertad educativa. En cambio donde se introduce ese igualitarismo de izquierdas se agosta la libertad, se vende una igualdad populista, y la calidad brilla por su ausencia. Viene a la mente aquella ocurrencia del Zapatero de repartir ordenadores por las aulas, como si fuera clave para mejorar el saber y la calidad. El fracaso de estos años puede ser maquillado con la propaganda pero los datos son tozudos.

Rectificar para avanzar
Desde 1985 España ha sufrido varias leyes educativas implantadas por los gobiernos socialistas siendo jalones importantes la Lode, la Logse, y la Loe. Después de treinta años un fracaso escolar del 25 por ciento y un paro juvenil del 57 , sin contar el amplio anecdotario de errores en exámenes de lengua, matemáticas o historia, todo indica que es necesaria una nuevo ley orgánica de calidad de la educación, y no sólo poner unos parches a las sufridas hasta ahora.
Los enemigos de la futura ley repiten a coro que no se ha dialogado, cuando en realidad el Ministerio, y un ministro Wert vapuleado, no han cedido a la imposición de los mismos postulados que han llevado al fracaso escolar. Incluso ahora ofrece diálogo y apertura, y rechaza el lenguaje bélico que utilizan los enemigos del cambio. Dicen que la futura ley Lomce saldrá en el Congreso sólo con los votos populares, como si no supieran que la Loe socialista salió con los 181 votos propios, mientras que ahora el Partido Popular tiene mayoría absoluta con 186,  dada por el pueblo español en las últimas elecciones. Si fuera por escaños la nueva ley será más democrática.

Mirar al futuro
La ideología socialista quiere controlar la educación de los jóvenes con sus postulados igualitarios y laicistas, y amenaza con cambiar la ley si llega al Gobierno. Desde luego Zapatero, elevado por aquel sorprendente y agitado cambio de Gobierno, demostró ser capaz de ello al suprimir la Loe recién aprobada aunque sin entrar en vigor. Poco les importaron las mejoras que introducía, ni el esfuerzo parlamentario, ni el gasto económico.
A la vista de esto el Gobierno de Rajoy, los agentes educativos responsables, y la sociedad española  harían muy bien en tomarse en serio el propósito socialista y nacionalista de derogar la Lomce si llegan al Gobierno. Habrá que tomar medidas para que el esfuerzo puesto para mejorar la calidad y evitar el abandono temprano; para impulsar una formación profesional básica abierta al mercado laboral o a la universidad; o para premiar el esfuerzo; para que todo esto no acabe en la papelera de un hipotético presidente de Gobierno socialista. La sociedad española no puede permitirse más cambios en las leyes de educación, y ésta es la más ambiciosa y preparada desde hace treinta años de una educación diseñada por la ideología socialista. Ya va siendo hora de cambiar.

Jesús Ortiz López

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