Todo derecho es social porque determina las interrelaciones
entre personas e instituciones: se refieren a la justicia conmutativa,
distributiva o social. Sin embargo la izquierda reduce radicalmente los
derechos sociales cuando presenta el aborto como un derecho de la mujer para
eliminar al hijo concebido, o también un derecho del hombre a practicar abortos
impunemente, o a promoverlo presionando a las mujeres para que aborten como
salida rápida e irresponsable cuando aparece un hijo no deseado.
Mientras el socialismo y las ideologías radicales no
abandonen su lucha a favor del aborto carecerán de legitimidad para defender
otros derechos sociales puesto que el primero es el derecho a la vida. Muestra
además una incoherencia radical por sus anteojeras para mirar solo en la
dirección más cómoda y rentable en votos, aunque sin atreverse a afrontar el
grave problema de las mujeres empujadas al aborto, así como las políticas
necesarias para apoyar la maternidad en sí misma y ante el suicidio demográfico.
Por ahí va el auténtico progresismo. Y en suma, el derecho a la vida es el
primer derecho social, y todos tienen derecho a la vida desde la concepción en
el vientre materno hasta la muerte natural; por ello es rechazable manipular con
palabrejas como el derecho al aborto, el derecho a elegir, o la interrupción voluntaria
del embarazo. Vaya engaño.
Hace falta recordar que entre los derechos sociales el
derecho a la vida es pilar básico de la sociedad, algo de antropología
elemental, antes que un asunto religioso, aunque es muy de agradecer la defensa
cristiana de la vida. Bastará recordar aquellas palabras de san Juan Pablo II: «Es
social todo pecado cometido contra la justicia en las relaciones tanto
interpersonales como en las de la persona con la sociedad, y aun de la
comunidad con la persona. Es social todo pecado cometido contra los derechos de
la persona humana, comenzando por el derecho a la vida, sin excluir la del que
está por nacer, o contra la integridad física de algunos; todo pecado contra la
libertad ajena, especialmente contra la suprema libertad de creer en Dios y de
adorarlo; todo pecado contra la dignidad y el honor del prójimo».
Jesús Ortiz López
http://www.religionconfidencial.com/tribunas/derechos-sociales_0_2283371649.html
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