Las palabras del comunicado de los obispos con motivo de la
abdicación de Juan Carlos I y la proclamación de Felipe VI se suman los muchos
agradecimientos por estos años de servicio al bien común y la unidad de los
españoles. Y van más allá de lo protocolario pues son sinceras y verdaderas, al
reconocer el servicio impagable de los reyes, el Rey y la Reina y ahora el
heredero, en la instauración y consolidación de la vida democrática. La
continuidad de la Corona en la persona del futuro rey Felipe VI garantiza
también la estabilidad de las instituciones y de la sociedad, tan necesitada de
ella en estos momentos.
Sin embargo no todos son capaces de ver esta realidad por
ignorancia o ceguera voluntaria. Aunque es verdad que las voces pidiendo una
nueva república representan sólo una gota de agua –unas treinta mil personas
sumando varias provincias y días que se han manifestado con formas poco
democráticas-, pocas decimos en el océano de la adhesión mayoritaria de los
cuarenta y siete millones que vienen refrendando a la Monarquía parlamentaria.
A juzgar por sus proclamas esa república ficción sería el
paraíso de la libertad y de la democracia popular, de la que los historiadores
han estudiado sus hazañas para suprimir a los contrarios. Sin embargo ignoran
que las experiencias republicanas en España han generado violencia y guerras
sangrientas, manchando las libertades ciudadanas, eso sí, en nombre del pueblo
pero sin el pueblo.
Los agitadores que se han envuelto en la bandera tricolor
nada dicen de los periodos republicanos reales a partir de 1871 y de 1931, con
cinto tipos de república, una constitución fallida, una guerra colonial y dos
guerras civiles, como ha destacado el historiador Fernando García de Cortázar
en un reciente artículo.
Como dijo Valle-Inclán, no es verdad que España sea
republicana y menos que votara a favor de la República. Por tanto, que la
izquierda marginal del bracete de sindicalistas trasnochados y amparada por los
que pueden desde las redes no nos venga con cuentos para una nueva república.
La triste realidad sufrida en nuestra historia invita a liberarse de la Arcadia
de una nueva república ficción.
Jesús Ortiz López
http://www.analisisdigital.org/2014/07/02/hora-de-agradecimientos-reales/
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