Los obispos se han pronunciado sobre la llamada maternidad
subrogada considerando que no es una solución ética para quienes desean tener
un hijo. Son muchas cuestiones antropológicas, morales y doctrinales que están
en juego, en una sociedad tan ensimismada en los derechos y encerrada en la
emotividad. Por ejemplo, la manipulación de embriones atenta a la verdad y dignidad
de toda persona, que no debe ser tratada como un objeto, o que los hijos son un
don de Dios y no capricho. ¿Pero qué peso tiene la verdad y las razones en
quien vive al margen de Dios?
Veamos las razones de quienes han pensado sobre tan
importante cuestión, desde posturas distintas. Así la ex diputada Lourdes
Méndez Monasterio ha escrito un artículo en
ABC defendiendo la vida y mostrándose contraria a
legislar los vientres de alquiler. Defiende estas ideas convencida de que no
son suyas pues son parte del patrimonio ético que acompaña al ser humano; es
algo prepolítico aunque los partidos teman hablan de la ética y sobre todo de practicarla en los temas profundos.
Manifiesta que «Estoy en contra de la regulación. Más que de motivos
religiosos, se trata de una cuestión de derechos humanos, porque la maternidad
subrogada ataca a la dignidad de la mujer. Si se impone la regulación en el
congreso nacional, el PP ya no será mi partido. Me iré».
Pero lo importante es que la defensa de la vida humana
indivisible. Unos partidos quieren fijar ciertos criterios, barreras, y tasas,
pero sabiendo que después serán ignoradas por quienes entren en ese comercio,
con preferencia gentes no muy necesitadas. Otros dicen que sea gratuita como si
desconocieran que los países que han legislado una prestación gratuita, como el
Reino Unido, no encuentran gente tan altruista ¿qué mujer se prestará a ser
fecundada para gestar a una criatura durante nueve meses y después darlo
“gratis et amore” a un pareja o a un individuo; por eso los demandantes tienen
que acudir al extranjero, a países empobrecidos como Grecia, pobres como la
India o el extremo Oriente para contratar a mujeres necesitadas, por un tercio
(40 mil euros) o la mitad de lo que cuesta en los Países desarrollados como
Estados Unidos (150 mil dólares). Con matices escribe la diputada Patricia
Reyes de C’s encargada de redactar la propuesta que se presentará en unos
meses: «Nosotros creemos que la gestante debe recibir algún tipo de
compensación económica por las molestias”.
Por otra parte, los eufemismos empleados hasta ahora indican
la mala conciencia de quienes promueven estas prácticas; primero han hablado de
los “vientres de alquiler”, después de “maternidad subrogada”, que queda más
bonito, y ahora de “gestación subrogada” algo mucho más impersonal. Y
precisamente los ideólogos de estas cuestiones pretenden despersonalizar la
maternidad, erosionar el matrimonio y la familia, y seguir avanzando en el
imperio de la ideología de género. Además ya tenemos experiencia de cómo
trabajan con los eufemismos para imponer una determinada opinión pública y
manipular las conciencias, como “el derecho a elegir”, “interrupción del
embarazo”, “matrimonio homosexual”, o “familias alternativas”. Quizá falte poco
volver a las cigüeñas que traen los niños ricos desde París. En realidad son
intentos de eliminar a la madre y de jugar a capricho con las criaturas. Y así
todos contentos escondiendo la conciencia bajo las alas.
Por todo esto la ex diputada escribe que “La defensa de la
vida es del todo incompatible con la permanencia del derecho al aborto; la
defensa de la libertad es incompatible con leyes que imponen una ideología; la
defensa de la dignidad de la persona es incompatible con la explotación de la
mujer o la mercantilización del hijo”
Jesús Ortiz
http://www.religionconfidencial.com/tribunas/ninos-vienen-Paris_0_2882711704.html
http://www.religionconfidencial.com/tribunas/ninos-vienen-Paris_0_2882711704.html
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