La sociedad está manifestando abiertamente el rechazo al Gobierno de Pedro Sánchez. Por un tiempo hemos estado sorprendidos por la deriva autoritaria, increíble hace sólo un par de años, y ahora avanzamos en la rebelión contra la destrucción de las instituciones democráticas consagradas en la Constitución. Las mentiras del Gobierno social comunista ya no cuelan ni siquiera entre los menos informados, salvo una minoría de ciudadanos subvencionados a cambio de votos y de vender la conciencia.
El Gobierno de Sánchez e Iglesias no quiere ver que la
mayoría de los ciudadanos estamos saturados de propaganda, de mentiras, de
sufrimiento y de nuevos impuestos. Ellos confían en la capacidad de
manipulación con la tropa de colaboradores, en tener en el puño los resortes
del poder, y la bota puesta sobre el antiguo Partido Socialista, hoy sometido y
amordazado. No les interesa convencer porque maniobran alianzas suficientes
para conseguir raspando una mayoría suficiente, aunque sea con el mismo
demonio.
Hablan claro
Aumentan las manifestaciones de los perjudicados y las
razones de personajes importantes que denuncian la deriva hacia el abismo en
forma de revancha, de confrontación, de recorte de libertades básicas
consagradas en la Constitución, y en
definitiva de disolución de la única Nación que es y se llama España. Me
limitaré a consignar las palabras de algunos de ellos, empezando por la Carta
de 100 personajes representativos al Papa Francisco denunciando los abusos de
Pedro Sánchez antes de ser recibido.
Escriben, entre otras, cosas: «España vive probablemente su
momento más difícil desde el fin de nuestra terrible Guerra Civil, a causa de
una acumulación de crisis, encabezadas por los efectos de la pandemia y sus
consecuencias sociales y económicas, cuando aún no estaban reparados todos los
daños de la crisis económica del 2008. Vive también una grave crisis
territorial, social, institucional, y en último término moral, porque parece
que a nuestras instituciones públicas les resulte cada vez más difícil
discernir el bien, actuar con justicia, y saber diferenciar lo necesario de lo
superfluo.
(…) Así mismo se está tramitando en el Congreso una ley de
educación que por vez primera no ha escuchado en trámite a la comunidad
educativa. El texto contiene los fundamentos para restringir el derecho de los
padres a la educación moral y religiosa de sus hijos, obligar al
adoctrinamiento en la ideología de género, y situar en condiciones muy
difíciles a la escuela concertada (mayoritariamente de iniciativa cristiana)
así como la impartición de la clase de cultura católica en la escuela. También
se está tramitando en el Parlamento un proyecto de ley que consagra el derecho
a la autodeterminación de género, que desconoce por completo la relevancia de
la biología en la diferenciación entre varón y mujer.
Más ingeniería social contra la democracia
El catedrático el catedrático de Filosofía, Ignacio Sánchez
Cámara, aporta el marco más amplio en el proceso de ingeniería social del
actual Gobierno: «En este sentido, el proyecto de ley de memoria “democrática”
es mendaz y totalitario, pero no tiene nada de cortina de humo para desviar
atenciones y distraer incautos. Forma parte del proyecto político fundamental.
Con él, la libertad morirá. Criticar al Gobierno terminará por ser atentado
contra la memoria “democrática” y apología del fascismo. Al mismo fin obedece
la lucha contra la libertad de enseñanza. Todo gobierno que impone a los
ciudadanos lo que se puede o no se puede afirmar en el ámbito de las opiniones,
las valoraciones y las teorías es un gobierno totalitario. A los gobiernos no
les corresponde decidir lo que está bien o mal en el orden moral, ni lo que es
verdadero en el ámbito científico, ni cómo han sucedido los hechos en el
pasado. ¿Saben, acaso, cuántos libros viejos y sabios habría que censurar y
quemar con esta delirante memoria «democrática» o con las pretensiones de la
ideología de género? Lo que sucede es que tienen, y en muchos casos ni eso, una
dieta intelectual unilateral. Leen poco y, en general, malo».
Gracias a Dios el entramado real de la sociedad está más
sano de lo que piensa este Gobierno, porque hay familia, hay fe y costumbres
sanas, aunque no aparecen en los telediarios. El pequeño grano de mostaza tiene
la virtud de crecer hasta hacerse árbol frondoso. Peores momentos hemos pasado.
Pero es preciso que la sociedad civil denuncie más las continuas mentiras y se rebele
pacíficamente contra el creciente totalitarismo de guante blanco, peor aún que
el de los tanques. El hartazgo no es sólo de esa política sino un rechazo de
los intentos de destrucción de convivencia y de los resortes morales que
todavía permanecen en la sociedad.
Jesús Ortiz López
https://www.religionenlibertad.com/blog/669633705/Hartazgo.html
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