jueves, 29 de agosto de 2024

Evangelizar con más esperanza

La institución católica Caritas vuelve estos días a la calle, a las parroquias, y a las publicaciones, aunque en realidad todo el año está con nosotros. Son cerca de tres millones las personas beneficiadas, la mitad en España, con los casi quinientos millones de euros empleados junto con Manos Unidas. Se trata de la acogida y acompañamiento de personas vulnerables y excluidas. Y muchas familias con grandes necesidades.

No siempre se perciben las labores de muchos que trabajan por Jesucristo y aportan vida espiritual y colaboración, espiritualidad y pertenencia con gran espontaneidad, como realizan tantos movimientos y asociaciones de fieles. Porque las diócesis son principalmente las personas, los fieles que trabajan en cada territorio: unidad pero no uniformidad, unidad y variedad, unidad y comunión, pues todo ello lo estamos viviendo en este tiempo de sinodalidad.

Responsables del don recibido

Por todo esto y más estamos orgullosos de nuestra fe. Ya hay suficientes mensajes negativos contra la Iglesia, los sacerdotes, la doctrina de fe y las enseñanzas morales, especialmente la referida al matrimonio y la familia, como para no ofrecer a todos el Evangelio vivido con alegría y seguridad. No pasa nada por mostrarnos orgullosos de nuestra fe, porque aporta mucho a la convivencia en paz y a la sociedad en sus estructuras de bien común. Somos conscientes del don recibido como un talento para hacerlo más productivo, sin creernos predestinados pero sí responsables.

No se trata de molestar a nadie y creerse superiores a los demás, aunque sí de ser agradecidos a la fe que hemos recibido en la familia cristiana enraizada en la vida diocesana, a la vez particular y universal. Quienes hemos recibido el don de la fe compartida, celebrada y vivida nos sabemos responsables de desarrollarla aún más. Por eso el apostolado de los laicos es el cauce habitual, continuo y nada ruidoso de corresponder y transmitir el legado recibido. Ese ha sido precisamente el mensaje del Vaticano II que sigue de plena actualidad en particular el Decreto sobre el apostolado de los laicos. Enseña no solo la necesidad del testimonio sino de la palabra que ilumina y mueve a otros, teniendo en cuenta la confusión doctrinal y moral patentes en nuestra sociedad.  Veamos:

Con el testimonio y la palabra

«A los laicos se les presentan innumerables ocasiones para el ejercicio del apostolado de la evangelización y de la santificación. El mismo testimonio de la vida cristiana y las obras buenas, realizadas con espíritu sobrenatural, tienen eficacia para atraer a los hombres hacia la fe y hacia Dios, pues dice el Señor: "Así ha de lucir vuestra luz ante los hombres, para que viendo vuestras buenas obras glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mt 5, 16).

»Pero este apostolado no consiste sólo en el testimonio de la vida: el verdadero apóstol busca las ocasiones de anunciar a Cristo con la palabra, ya a los no creyentes para llevarlos a la fe; ya a los fieles para instruirlos, confirmarlos y estimularlos a una vida más fervorosa: "la caridad de Cristo nos urge" (2Co 5, 14), y en el corazón de todos deben resonar aquellas palabras del Apóstol: "¡Ay de mí si no evangelizare"! (1Co 9, 16).

»Mas como en nuestros tiempos surgen nuevos problemas, y se multiplican los errores gravísimos que pretenden destruir desde sus cimientos todo el orden moral y la misma sociedad humana, este Sagrado Concilio exhorta cordialísimamente a los laicos, a cada uno según las dotes de su ingenio y según su saber, a que suplan diligentemente su cometido, conforme a la mente de la Iglesia, aclarando los principios cristianos, defendiéndolos y aplicándolos convenientemente a los problemas actuales» (n.6).

Familias evangelizadoras

Un campo preferente de evangelización sigue siendo la familia y más en nuestro tiempo cuando muchos no encuentran el sentido del matrimonio y la fuerza para desarrollar una familia cristiana y ni siquiera en el orden natural según la voluntad de Dios.

En familia rezamos, nos reunimos en el templo, celebramos las fiestas que alegran cada semana. Somos coherentes con la fe y moral de la Iglesia en los trabajos, no dejamos esta fe fuera como quien deja a la puerta el sombrero o el paraguas. Eso lo hemos vivido y visto hace poco en la JMJ de Lisboa y en las anteriores; en los dos mil quinientos centros de ideario católico que ahorran al Estado más de cuatro mil millones de euros; en la acción educadora con los alumnos inscritos en clase de religión, más de tres millones; en la vitalidad de los movimientos; en las misas de domingos y festivos, muy participadas por las familias.

A esas familias cristianas se refiere también el Concilio sobre el apostolado de los laicos: «Los cónyuges cristianos son mutuamente para sí, para sus hijos y demás familiares, cooperadores de la gracia y testigos de la fe. Ellos son para sus hijos los primeros predicadores de la fe y los primeros educadores; los forman con su palabra y con su ejemplo para la vida cristiana y apostólica, los ayudan con mucha prudencia en la elección de su vocación y cultivan con todo esmero la vocación sagrada que quizá han descubierto en ellos» (n.11).

Aquella madre cristiana enseñó a una hija suya adolescente que había dejado de ir a Misa y de rezar, cuando salieron de compras y al pasar por la parroquia le propuso entrar para hacer una visita a Jesús sacramentado, sólo unos minutos, y la joven accedió a regañadientes. Al salir la madre le dijo con un poco de gracia: ¿Sabes por qué paso muchas veces a hacer una visita o a rezar? -Para que cuando me muera y me traigan a la Iglesia no se extrañe Jesucristo y tenga que decir ¿Y quién es esta, porque no la conozco, no la he visto por aquí?

Jesús Ortiz López

https://www.exaudi.org/es/evangelizar-con-mas-esperanza/

 

El Escorial eterno

El proyecto de Felipe II fue configurado por muchos hombres de ciencia, de conciencia, de cultura que imaginaron esta maravilla para asombro de la posteridad.

Entrenarse para contemplar

En un tiempo de viajes y prisas sentimos la necesidad de frenar tanta movida y sosegar el espíritu. Parece necesario fomentar la escucha y el recogimiento para centrar la atención y contemplar, algo que algunos dejan para los que se apartan del mundo. En realidad hay que entrenare para ver, escuchar, contemplar las infinitas manifestaciones de la belleza, el ritmo, el orden que enriquecen a la persona: no estamos hechos para la velocidad ni para el ruido sino para el sosiego y la armonía.

Quienes tenemos la dicha de visitar con frecuencia el Monasterio de El Escorial experimentamos en cada ocasión un crecimiento interior aunque no siempre seamos conscientes de ello. El proyecto de Felipe II fue configurado por muchos hombres de ciencia, de conciencia, de cultura que imaginaron esta maravilla para asombro de la posteridad.

A vista de pájaro se puede observar la perfecta armonía de la traza con los patios y claustros rodeando la basílica, según el diseño de Juan Bautista de Toledo y luego Juan de Herrera.

Monumento de fe y ciencia

Toda la ciencia de su tiempo se puso al servicio de una idea grande y universal para la gloria de Dios y asombro de los hombres. Sin fe sería imposible realizar esta maravilla y sin fe no se llega a entender el sentido de esta creación. De entrada el gran Patio de los Reyes en su austeridad pétrea representa a los hombres que durante muchos siglos buscado el infinito y sentido último de la historia. En realidad representa aquellos tiempos de la Alianza Antigua de Dios con el pueblo hebreo, que necesitaba libertad para liberarse de la esclavitud a manos de los egipcios y sus dioses. Moisés fue el elegido para encaminar al pueblo a través del desierto hacia la tierra prometida por ese Yahvé misterioso, omnipotente y exigente que espera respuesta confiada en su amor sin medida. Pasarían muchos siglos para que la humanidad pudiera aliarse con el único Dios vivo saliendo de la tentación frecuentar de un politeísmo que no puede salvar.

Los reyes de Israel reciben la mirada de los visitantes antes de entrar en la basílica donde reside el Rey de Reyes y Señor de Señores. Son los reyes de Judá: Salomón, David, Josías, Manasés, Josafat y Ezequías. 

La austeridad fría de la piedra se abre al esplendor de las pinturas que llenan todo el recorrido de abajo arriba, los frescos llenos de color, las escenas de la historia de la salvación, la cúpula que inunda de luz el templo, y la mirada se asombra ante el retablo que resume la vida de Jesucristo en su misterio de gozo, de dolor, y de gloria de los pintores Tibaldi y Zúcaro.

En el centro el tabernáculo atrae la atención por su belleza porque ahí está el Dios-con-nosotros, como sabemos los creyentes, obra de Jacomo di Trezzo. A los lados se encuentran los cenotafios del emperador Felipe II con sus esposas, y de su padre Carlos I con las suyas, todas sucesivas pues con frecuencia daban la vida a sus hijos y perdían la suya por las enfermedades. Son obra de Pompeo Leoni, al igual que las imágenes en bronce del retablo.

Debajo del altar se halla la cripta con los restos mortales de los emperadores, reinas, y descendientes, perfectamente integrada en la basílica, manifestando el tiempo ante la eternidad, las sombras ante la luz, la muerte ante la Vida. Por cierto, que también los grandes hombres sufren a lo grande como Felipe II en su larga enfermedad llevada con profundo sentido cristiano participando intensamente en la Cruz de Jesucristo, quizá para purificarse de sus pecados y ganar el Cielo. Ayudado por los religiosos jerónimos que le atendieron y administraron los sacramentos últimos. Sit transit gloria mundi.

Patio de los Evangelistas

Las guías de mano explican muchos detalles de este conjunto monumental de armonía sin igual entre ciencia y fe: la biblioteca magnífica, las salas capitulares, las capillas, la gran sacristía, y los patios. Vale la pena detenerse en el patio principal o de los Evangelistas diseñado como una síntesis de fe en Jesucristo el Salvador del mundo. El claustro bajo permite seguir muchas escenas pintadas sobre la vida de Jesucristo desde la Anunciación a María y la Encarnación hasta la Ascensión gloriosa y el nacimiento de la Iglesia con la venida del Espíritu Santo.

Cuando lo permite la visita nos podemos acercar al templete del centro, abierto y de proporciones perfectas, con las imágenes en piedra de los cuatro evangelistas, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, de los que toma nombre este patio. En realidad es el Patio de Jesucristo del que los Evangelistas escriben sus palabras de vida eterna y los obras de quien es la Misericordia en favor de todos los hombres.

Desde el claustro alto se puede ver en perspectiva el diseño de este patio con los cuatro estanques en las cuatro direcciones que representan los cuatro continentes conocidos hasta entonces, en cuyas aguas tranquilas y transparentes se refleja Jesucristo Redentor, el templete rematado por la cruz sobre la cúpula. Los dibujos trazados las plantas de boj elegante y duradero, que se amolda a las manos expertas del jardinero representan el paraíso regado por el proyecto salvador de Dios prometido a los proto parentes Adán y Eva, porque  Dios quiere salvar a todos. Era la promesa del Mesías, Jesús el Rey de reyes y Señor de Señores.

La regla aurea está presente en toda la construcción forjando la armonía perfecta de los materiales, los diseños, los patios, los jardines, las torres. Entonces el visitante ha descubierto que hay otro modo de encontrar el sosiego, el equilibrio personal, y la integración del arte, la ciencia, la filosofía y la fe en una de las grandes maravillas de la humanidad. El Escorial es una obra inmortal y por ello un puente para asomarse a la eternidad. 

Jesús Ortiz López  

https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/el-escorial-eterno/20240718004140049829.html

 

Francia reniega de sí misma

 

La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos 2024 ha sido un espectáculo en el que los deportistas parecían comparsas de tanta pompa, láser, y circunstancia. Lo peor ha sido el planteamiento de fondo con ofensas a la historia de Francia, a Europa y a la fe cristiana. No extraña que avance una oleada de indignación porque el deporte ha sido asfixiado por la pasarela y la ideología woke se ha metido con calzador, como si el deporte fuera plurisexual y el arte consistiera en promover la decadencia. Por todo ello Francia ha renegado de sí misma.

Obsesión anticristiana

Esa inauguración ha sido un escaparate al mundo en el que Francia ha perdido la ocasión de mostrar lo mejor de su cultura y no de chabacanería; en fe porque ha ofendiendo gravemente a los creyentes del mundo entero; y de su historia de santidad y libertad, borrada con alevosía.  Toda esa tramoya ha sido programada para ofender la fe cristiana y la conciencia de la mayoría creyente de Francia y del mundo. Esos valientes rompedores no se atreven a burlarse del islam o del judaísmo porque saben que su ofensa no quedaría sin respuesta de sangre.

La obsesión contra la cultura cristiana no cesa y duele más en un país de gloriosa tradición, una tierra de santas y misioneros (se han olvidado de santa Genoveva y de santa Juana de Arco), por una teatralidad excesiva y de mal gusto. Una inauguración fuertemente ideologizada que ha renunciado a la mejor historia de Francia.

Carros de fuego

Por contraste, he recordado la famosa película «Carros de fuego», de Hugh Hudson, sobre aquellos Juegos Olímpicos de 1924, precisamente en París, que supo destacar las cualidades de los deportistas, su compañerismo, el esfuerzo y la tenacidad, resumidos en ese «Citius, Altius, Fortius». Abrahams, Liddell y otros jóvenes tenían ambición y brillaron por su pasión en busca de la excelencia; hombres con principios y alta capacidad de sacrificio, con nobleza y superación de sus faltas: ellos fueron protagonistas y el deporte brilló como misión de unos jóvenes elegidos para la gloria. Ellos sí representaron a una sociedad bien distinta en la que los valores humanos no quedaron sofocados por los fuegos artificiales.

De las instituciones francesas, de los medios, y de los grupos cristianos en Francia debe salir la respuesta y exigir responsabilidades para borrar esta página negra de su pequeña historia sectaria en estos Juegos Olímpicos. Francia sale perdiendo por ese sectarismo contrario a la libertad, al juego limpio, y a la excelencia humana. Francia ha mostrado, y del peor modo, que se halla en un acelerado proceso de descomposición social, cultural y política, porque sus dirigentes reniegan de su historia.

Jesús Ortiz López

https://www.religionenlibertad.com/blog/534551879/Francia-reniega-de-si-misma.html