lunes, 3 de septiembre de 2012

El experimento de doña Cecilia


El eccehomo de Borja repintado por doña Cecilia Giménez tiene una lectura popular y comprensiva, aunque también tiene otra más culta y profesional.

Cómo estropear un Ecce homo
La buena voluntad de esta vecina del pueblo baturro no ha sido suficiente para acometer con éxito una restauración como Dios manda  y la imagen del  Ecce homo requiere. La buena vecina se ha visto superada por la empresa, sencillamente por exceso de confianza y falta de profesionalidad. Según  parece, ya había cogido los pinceles otras veces para plasmar algún paisaje, pero esta vez el rostro del Cristo doliente se le ha resistido, porque la proporción, las tonalidades, y la precisión de las formas requieren manos expertas. Ahora dos profesionales de la restauración artística (no confundir con la restauración de la nouvel cuisine) están evaluando los daños y dan alguna esperanza de verdadera restauración.

Preguntas sencillas
Este suceso invita a plantear algunas peguntas: ¿nadie advirtió a doña Cecilia que no estaba capacitada para acometer ese voluntarioso trabajo?, ¿quién le autorizó a dar semejante tratamiento a esa pintura mural?, ¿se sienten proporcionalmente responsables los fieles del mantenimiento de los templos que frecuentan?, ¿tiene algo que decir el párroco del lugar? Porque con este affaire tenemos nuestra peculiar serpiente de verano navegando por Internet, para chanza de medio mundo.

Sin embargo, debería servir como catalizador para valorar más el patrimonio histórico, artístico y documental de la Iglesia, para conseguir más patrocinadores, y recabar más ayudas de los fieles. Y, siempre, para que los administradores de la Iglesia sean más responsables, y no dejen los templos y las ceremonias litúrgicas en manos de aficionados, muy voluntariosos pero capaces de destrozar una obra de poco valor -el Ecce homo de Borja- pero también un tesoro de valor incalculable, como el Codex Calixtinus de la Catedral de Santiago de Compostela.

Aprender una lección
Estamos ante una desgraciada experiencia que deja en ridículo -al menos entre la gente culta y los profesionales- a una parroquia, a un pueblo, y a una diócesis española. Esto ha ocurrido con una pequeña obra artística pero también se ha dado con la dotación litúrgica de los tempos, y aun en la celebración de las ceremonias, dejadas a veces a la espontaneidad de unos y a la ignorancia de otros. Doña Cecilia, los experimentos se hacen en casita y con gaseosa.

Jesús Ortiz   
Doctor en Derecho Canónico



Link: http://www.analisisdigital.org/2012/09/03/el-experimento-de-dona-cecilia/ 

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