lunes, 5 de noviembre de 2012

Noviembre: el Cielo de verdad


           
            Ocurrió durante un mes de voluntariado en Nairobi, concretamente en un alojamiento para niños enfermos de las Hermanas de la Caridad. Aquel joven se quedó bloqueado pues nunca había visto nada igual, en cuanto a dolor y pobreza. Una de las religiosas le indicó « ¿Ves a ese niño de allí que llora? Ahora tómalo con cuidado y dale todo el cariño de que seas capaz». La criatura se durmió en sus brazos mientras lo besaba y arrullaba. Poco después acudió asustado a la hermana porque no respiraba, pero le dijo: «Ha muerto en tus brazos; y tú le has adelantado quince minutos el amor que Dios le va a dar por toda la eternidad». El muchacho declaraba después: «Entonces entendí tantas cosas: el amor de mis padres, el amor de Jesús…, y que el Cielo se gana en la tierra, cuando damos amor de verdad».

            En el mes de noviembre la fe católica se abre más a la realidad de la Vida eterna, que es mucho más que “el más allá”: algo bastante indefinido, útil para quienes no conocen a Jesucristo pero insuficiente para los creyentes. Porque la Vida eterna, dice el Compendio del Catecismo, empieza inmediatamente después de la muerte, mediante el encuentro purificador con Jesús, Juez y Hermano. El Cielo consiste en  la felicidad suprema y definitiva de quienes viven en comunión de amor con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo e interceden por nosotros. El Infierno es también una realidad terrible que consiste en el eterna separación del Amor de Dios; es el gran fracaso de la vida de una persona que ha abusado de su libertad y ha cristalizado en odio en vez del Amor. El Purgatorio es el estado de los que necesitan aún una purificación antes de entrar en la eterna bienaventuranza. Y añade el Compendio que los fieles que peregrinan aún en la tierra pueden ayudar a las almas del Purgatorio ofreciendo por ellos oraciones de sufragios, en particular el sacrificio de la Eucaristía,  limosnas, indulgencias y obras de misericordia[1].

            Como se puede ver, la fe en la Vida eterna está en las antípodas del Halloween, como culto ancestral a los muertos, devenido en baile de disfraces con la connivencia de los grandes almacenes. Los padres católicos enseñan a sus hijos a vivir cara a Dios, es decir, disfrutando del mundo sin disfrazarse o disfrazándose cuando les dé la gana, y sabiendo que la muerte no llega como cazador sino como encuentro con Jesucristo, el Amigo amado. Por ello, el católico no ve fantasmas, espectros en las almenas, ni apuesta por el esoterismo o la teosofía, pues tiene bien claro que más allá de muerte está aguardando el Dios Bueno y Justo, que da a cada uno según el peso del amor puesto en sus acciones.

            Ciertamente, desde la época de las cavernas los hombres han dado culto a los muertos: tenemos una fuerte aspiración a vivir más allá de la muerte y nos resistimos a caer en la nada. Los hombres intuyen que después hay una vida misteriosa llena de incógnitas. Sin embargo, decimos que la fe en Jesucristo encamina al Cielo, que es la plenitud de la persona -unidad de alma inmortal y cuerpo resucitado- con Dios. No somos números de la especie humana sino hijos queridísimos del Padre, que nos espera a cada uno cuando traspasemos con Jesucristo el umbral de la muerte.
            Al cumplirse cincuenta años del Vaticano II podemos recordar aquellas palabras de la Gaudium et spes (Con gozo y esperanza),18: «El máximo enigma de la vida humana es la muerte. El hombre sufre con el dolor y con la disolución progresiva del cuerpo. Pero su máximo tormento es el temor por la desaparición perpetua. Juzga con instinto certero cuando se resiste a aceptar la perspectiva de la ruina total y del adiós definitivo. La semilla de eternidad que en sí lleva, por ser irreductible a la sola materia, se levanta contra la muerte. Todos los esfuerzos de la técnica moderna, por muy útiles que sean, no pueden calmar esta ansiedad del hombre».

Jesús Ortiz


           




[1] Cfr. Jesús Ortiz López. Mapa de la Vida Eterna. Pamplona, Eunsa. 2012.

1 comentario:

  1. Entrevista en COPE sobre este libro al autor

    http://www.cope.es/player/id=2012111415290001&activo=10

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