Aquellos autobuses
ostentaban un sencillo cartel “Probablemente
Dios no existe“. La verdad es
que pecaban de modestos con ese “probablemente“ tan tímido pero a la vez tan corrosivo.
Una idea inquietante que sembraba la duda y robaba la esperanza.
Descubrir la otra
vida
Noviembre
es el mes de la esperanza pues volvemos la mirada a los que ya se marcharon ya
que nos sentimos unidos más allá de su muerte; aunque no se marcharon sino que
fueron llamados a recibir el premio de su vida en Dios, matiz de importancia
para no olvidar que estamos de paso en esta tierra maravillosa.
Desde las
cavernas los primeros humanos han respetado a sus muertos para que descansen en
paz, sospechando que probablemente se
volverían a encontrar al traspasar el umbral de su propia muerte. Dios y la
inmortalidad son los pilares de la esperanza humana que sostiene a cada persona
y a la sociedad. Vivir es esperar y morir es descubrir la otra vida, que el cristiano tiene el
privilegio de conocer con cierto detalle. Nos ha sido revelado que Dios es
Padre misericordioso, que Jesucristo ha venido al mundo para salvarnos del
pecado y devolvernos al Padre, y que el Espíritu Santo enciende en nosotros el
fuego de su amor.
El Cielo es
nuestra meta definitiva porque Dios quiere que todos se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad. Pero cada persona puede construirse su propio
infierno cuando se empeña libremente en destruir su esperanza y quizá robarla a
los demás. con autobuses, con rechazo de la inmortalidad y destrucción de la
moralidad. Son misterios de la verdadera libertad humana.
El ojo de Dios
La “Mesa de los pecados capitales“ de Jeronimus
Bosch sigue atrayendo visitantes al madrileño
Museo del Prado, en la muestra titulada “La belleza encerrada“. La mayoría de
europeos y occidentales recuerda quizá esas verdades de la fe aprendidas en la
infancia, mientras que los visitantes de otras culturas del extremo oriente
avivan su curiosidad sin entender probablemente
el mensaje ofrecido en esta singular obra de arte.
Como los
hombres nos fijamos más en lo negativo que en lo positivo esta tabla lleva ese
título aunque debería llamarse “El
ojo de Dios“, pues
representa la mirada de Jesucristo resucitado y Salvador del mundo sobre los
hombres que caen conscientemente en los vicos de soberbia, avaricia, lujuria,
ira, gula, envidia y pereza, representados con ingenuidad alrededor del ojo de
Jesucristo radiante de gracia. Se completa esta tabla con cuatro medallones en
los extremos representando la escatología católica, muerte, juicio, infierno y
cielo, como realidades ciertas y no solo probables.
Por si hubiera duda el iris con Jesucristo resucitado muestra unas palabras en
latín, “Cave, cave, Deus vidit“: ten cuidado, ten cuidado, porque Dios lo
ha visto. El mensaje es pues de advertencia un tanto amenazadora porque el Bosco no tuvo la plena
fe católica que armoniza la justicia y la misericordia de Dios , su exigencia y
su comprensión paternal. Jeronimus Bosch
no parece haber disfrutado mucho de la lucha deportiva del cristiano por ser
santo portándose como un buen hijo de Dios en Cristo, pues se quedaba más abajo
en una raquítica lucha por evitar los pecados.
La esperanza que
salva
En el Año
de la fe, Papa Francisco ha exhortado en le encíclica “Lumen
Fidei” a que los
creyentes “no nos dejemos robar la esperanza” en el contexto de la llamada universal a
la santidad, clave del Concilio Vaticano II y tarea capital en la nueva
evangelización; y antes Benedicto XVI en otra encíclica, “Spe salvi”,
sobre la esperanza cristiana invitaba en su a luchar con esperanza cierta por llegar
a la meta del Cielo o felicidad eterna gozando de la intimidad de Dios Padre,
Hijo, y Espíritu Santo, en compañía de la Virgen Madre, de los ángeles y de los
santos, unos pocos ya canonizados por la Iglesia ente aquella multitud de
creyentes que han vivido con fidelidad su fe, descrita por el Apocalipsis, de
toda nación, raza, pueblo y lengua. Ambos Pontífices coinciden en es preciso
cultivar la gran esperanza en Dios, sin dejarse robar la esperanza por nadie y
menos por unos autobuses ateos.
Jesús Ortiz López
Doctor en Derecho Canónico
http://www.analisisdigital.org/2013/11/04/no-dejarse-robar-la-esperanza/
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