Fe y sensibilidad
La Santa Sede acaba de presentar el documento «Ad resugendum
cum Christo» sobre la inhumación (enterrar
en la tierra o humus) o la cremación de los cadáveres: una invitación
a reflexionar sobre el destino que damos a los restos mortales de los
fallecidos. Hay aspectos de fondo y otros de forma, todos importantes.
De forma es que estas consideraciones están dirigidas
especialmente a los católicos que quieren vivir su fe y aceptar las enseñanzas
de la Iglesia, sin ponerse a la defensiva crítica ante sus exhortaciones. Y de
fondo es la fe en Jesucristo resucitado que ilumina toda la vida de los
creyentes en la tierra, así como la muerte y el tránsito a la vida eterna.
Las opiniones y la sensibilidad de cada uno son respetables,
lo cual no quiere decir que siempre estén acertadas. Para algunos tener las
cenizas de los padres bien juntas en la chimenea acompañadas de un bonito
florero es muestra de cariño y de buen recuerdo. Sin embargo no se puede
extrapolar como si fuera el mejor modo de rendir culto a los difuntos. Y habrá
que dedicar alguna reflexión sobre la costumbre cristiana y las repercusiones
para vida de fe. Porque esa custodia de las cenizas también la practican los
budistas, sintoístas y otras religiones. Y entonces tendremos que pensar ¿en
qué se diferencian las diversas religiones?, ¿acaso todas son equivalentes?,
¿nos apuntamos al supermercado de las religiones según el gusto y sensibilidad
de cada uno? Y esto en un ambiente hasta ahora cristiano.
Cómo va la fe en la
Resurrección
Desde los orígenes hombres han enterrado a los muertos
mediante sepulturas más o menos elementales, como bien saben los arqueólogos, y
cualquier persona que conoce las costumbres de los egipcios, de los íberos, o
de los incas. Lo extraño ha sido conservar las cenizas entre cuatro paredes.
Y sobre todo, la fe en la Resurrección de Jesucristo es
esencial para el cristiano, pues como escribe san Pablo a los corintios «si se
predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo es que algunos de
entre vosotros dicen que no hay resurrección de los muertos? Si no hay
resurrección de los muertos tampoco Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha
resucitado, inútil es nuestra predicación, inútil es también vuestra fe».
La Resurrección de Jesucristo es pues anticipo de nuestra
resurrección, y mientras tanto el cadáver que indudablemente se descompone ha sido
venerado en lugares sagrados específicos, como los cementerios, en tumbas,
nichos o columbarios, que pueblan la vieja Europa, y que estos días visitamos
como un acto de familia y de fe. De modo que aceptar estas indicaciones de la
Iglesia viene a ser como un test para
que cada uno y cada familia sepan cómo anda su práctica de la fe.
Ciertamente no sabemos los detalles de esa futura
resurrección, como de tantas otras cosas, pero sabemos que Dios es poderoso
para resucitar los cuerpos haciendo que el alma inmortal de cada uno vuelva a
informar la materia para volver a constituir una persona determinada con su
propio yo, alma y cuerpo. Los creyentes tenemos además esperanza segura en que Jesucristo lo ha
prometido y Dios cumple siempre sus promesas.
Si ahora se extiende
la cremación como medio más práctico y económico habrá que estar atentos para
no perder el sentido de fe en la resurrección y en la vida eterna. Y es de
agradecer que la Iglesia recuerde estas verdades -que también son accesibles al
sentido común-, en medio de una sociedad secularizada que pierde poco a poco,
con gestos aparentemente inocuos, sus raíces cristianas.
Jesús Ortiz López
http://www.religionconfidencial.com/tribunas/valor-cenizas_0_2813718628.html
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