Se cumple otro aniversario del
fallecimiento de san Josemaría Escrivá, en realidad su nacimiento para
el Cielo. Su vida ha sido un testimonio de la fidelidad al querer de Dios, un
hombre de gran corazón, enamorado de Jesucristo y de la Virgen María, y por eso
mismo lleno de caridad hacia todos. Y son miles las personas que le trataron el
esta vida, incluidos los no católicos y los no cristianos. También los
enemigos, que los tuvo, como ha ocurrido a la mayoría de los santos, pues sin
Cruz no hay santidad, que se prueba con las cruces que imponen otros hombres.
«Cristo no nos pide un poco de
bondad, sino mucha bondad. Pero quiere que lleguemos a ella no a través de
acciones extraordinarias, sino con acciones comunes, aunque el modo de ejecutar
tales acciones no debe ser común», decía el fundador del Opus Dei. Y
san Juan Pablo II le denominó el santo de lo ordinario, especialmente en
la solemne ceremonia de su canonización en Roma, en la plaza de San Pedro
abarrotada en aquella ocasión. Retrocediendo hacia atrás, en junio de 1946,
recién llegado a Roma, pasó la noche en oración desde la terraza de la vivienda
donde se alojó, con visibilidad a los apartamentos del Papa. Ese contraste
entre un hombre solo rezando y los miles de fieles de todo el mundo unidos
señala la fecundidad de la gracia en los santos.
Otro testimonio bien reciente es
la muerte de Teresa Cardona, fiel del Opus Dei, cuando empezaba el
traslado a Yamoussoukro para continuar una labor solidaria, encabezando un
grupo de jóvenes felices por ayudar a niños y remodelar una escuela. La noticia
ha sido muy difundida en los principales medios pues señala que hay muchos
jóvenes con valores dispuestos a darse a los demás. Son la esperanza de una
sociedad que anda escasa de valores y de principios. Son muchas las muestras de
solidaridad y condolencias, desde los Reyes y los políticos hasta las redes
sociales.
Finalmente, otro testimonio
conocido ha sido la beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri el mes
de mayo en Madrid. Su vida como profesional, investigadora y profesora, como
mujer solidaria siempre ya desde su labor en México, y como fiel del Opus Dei,
siempre disponible y alegre, levanta también la esperanza en un mundo
conflictivo, violento, y muchas indiferente a Dios y a las verdaderas
necesidades de las personas.
https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jesus-ortiz-lopez/tres-testimonios-de-la-fe/20190627005904028213.html
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