Dios tiene infinitos caminos para atraer a cada persona pues busca la felicidad concreta de cada uno. Unos tienen fe y son dichosos, si bien relativamente pues aún estamos en camino. Otros buscan a Dios, con más o menos ganas, y sufren cuando no encuentran respuestas vitales, principalmente al problema del dolor. Finalmente, otros no buscan a Dios y se emborrachan con algunos bienes terrenos, y son desgraciados. No hace falta ser Pascal para captar esta sociología del corazón humano.
El verdadero arte es una
manifestación de la belleza, siempre exigente y muchas veces angustioso. Con
razón se dice que es una ventana a la trascendencia, aunque no se sepa en qué
consiste ese superar el límite de lo vulgar.
Los poetas buscan a Dios aun sin saberlo: unos se conforman con
atisbar algo trascendente, otros exprimen su corazón y sensibilidad para
concretar la belleza en el Ser personal del Amor. Entre ellos podemos situar a
los poetas presentes en la obra titulada Antología de la colección Adonais
de Ediciones Rialp titulado «Dios en la poesía actual». Citaré
tan solo algunos de estos artesanos de la palabra: Carmelo Guillén, - director
de esta edición-, Rocío Arana, José Julio Cabanillas, Miguel D’Ors, Jaime
García-Maíquez y su hermano Enrique, Juan Messeguer, Inmaculada Moreno, Andrés
Trapiello, y otros de parecida categoría.
Prefiero transcribir san solo unos pocos versos sueltos de
algunos poemas suyos. «La Pasión según Bach»: Los oboes son pájaros cantores/
delicados frutos de la creación que lloran al Creador/ Los contrabajos surgen
de la tierra/ remueven los sepulcros por obra del Espíritu/.
J. García-Maíquez, «Historia de una mano»: Nunca tuve en mi mano más de
cinco segundo/ otras manos. Duraba como mucho un saludo…/ Tan solo cuando hablaba
con Dios, en el sillón/ oscuro de mi cuarto, alejado del mundo,/ de los más que
divinos sentimientos humanos,/ otra mano llegaba a entrelazarse fuerte/.
L. Alberto de Cuenca, «Plegaria de la buena muerte»: AHORA que la muerte no está
lejos/ (la verdad es que siempre estuvo cerca),/ y me hace cada vez más
carantoñas,/ me acuerdo -porque truena-, de los Dioses/ de mi infancia, los
Dioses de mis padres./
R.Adolfo Téllez, «Acción de gracias»: GRACIAS a quienes se fueron por
la vereda oscura/ y descansan junto a una pequeña cruz de arcilla./ A los
que duermen ya junto a un montón de soles muertos/.
C. Guillén. «Teníais razón»: (…) El caso es que no entiendo
ya este mundo/ sin esos dulces clavos que me afligen/ ni sin el pecho abierto,
siempre en sangre./
Como dice J.J. Cabanillas en la
presentación, no todos tienen un credo particular o la intención de hacer
poesía sacra, aunque sí se hacen preguntas sinceras sin detenerse en el dedo
que señala a las estrellas. Que no es poco.
Jesús Ortiz López
Varios autores. Dios en la poesía actual (Antología). Rialp
2018.
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