Redescubrir
el Pan y la Palabra
Muchas
familias se reúnen bien arregladas en estas circunstancias y siguen las
posturas propias de la Misa: así los más jóvenes comprenden mejor que otras
veces el valor que tiene para los padres creyentes. También muchos adolescentes
comprenden ahora que la Misa no es una obligación sino una necesidad para estar
cerca de Jesucristo. Algunas personas han manifestado que se saltan las
lágrimas a la hora de la Comunión por no poder participar sacramentalmente de
la Eucaristía.
Hay mucha autenticidad en las
familias que alimentan la fe también con las retrasmisiones en marzo desde
Roma, como el acto impresionante del papa Francisco orando con gran devoción
ante el Cristo del siglo XVI de la iglesia de san Marcelo, y luego bendiciendo
a la urbe y al orbe con Jesús-Eucaristía. Lo mismo en las excelentes
retransmisiones de la pasada Semana Santa como el Vía Crucis por una Plaza de
san Pedro vacía. Y también en las retransmisiones del Jueves, Viernes, y
Domingo de Resurrección. Para muchos ha sido la Semana Santa más intensa que
recuerdan ya que nada distraída de las ceremonias estando en primera fila.
Qué prioridades
Cuando nos encaminamos por fases y
semifases hacia el final del confinamiento -que ha limitado en exceso el
derecho a la libertad de culto-, estos meses de aislamiento quedarán grabados
como una oportunidad de volver al buen sentido con mayor decisión para marcar las
prioridades de la vida. Por ejemplo, entre otros muchos, se me ocurren:
- la importancia capital del
tiempo dedicado a la comunicación en la familia;
- la fe vivida con más
voluntariedad y hondura;
- la necesidad de la Eucaristía recibida
del ministro como un don y no como un autoservicio, y también la valoración de
la Confesión sacramental como un regalo que la Iglesia ofrece a los fieles;
- participar con más generosidad
en este tiempo de carestía al mantenimiento de la Iglesia a partir de la
parroquia y de las instituciones que mueven la caridad, el apostolado y las
vocaciones; son muchos los que están aumentado una suscripción para compensar
la falta de aportaciones en las Misas;
- el peso específico de la
amistad y la demostración práctica de la solidaridad privándonos de algo y del
propio tiempo para ayudar a los más necesitados; en muchos supermercados, como
bien sabemos, unos voluntarios recogen comida para tantas familias que se han
quedado sin recursos; y parece que tendremos que seguir haciéndolo durante
meses;
- comprobamos y damos ejemplos a
los pequeños de austeridad pues se puede vivir mejor con menos ayudando a los
pobres, y lanzando iniciativas para acompañar y vivir con sencillez y eficacia
muchas obras de misericordia;
Seguiremos con esperanza renovada las
palabras del Papa Francisco ante el Cristo de San Marcelo y la Virgen, Salus
populi romani: «Nos llamas a tomar este tiempo de prueba como un momento de
elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para
elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es
necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida
hacia ti, Señor, y hacia los demás».
Jesús Ortiz López
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