Está claro y a la vez muy oscuro. El Gobierno de Pedro Sánchez lanza el anteproyecto de ley que denomina Memoria Democrática, como un añadido a la ley de Memoria Histórica. La vicepresidenta Carmen Calvo lo acaba de anunciar.
Por lo visto corre prisa porque
hay que tapar de algún modo las varias vías de agua del Titanic de
Sánchez-Iglesias: 1) las peleas continuas entre unos ministros y otros, 2) la
compra de votos a separatistas y herederos de ETA al precio que sea, 3) la
pandemia que comienza a desbocarse de nuevo y los muertos que no aparecen, 4) el
rechazo de la Fiscalía General de Delgado de las querellas por la mala gestión del
Gobierno sobre la pandemia, 5) la indignación de las asociaciones de jueces
maniatados, 6) la economía camino del abismo, los ERTE y los ERE, la subida de
impuestos, 7) cómo maquillar las exigencias de la Unión Europea para soltar
algunos millones de euros, 8) el interesante caso Dina-Iglesias que es preciso
esconder, 9) los 80 millones de la anterior Junta de Andalucía del PSOE a una
empresa tapadera para pagar amistades, 10) sin olvidar los 800 millones de los
ERE de esa Junta sustraídos a los trabajadores. Y más, pero no pasemos de esta
decena de escándalos. No pasa nada si alguno considera que consignas esto es
extremismo.
Doña Carmen Calvo tiene una cara
para hablar con la Iglesia y otra cara habitual para machacarla, en la medida
de sus posibilidades, que no son tantas a largo plazo. Desde el Gobierno del
que es vicepresidenta se plantea «un proceso de reflexión» sobre todas las
cuestiones que tienen que ver con el Valle (cabe todo como en cajón de sastre).
Esa reflexión significa «explicar el significado del monumento» y considerar
que «la cruz es uno de los símbolos fundamentales del nacionalcatolicismo».
Para dar explicación de ello utilizarán los cauces habituales de TVE y cadenas
afines de televisión y emisoras subvencionadas. Sin olvidar artistas,
tertulianos, escritores, y amigos de siempre. A medio plazo se establecerá «el
conocimiento de la historia y la memoria democrática española y la lucha por
los valores y libertades democráticas» a través de la educación. Un plan completo
nuevo pero antiguo.
Nuevo descubrimiento sobre la
cruz
No ocultan que el objetivo
primero es avanzar en el adoctrinamiento de los ciudadanos, mostrar signos
fuertes que cambien la percepción del Valle de los Caídos, en primer lugar
convirtiéndolo en un «cementerio civil». Y por tanto sobran los benedictinos
que sostienen el culto en el recinto sagrado y abren sus puertas a grupos
cristianos o no cristianos en la hospedería tan valorada por la gente.
Contentará mucho a la clientela del populismo y a los anticlericales ver a los
frailes salir del lugar, reproducido durante horas en televisión. Aunque hay
mucho más: el objetivo final es volar la Cruz -delendam esse Crucem- porque
ellos han descubierto que es «un símbolo del nacionalcatolicismo»: gracias porque
desde hace veinte siglos de cristianismo el mundo entero no se había dado
cuenta de ello.
Acabar con la Cruz es un paso
importante en la descristianización de España y para sustituir la convivencia
por el enfrentamiento, la caridad cristiana por el odio diabólico, con la
complacencia de una parte minoritaria de la sociedad actual adoctrinada por el
Gran Hermano. Dos preguntas finales: ¿quiénes están detrás de Pedro Sánchez?,
¿dónde estará este Gobierno mastodóntico dentro de pocos años?
Jesús Ortiz López
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