viernes, 22 de marzo de 2024

La eterna pregunta sobre Dios

Dios no queda tan lejos según el novedoso libro de los ingenieros franceses Olivier Bonnassies y Michel-Yves Bolloré. Se ha publicado en castellana con el título «Dios, la Ciencia, las Pruebas» que trae a la actualidad la eterna pregunta ¿Dios existe?[1]. Un planteamiento semejante encontramos en otra obra también reciente de José Carlos González-Hurtado, «Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios»[2].

Estos autores piensan que el desarrollo actual de las ciencias proyecta luz sobre la existencia de un creador infinitivamente inteligente que explica la existencia del universo. Consideran que ya es “casualidad” que aparecieran los primeros elementos de la materia y mucha más “casualidad” que se hayan dado las condiciones para que la vida exista, y que la tierra sea el balcón del universo, con unas condiciones óptimas para la vida y la observación del más allá.

Buscando porqués

La pregunta eterna ¿Dios existe? es naturalmente humana porque buscamos los porqués de las cosas, las razones de su existir, y las causas que lo hacen realidad. Son cuestiones universales aunque la mayoría de las veces no se hacen explícitas sino implícitas ante los sucesos, los accidentes, el secreto de la vida o el misterio de la muerte.

A partir de esa búsqueda las ciencias buscan las causas según su parcela de la realidad y el método propio de cada una pues no es el mismo para la genética que para la astrofísica, para la historia o para la teología. Precisamente la filosofía busca las causas últimas de cada realidad y de todo en su conjunto, con su método propio a partir de los hallazgos de las ciencias empíricas, como la física, la psicología o la sociología.

Las ciencias humanas aportan datos y conclusiones pero no pueden demostrar absolutamente la existencia de Dios, pues se quedan a las puertas, ya que Dios no es objeto de experimentación científica, precisamente por no ser material y estar “fuera del mundo”. Tarea de la filosofía es recoger las aportaciones de los científicos y los desarrollos racionales para dar el salto de los fenómenos a su fundamento último. Los científicos comprueban que el espacio, el tiempo y la materia no tienen en sí la razón de su ser, y apuntan más bien a que tienen un origen y un final, siendo esta precisamente la pregunta filosófica:  ¿Hay una causa eficiente capaz de fundamentar ontológicamente la realidad y dar razón suficiente a nuestra inteligencia? ¿o quizá todo es producto del azar?

Buscando el fundamento

El filósofo encuentra que cada cosa no tiene en sí misma su fundamento porque ha sido causada “desde fuera” de sí misma, y que el azar o la casualidad pospone la cuestión sin resolverla; no hay que detenerse en el dedo que señala (las ciencias empíricas) sino mirar a la luna.

Insistamos en que esa eterna pregunta es una cuestión vital pues toda persona se la plantea tantas veces ante el milagro de la vida, de las leyes del universo, de la condición espiritual del ser humano, del sentido de la vida, del más allá de la barrera de la muerte, del reencuentro con los seres queridos, del valor del amor, y un largo etcétera. Siempre cabe permanecer en la duda como hace el agnosticismo falto de impulso o valentía para plantear en firme las últimas preguntas. Porque la respuesta a la existencia de Dios afecta a la vida personal, al sentido religioso, a la ética y a la sociedad. Si Dios existe yo no puedo vivir como si Dios no existiera.

La importancia vital de la pregunta desemboca en la verdadera cuestión más allá de la existencia de Dios que es precisamente la naturaleza de este Ser supremo, su realidad trascendente no mezclada con el mundo, su carácter absoluto y personal, su inteligencia y su voluntad, su verdad y su amor. Esto sí que es definitivo y decisivo para la vida de cada persona y de las relaciones con el prójimo así como la configuración de la sociedad.

Quién es Dios

En suma, es importante la pregunta sobre la existencia de Dios como ser supremo y ésta desemboca en quién es Dios, cuál es su realidad, qué me pide, y qué relación puedo tener con él. Y así entramos en el ámbito de la religión como relación confiada con Dios que habla y espera respuesta, que quiere el bien de cada persona y que concede sus dones a quienes se le acercan con humildad.

Esta es la visión judeocristiana de la religión, de la antropología humana, del sentido de la vida, y de la llamada a colaborar con Dios personal en la perfección del universo creado en estado de desarrollo. Demos gracias por tanto a los avances de las ciencias empíricas, a las técnicas que facilitan la vida, al desarrollo de los derechos humanos, y a las respuestas de la filosofía que siguen buscando la verdad inagotable, porque el hombre es siempre más.  

Y José Carlos González-Hurtado, afirma que «vistas las evidencias científicas que se acumulan en la física y en la cosmología, en las matemáticas o en la biología, la mayoría de los científicos son teístas o religiosos, que viene a corroborar el dicho de que, «cuanto más ciencia, más Dios».  

 Preguntas y respuestas

Bienvenidas sean esas obras sobre la eterna cuestión de la existencia de Dios, señal de que siempre es actual la pregunta sobre la causa de todo cuanto existe; las ciencias experimentales responden según su método propio y la filosofía de acuerdo con el suyo:  son dos planos distintos. Se refieren siempre al recto uso de la razón que piensa sobre la realidad y su sentido para el hombre: el eterno preguntón sobre el cómo y los porqués del mundo.

El libro de González-Hurtado presenta muchas evidencias alcanzadas por el desarrollo extraordinario de las ciencias en los dos últimos siglos. Y cita a muchos científicos que se declaran teístas ante los hallazgos científicos y por convicción racional. Unos son más conocidos por el público y otros principalmente por los científicos, como vemos a continuación.

«Toda persona que se interese seriamente por la ciencia, cualquiera que sea su campo de estudio, leerá la siguiente inscripción sobre la puerta del templo del conocimiento: “Cree”. La fe es una característica de la que no puede carecer el científico». Max Planck.

«El material de ADN ha mostrado, por la casi increíble complejidad de las disposiciones que son necesarias para producir la vida, que una inteligencia ha tenido que estar involucrada». Antoy Flew.

«La teoría de que la vida ha sido creada por una inteligencia es tan evidente que uno se pregunta por qué no es comúnmente aceptada. Las razones son más psicológicas que científicas». Fred Hoyle.

«Cuando más trabajo con los poderes de la Naturaleza más siento la benevolencia de Dios hacia el hombre y estoy más cerca de la gran verdad de que todo depende del Creador y Sostenedor Eterno». Guillermo Marconi.

Encuentro de fe y razón

Se han cumplido veinticinco años de la encíclica Fides et ratio de Juan Pablo II en la que aborda la relación entre la fe y la razón, no como dos realidades distintas sino como el uso de la inteligencia a partir de los hechos conocidos, bien por la experiencia o bien por la recepción de la revelación; en ambos casos es la misma razón que camina paso a paso desde el análisis de los fenómenos hasta su fundamento. Por eso hablaba Juan Pablo II sobre la «circularidad entre fe y razón»,  algo que se entiende cuando no hay prejuicios o esquemas mentales rígidos. Y añadía que son como las dos alas por las cuales la inteligencia se remonta al conocimiento de la verdad.

No sorprende que los últimos pontífices aborden también las relaciones entre la fe y la razón. Así Benedicto XVI presentaba el encuentro entre fe y razón que responden a la pasión del hombre por la verdad de las cosas y de su propia existencia. Y añadía que ese encuentro se realiza en la forma de relación personal con la Verdad en la Persona de Jesucristo: no es solo su doctrina y su ejemplo, ambos luminosos y aceptables sino que Él es la Palabra eterna del Padre que conocemos en plenitud por revelación pero que la razón profundiza y relaciona mediante la teología.

El papa Francisco también ha escrito sobre ello en la encíclica Lumen Fidei, a cuatro manos ha dicho, porque la había empezado Benedicto XVI y él la ha terminado; en ella denunciaba que algunos han utilizado la ciencia y su verdad como instrumento de dominio sobre otras personas. En cambio, ha invitado a descubrir y transmitir la buena noticia, el Evangelio de Jesucristo que no es solo fe y piedad sino razón de la vida de todo hombre como buscador del infinito y allí va a encontrar a Dios.

 

Jesús Ortiz López

 

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[1] Dios-LaCiencia-Las Pruebas. Olivier Bonnassies-Michel-Yves Bolloré. Ed Funambulista.

[2] Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios. José Carlos González-Hurtado. Voz de Papel, Madrid, 2023.

 

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