viernes, 27 de abril de 2012

ANTROPOLOGÍA DIARIA


Presentación del Autor para este libro tan original


            Con frecuencia oímos decir que muchos problemas actuales tienen su origen en una idea extravagante del hombre. Ese hombre que la antropología estudia sistemáticamente como ser espiritual en busca de las causas últimas y principios esenciales de su actividad específica. Cada persona posee una dignidad irreductible, vale por lo que es y no por lo que tiene, y aspira libremente a trascenderse: Todos  los hombres desean saber, decía Aristóteles.

            El título Antropología diaria hace referencia al quehacer diario de cada uno con esas profundas convicciones acerca del sentido de la propia vida y de la historia. En primer lugar esta Antropología diaria quiere subrayar las ideas que cada uno sostiene a diario en el trabajo, en la familia, y en la sociedad. Y en segundo lugar, quiere destacar que la opinión pública, expresada en los diarios impresos o digitales, está llena de noticias y debates que es preciso analizar críticamente a fin de orientar las posturas personales.

            Todos queremos influir en la opinión pública y configurar un ambiente más humano. Sin embargo no siempre sabemos escribir una carta al periódico, expresar una opinión por teléfono, e incluso participar en un coloquio en la universidad. Y esto también se puede aprender, cuando  uno está convencido de que las ideas cristianas básicas enriquecen mucho la vida en sociedad. He pretendido enfocar con claridad y un lenguaje vivo -incluso coloquial  o desenfadado- acontecimientos destacados principalmente en España durante la primera década del dos mil, cuando empieza el nuevo milenio. Los títulos quieren ser expresivos de la idea que presentan ante la opinión pública.

            Se trata de una selección de algunas cartas y artículos breves publicados en la prensa escrita o digital, que traerán a la mente del lector temas y sucesos de la pequeña o no tan pequeña historia diaria, apoyados a veces en datos interesantes que no conviene olvidar, citando hechos y personas que han sido protagonistas durante estos importantes años. Con el tiempo cambian algunos personajes relevantes en la vida social y política, pero las ideas, más o menos acertadas, tienden a permanecer. Y por ello sigue abierto el diálogo entre unas posturas y otras sobre el tipo de sociedad que deseamos.    

            Consignar en estas páginas la fecha, de más reciente a más antigua, y a veces el medio de la publicación tiene su interés para captar la oportunidad de los argumentos y el tono de la exposición. Con el paso del tiempo lo accidental puede variar aunque considero que no es así en lo sustancial: esas cartas repiten ideas porque la batalla en la opinión pública implica mucha constancia aplicada a cada momento social y legislativo.

            Los lectores de esta obra podrán recordar el debate sobre la vida humana o sobre el matrimonio, sobre las libertades cívicas o hechos de la vida política, y  también noticias sobre la Iglesia y la fe que propone. Y todos ellos a partir de sucesos puntuales que no dejan de tener interés con el paso del tiempo, porque se refieren a cuestiones permanentes; de ahí que al final de cada texto figure la fecha en que ha sido publicado.

            El contexto vital de estos escritos a la opinión pública tiene en cuenta la secularización o alejamiento de Dios, y en concreto el laicismo invasor que niega a la fe su lugar en la vida social y en las instituciones. Desde esa perspectiva se puede entender mejor el contenido y el tono de las diversas intervenciones, en un intento -más o menos acertado- de aplicar los principios de la Doctrina social católica.

            El autor participa del sentido cristiano de la vida y ha expresado libremente sus propias opiniones, que no se pretenden ser compartidas ni tienen la garantía de ser plenamente acertadas. Tan sólo son un ejemplo sobre cómo participar en la opinión pública defendiendo los valores humanos y cristianos. Si algo molestara, el lector puede rechazarlo, aunque reconocerá la buena intención del autor y su deseo de defender una idea correcta del ser humano, es decir, una antropología razonable abierta a la trascendencia y a la fe cristiana.

Javier Ortigosa Lezaun




1 comentario:

  1. Mac Luchan: el medio es el mensaje. Sí, pero importa el medio y el mensaje

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