jueves, 3 de octubre de 2013

Anna no quiere abortar

Quedan pocas semanas para que se tramite la reforma de la ley del aborto que se ha llevado por delante la vida de 120 mil criaturas en el último año, y ha dejado un sufrimiento permanente en las mujeres que cayeron en la tentación de abortar  quedándose solas con su pesar. El Ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, lo sabe y quiere remediarlo porque defiende la vida. Que así sea.

Mucho se habla del derecho de la mujer a decidir su embarazo y mucho se ignora la realidad, más humana y matizada de esas madres que luchan contra su tentación de abortar. Muchos utilizarían el drama humano de una mujer de treinta y cinco años, embaraza de un hijo no previsto, y abandonada ahora por su amigo actual que la impulsa a abortar dejándola sola para no complicar más el matrimonio con su verdadera mujer.

La realidad, no la manipulación ideológica abortista, es que esa mujer no quiere abortar, se arrepiente de haberlo intentado y decide escribir al el Papa Francisco, contando su caso a pesar de llevar años sin practicar. En realidad porque la fe recibida de pequeños nunca se abandona del todo y aflora en los peores momentos de la vida alejada de la Iglesia.

Anna espera ingenuamente que algún funcionario de la Curia Romana escuche su llamada de socorro y al menos rece por ella, aunque el abismo de la cultura de la muerte. Y resulta que el funcionario, nada anónimo, hace llegar la carta al Papa y éste toma cartas en el asunto llamando a la mujer. Al principio ella cree que es una broma pero, por los datos que le da sólo conocidos por ella y su familia, y la voz argentina de Francisco aunque sea en italiano, le confirma que está hablando con el Papa; le dice que no ocurrirá que el niño quede sin bautizar porque él mismo se presta a hacerlo con ella y la familia, además de que cualquier sacerdote también lo bautizaría, puesto que los hombres de clergyman, sotana o hábito no son como los presentan las películas y las novelas maliciosas. El Cielo está abierto para Anna porque su hijo será bautizado cuando nazca en primavera, nada menos que por el Papa Francisco, y por decisión de ella se llamará Francisco si es niño. Estos meses  Anna recuerda muy bien que el Papa le dijo que “los cristianos no nos debemos dejar robar la esperanza”. Esto pasa en el Año de la fe.

Jesús Ortiz López
Doctor en Derecho Canónico



http://www.analisisdigital.org/2013/10/03/anna-no-quiere-abortar/

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