Invierno demográfico
Los datos
precisan el alcance de algunos problemas de las familias europeas que invitan a
la reflexión activa y responsable para defender la familia en tiempos de
crisis. La vieja Europa no quiere tener hijos, lo cual no es señal de
desarrollo sin de invierno demográfico, a diferencia de otras culturas “menos
desarrolladas” pero con más esperanza, como ocurre en África y en el ámbito
musulmán.
En concreto
el índice medio de fecundidad de la UE es 1,58 cuando la forma de garantizar el
reemplazo generacional es teniendo 2,3 hijos por mujer. Pero ningún país
europeo llega a esa cifra, que en España es de 1,32. Además el número de abortos
en Europa asciende a más de un millón anual, siendo España el tercer país
después de Francia y el Reino Unido con 112 mil al año. El resultado es que la
edad media de la población europea en 2013 es de 41,9 un poco por encima de
España. El reemplazo generacional no podrá darse en muchos años, pero ¿qué nos
importa con los problemas que ahora tenemos? Una vez más lo urgente no nos
permite ver lo importante, y las cabezas pensantes ideologizadas y a lo suyo.
Preparando el futuro
En Roma se
desarrolla estos días el Sínodo extraordinario sobre la familia porque la
Iglesia sabe unir el pasado, el presente y el futuro. Después, en el año 2015,
tendrá lugar el Sínodo ordinario a fin de presentar ideas y comportamientos
para la familia como institución necesaria para vivir en sociedad. La opinión
pública se centra muchas veces en algunos problemas de las familia con
dificultades aunque puede ocurrir que lo árboles no nos dejen ver el bosque
Desde la fe
católica y la misma razón la realidad del matrimonio y la familia es anterior a
cualquier cultura y sociedad, pues nace en el origen mismo del hombre y la
mujer. Además el sacramento del matrimonio enriquece esta institución natural
con dones de Dios para ser fuerte y desarrollar su innata unidad e indisolubilidad.
Las propuestas pastorales que se estudian en ambos sínodos serán aplicadas
según los problemas de cada cultura y en continentes diversos.
Por eso
mismo estos Sínodos quieren dar luz a las conciencias acerca del matrimonio, de
la fidelidad tan valorada pero tan escasa en la sociedad, y de los problemas
actuales de desarraigo para curar tantas heridas, presentando por ello con
claridad la antropología que encamina a la felicidad de las personas y al bien
común porque responde a la naturaleza. No se agotan las propuestas en problemas
parciales como la comunión de católicos divorciados y casados civilmente; las
ayudas a la maternidad y a las madres solteras; los problemas que plantean
determinadas culturas sobre la poligamia, los matrimonios forzados, los abusos
o el maltrato contra las mujeres.
Sin la
convicción de fe que descubre la vocación a la santidad en el matrimonio, lo
cual supone ejemplaridad, fortaleza y mucha generosidad con la gracia de Dios,
no podrán resolverse problemas concretos. Sin referencia a la vocación y misión
del matrimonio cristiano faltarían anclajes seguros para la esperanza y se
ofrecerían placebos en lugar de tratamientos eficaces para la salud espiritual
de los hombres y mujeres.
No hay recetas generales
Si atendemos
al problema concreto -uno entre tantos otros y no en todos los continentes- de
los divorciados vueltos a casar civilmente, la Iglesia no puede actuar
ofreciendo recetas generales, como dispensar la Eucaristía a la ligera, al
igual que tampoco lo hace para todos los fieles, sin pedirles las disposiciones
necesarias de comunión y gracia de Dios. Los sacerdotes tienen experiencia de
que cada caso es distinto y cada persona vive de manera única sus aspiraciones
y su fe.
Porque la
Iglesia no quiere poner barreras a nadie sino promover el encuentro con el Dios
real tal como se manifiesta en Jesucristo y en la Iglesia como camino de
salvación, porque Dios quiere que todos sean salvos y vengan al conocimiento de
la verdad.
En
importante no caer en el victimismo de echar las culpas a los demás e incluso a
la misma Iglesia, que actúa como experta en humanidad. Ahora se dispone a
estudiar la pastoral de la familia
frente a los nuevos desafíos y anunciar una nueva primavera para la familia,
basada en la madurez humana y la santidad personal.
Jesús Ortiz López
http://www.religionconfidencial.com/tribunas/familia-vieja-Europa_0_2366763320.html#
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