Aun resuena la música de los villancicos que hemos cantado en Navidad. Ese amplio período recién terminado se ha enriquecido con estos cantares-oración que son arte popular de tradición mediterránea especialmente. Tanto las melodías variadas y sencillas, por lo general, como las letras son manifestación de fe más profunda de lo que parece: hay piedad, gracia, y teología.
Son oración en que interviene el texto, la poesía, la
música, el sentimiento y la doctrina más o menos popularizada. Incluso la
audacia de muchos villancicos al tratar con desparpajo a la Virgen -se está
peinando entre cortina y cortina- como con san José -le ha roído los
calzones- muestran la familiaridad con la Sagrada Familia y la buena
noticia del nacimiento del Salvador.
De este modo los católicos entendemos mejor la
Humanidad de Jesucristo y nos adentramos en la divinidad de su Persona. Quizá
en otros ámbitos cristianos no expresan la fe de esta manera como ocurre en el
ámbito luterano o de otras confesiones, incluida la Ortodoxia. Por eso
benditos sean los villancicos que además cantamos en familia expresando lo
mismo los niños y los abuelos que saben transmitir la fe.
Me referiré tan solo a la letra tan conocida de
algunos villancicos populares pues muestran una fe auténtica que va del corazón
a la cabeza y viceversa.
(…) «Marinero ¿adónde vas?/ Deja tus
redes y reza/Mira la estrella pasar./Marinero. Haz en tu barca un
altar/ Marinero, marinero/ Porque llegó Navidad/Caminante,
caminante/Deja tu alforja llenar/Caminante, caminante/ Porque llegó
Navidad» (…) (JL.Perales Villancico dedicado a Aldeas
Infantiles)
El tamborilero popularizado por Raphael es otra muestra de
porqué celebramos la Navidad: «El camino que lleva a Belén/ baja hasta
el valle que la nieve cubrió;/ los pastorcillos quieren ver a
su Rey,/ le traen regalos en su humilde zurrón,/ al
Redentor, al Redentor. / Ha nacido en un portal de Belén, el Niño Dios! (Y la
siguiente estrofa) Yo quisiera poner a tus pies/ algún presente que te agrade, Señor,/ mas Tú
ya sabes que soy pobre también/ y no poseo más que un
viejo tambor./ En tu honor frente al portal tocaré/ con mi tambor!»
«Campana sobre campana/ Y sobre campana dos, asómate a
la ventana,/ porque está naciendo Dios». Este último verso tiene
buena teología porque Dios sigue naciendo, en Navidad y para siempre hasta el
fin de los tiempos.
¿Y qué decir del cariño que muestra este otro? «Ay
del chiquirritín, chiquirriquitín/ metidito
entre pajas,/ Ay
del chiquirriquitín, chiquirriquitín/ queridí, queridito del
alma»
En un mundo con tanta violencia la llamada a la paz -que
solo Dios puede dar- resuena en muchos villancicos: «Noche de paz,
noche de amor:/ llena del cielo un resplandor;/ en la altura resuena un
cantar:/ os anuncio una dicha sin par,/ en la tierra ha
nacido Dios,/ hoy en Belén de Judá».
Otro valor de los villancicos populares es el reconocimiento
de las diversas riquezas de regiones y países, por ejemplo, «Fum, fum, fum»
o Los campanilleros: «En la noche de la Nochebuena,/bajo las estrellas y
por la “madrugá”/ los pastores, con sus campanillas,/ adoran al Niño
que ha nacido ya./ Y con devoción…/ van tocando zambombas, panderos,
cantando las coplas al Niño de Dios».
La devoción popular, la fe teologal, y la liturgia se aúnan
en el universal
latino «Adeste fideles/ laeti triunfantes./Venite, venite/
in Betlehem./ Natum videte/Regem angelorum./ Venite adoremus,/ venite adoremus,/ venite adoremus, Dominum».
Con estos mimbres los creyentes podemos mirar con provecho
espiritual los belenes, rezar a Jesús, a María y a José
para que nos ayuden y protejan, a la vez que pedimos perdón, paz y
alegría.
Es la invitación del Papa Francisco: «La Sagrada
Familia de Nazaret representa "una respuesta coral a la voluntad del
Padre”: ellos se ayudan recíprocamente a realizar el proyecto de Dios, rezando,
trabajando y comunicándose. "Que ellos sean modelo para nuestras familias,
a fin de que padres e hijos se sostengan mutuamente en la adhesión al
Evangelio, fundamento de la santidad de la familia”.
Jesús Ortiz López
https://www.religionenlibertad.com/blog/356064555/El-arte-de-los-villancicos.html?preview=1
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