No quisiera
quitar importancia a los momentos que estamos viviendo pero sí dirigir la
mirada a los hechos del Pontificado del Papa teólogo humilde servidor en la
Viña del Señor. Pero también en estos “momentos
históricos“ merecen ser
subrayado los actos de cada jornada del gobierno pastoral en y desde el
Vaticano, pues también son históricos.
En este
sentido deseo resaltar aquí algunos logros de mayor calado durante el
pontificado de Benedicto XVI que podrían pasar ocultos porque no parecen asuntos
urgentes para los hombres de hoy. En primer lugar el Santo Padre ha recuperado el sentido de Dios y Padre creador que
implica al hombre en el desarrollo ecológico del mundo, a partir de su
conciencia de criatura e hijo de Dios. Cuando la modernidad podría hundirnos en
el hoyo profundo del nihilismo, el
hombre que sabe su posición en el cosmos será una barrera a las ideologías y al
materialismo.
Otro gran
capítulo de este pontificado podría ser su empeño por recuperar la importancia de la adoración y respeto al Dios Grande que atrae todas las cosas suaviter et fortiter, pues cuenta con la
libertad responsable de los hombres, y las estructuras a favor del bien común que
puede crear una sociedad abierta.
Benedicto
XVI ha contribuido decisivamente al mejor
desarrollo de la liturgia como adoración a Dios, como auténtica vivencia religiosa
al cien por cien, y por ello con capacidad para dignificar a la Iglesia y a los
creyentes. Concretamente, este Papa se ha esforzado por vivir y explicar el porqué de celebrar con el Crucifijo en
el altar, con la conciencia de que el sacerdote y los fieles que salen al
encuentro de Cristo que viene cada día. Ha destacado con hechos la importancia
de disponer el altar, los ornamentos, y las ceremonias de modo que resalten
mejor el sentido de amor y adoración a Dios, sin vulgarizar la liturgia, en
plena sintonía con el Concilio Vaticano II.
Finalmente,
nuestro tiempo necesita mucha esperanza para salir del pozo en que se medito la
modernidad cuando excluye a Dios de la vida de la sociedad. La encíclica Spes salvi es una luz ilusionante para
mostrar que las pequeñas esperanzas humanas no salvan, pues sólo en Dios reside las Esperanza. No
son las ideologías quienes salvan sino la verdad sobre Dios, la Creación y el
hombre tal como se nos ha revelado en el proyecto histórico y universal de salvación
ofrecido por Jesucristo.
Jesús Ortiz López
http://www.religionconfidencial.com/tribunas/081848/historico-benedicto-xvi
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